La crisis humanitaria provocada por el conflicto de Ucrania se está agravando en Moldavia y sus fronteras con Ucrania. La ciudad fronteriza de Palanca se está convirtiendo, en uno de los puntos más complicados por la gran afluencia de refugiados que llegan huyendo de la guerra. Ésta es sólo una de las fronteras de Moldavia y Rumanía en las que trabaja el equipo de emergencias de Acción contra el Hambre.
“Si el conflicto en Odesa (ciudad estratégica del sur de Ucrania, de un millón de habitantes) se intensifica, llegarán todavía más refugiados a esta frontera y la situación puede empeorar muchísimo”, comenta Noelia Monge, responsable del equipo de emergencias de Acción contra el Hambre. “Las condiciones son cada vez más precarias, ya no hay sitio en los centros de refugiados transitorios y, además, no para de nevar. Vamos a empezar a instalar letrinas y distribuir mantas”.
Moldavia, con 2,6 millones de habitantes, es uno de los países más pobres de Europa y el vecino de Ucrania que más refugiados está recibiendo con relación a su población (cuatro por cada 100 habitantes). Por sus fronteras han entrado más de 250.000 refugiados y alrededor de 100.000 todavía permanecen en sus centros de tránsito. La delicada situación en la ciudad ucraniana de Odesa (la tercera del país) puede acabar desestabilizando dramáticamente a Moldavia.
El trabajo en las fronteras moldavas y en los centros de refugiados
El equipo de emergencias de Acción contra el Hambre está operando en Moldavia y sus fronteras con Ucrania desde hace más de una semana, y tras una primera evaluación de necesidades humanitarias, está trabajando en dos líneas de actuación: en las fronteras de Moldavia con Ucrania y en los centros de acogida de refugiados del país.
“En la frontera vamos a trabajar en ambos lados, en el ucranio y en el moldavo”, añade la responsable del equipo de emergencias de Acción contra el Hambre, “en ambos lados hay una zona de espera de los refugiados donde vamos a instalar una carpa en la que vamos a dar servicio a quienes esperan para cruzar a Moldavia y a los que ya en Moldavia esperan a ser ubicados en algún centro. En estas áreas instalaremos calefacciones (hace muchísimo frío), sillas (ahora esperan de pie), y daremos comida caliente y bebida, además de habilitar un espacio para lactancia materna”.
Colaboración con organizaciones locales
Una de las claves del trabajo de emergencias de Acción contra el Hambre, es operar con organizaciones locales, lo que permite ser mucho más eficaces y complementarios. “Estamos operando con organizaciones locales, como la ONG Concordia, que tiene un trabajo de muchos años y conocimiento de la situación en el terreno y nos estamos complementando muy bien porque ellos no tienen recursos ni experiencia en emergencia, que es lo que sí podemos aportar nosotros”, apunta Noelia Monge. Con estas organizaciones locales, Acción contra el Hambre está distribuyendo 2.000 comidas calientes al día a refugiados ucranianos en las fronteras.
En su segunda línea de actuación humanitaria, Acción contra el Hambre se focalizará en los centros de tránsito que acogen a los refugiados que llegan de Ucrania, ofreciendo paquetes de alimentos y kits de higiene y, al mismo tiempo, está trabajando en la identificación de familias de acogida que se comprometan a alojar a los refugiados durante al menos un mes, ofreciéndoles paquetes de alimentos y kits de higiene.
“Todos los testimonios que escuchamos de las personas que cruzan la frontera”, nos cuenta Noelia, “coinciden en que no se esperaban que la situación llegara al extremo de una guerra. Lo están viviendo como una amputación de sus vidas, porque en solo unas horas han tenido que dejarlo todo, recoger sus enseres básicos y salir corriendo”.
La tensión en Ucrania es máxima y la situación es dramática. Se calcula que casi 4 millones de ucranianos podrían tener que abandonar su país y 12 millones de personas dentro de Ucrania necesitarían ayuda humanitaria.
Acción contra el Hambre hace un llamamiento para que se cumpla con los principios básicos del Derecho Internacional Humanitario DIH de proteger a la población civil del impacto directo e indirecto de las hostilidades.
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