Los ojos de nadie es su primera novela de género policiaco. Un debut de brillante comienzo con unos personajes que se van imponiendo en sus papeles, aparecen y desaparece de nuevo para retornar con la lección más consolidada y el interés por aclarar el suceso delictivo eje de la historia que se expone con admirable contenido.
Su forma narrativa me resulta sencillamente interesante y lograr descubrir en la pequeña ciudad de Torquay población en la que vio la luz, Agatha Christi, donde se desarrolla todo un constante ovillo del pasado vivir sobre un espacio durante toda la narración jugando su papel decisivo.
Oscuro y enigmático presente, que es utilizado con frecuencia por unos y otros de los protagonistas, diversos personajes a veces en papeles dobles Segú descubren, encabezados por las circunstancia del ir y venir de los acontecimientos, de este debut literario en el género de la novela negra. En la que destella la joven periodista Mera Vera del periódico local y el inspector Harry Moore.
Acompañados de esta pareja llega el placer de la lectura. Donde la posibilidad remota de aburrir al lector es pura utopía, eso se queda para otros escritores y escritoras en el género de la novela negra. Además, la segunda aventura literaria de esa historia con estos dos protagonistas resulta ser como un canto literario. Canto a la palabra bien escrita de tan sorprendente escritora futura con un fuerte beneplácito por parte de sus futuros lectores. Personalmente querido lector, esa otra segunda novela me espera a un metro de distancia de mi derecha física, Cuidado: yo no soy “demócrata de toda la vida” y tomo energía solar aquellos días en los que luce el sol, en silencio. Nada de caras al son y montañas nevadas de la puñeta que vuelan nostálgicamente sobre nuestras cabezas.
Los habitantes de la ciudad sienten un extraño temor que les hace presentir un arriesgado temor al haberse producido en el orfanato administrado por monjas la desafiada pintura, manifiesto macabro que amenaza con que arderá toda la ciudad, cuando se produce el asesinato de la única hija del extraño padre poseedor de la más grande fortuna de la ciudad. La joven ha desaparecido y pasa el tiempo sin saber nada de ella, y de que haya sido asesinada y violada. Lo extraño del caso es que nadie habla hasta que el cadáver de la muchacha aparece muerto, asesinada, con cuatro puñaladas en el pecho, lo que provoca el temor colectivo de que tal suceso pueda practicarse igualmente con todos.
La joven periodista del periódico local teme lo que le queda por venir no es ajeno a la contratación de un nuevo periodista traído de fuera. Le resulta extraño que el sospechoso colega abandone un puesto bien retribuido en la gran metrópoli de Londres por el modesto de la pequeña ciudad. Cree Mera, la joven periodista de sucesos que ve su puesto amenazado por un nuevo compañero recién llegado de Londres. Con el objetivo de conseguir la exclusiva de la desaparición, intentará resolver el caso antes que la policía. Pero no será fácil, pues el inspector al mando, Harry Moore, conoce a los sospechosos mejor que nadie. Por lo que la situación se vuelve apasionante cuando el director de su periódico la invita a cenar para más tarde intentar violarla, lo que resulto un golpe sorprendente para ella.
La lectura de esta novela es sorprendente al no ser de un tema al uso, aunque ciertamente, maestro como el modelo parece ser sacado de un clásico de la novela de misterio como la de su maestra del género policiaco Agatha Criaste. Elección que le viene a acierto para elabora con etilo, sencillez y animosidad para crear una obra de misterio que le garantiza al lector poder sumirse en una exquisita repleta de misterios e intereses creados por propia sociedad en la que vivimos. Todo un gozo para los aficionados al género enaltece la novela negra.
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