Se acabó la agitación en la que ha vivido Málaga a lo largo de la Semana Santa y sus prolegómenos. Desde que se iniciaron los traslados hasta el domingo de Resurrección, han sido semanas de una auténtica excitación popular y cofrade.
Toda Málaga ha vivido intensamente el mayor acontecimiento religioso y cultural que celebra la ciudad y en éste año de una manera muy especial, después de la obligada interrupción como consecuencia de la trágica y desgraciada pandemia.
Los cambios de los recorridos procesionales, la instalación de nuevas tribunas, los pasillos y barreras para impedir o facilitar la movilidad del público e incluso la seguridad, han originado un clima crítico, desde mi punto de vista, excesivamente ácido e injusto en algunos medios y redes sociales, sin deparar el perjuicio que eso causa a la imagen nacional e internacional de nuestra Semana Grande.
Lo conveniente ahora es que la Agrupación de Cofradías y el Ayuntamiento analicen con sosiego y espíritu crítico, como bien ha anunciado el presidente de la Agrupación Pablo Atencia, todos los aciertos y los posibles errores o inconvenientes que toda una magna organización de tan extraordinario evento lleva consigo.
Lo verdaderamente relevante es que se ha vuelto a recuperar la normalidad de siempre. Los empresarios y trabajadores del sector turístico así como los cientos de miles de visitantes que han acudido estos días por tierra, mar y aire han resucitado la fe y confianza en la pujanzade Málaga que junto a Madrid son las dos capitales que han dado el salto más importante de España en el orden social, cultural y tecnológico.
Si de algo podemos estar satisfechos “los que tenemos el privilegio de vivir en la tierra de María Santísima” es que sabemos disfrutar de la alegría y la paz que tanto se invoca en momentos tan difíciles como vive hoy la humanidad y que nace de una religiosidad popular de hondas raíces cristianas. Transmitir ese legado a cuantos nos visitan es también una forma de contribuir al bien común de nuestra sociedad.
Pero la vida sigue y ahora toca acometer nuevos retos como son el liberarnos de las mascarillas y acometer unas inmediatas elecciones en Andalucía que van a señalar el rumbo de nuestra Comunidad para los próximos cuatro años y que todo hace prever, si las urnas lo deciden, que será de la mano del actual presidente Juanma Moreno.
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