Para mí (Perito y Profesor Mercantil y Censor Jurado de Cuentas) el verbo cuadrar me resulta muy familiar y satisfactorio. Supongo que lo mismo les ocurrirá a quienes estudiaron la carrera de Comercio y a otros titulados en relación con la economía y la empresa, especialmente a los que comenzaron a trabajar cuando solo había unas modestas calculadoras manuales.
Con veinte años y la carrera terminada, empecé a llevar una contabilidad, escribiendo,tanto en los libros oficiales como en los voluntarios, provisto de un mango y plumas de distintas clases y “mojando” en un tintero conteniendo tinta azul o negra. Los títulos de las “cuentas” -en el libro Diario y el Mayor- los escribíamos con letra “redondilla” o, incluso, “gótica” y el resto de la escritura se hacía con la pluma normal. Los asientos se anotaban, operación por operación, agrupados por cuentas, y las sumas de cada una de las cuentas se trasladaban al libro Mayor. También se trasladaban (desde el Diario) a los libros auxiliares (Clientes, Proveedores, Bancos, etc.) Y, al final, había que “sacar” el Balance de Sumas y Saldos y demás documentos ¡que tenían que “cuadrar”, al céntimo! Ardua tarea que cuando terminaba felizmente producía la satisfacción a que antes me he referido. Discúlpenme esta exagerada premisa, pero me he sentido bien recordando mis comienzos.
Ahora voy al meollo de la palabra “cuadra” que está en el título. Porque el verbo cuadrar también significa: “armonizar o coincidir con algo” y esto me lleva a pensar que al árbitro CUADRA (que “birló” el domingo dos goles al Real Madrid), como a Mateu Lahoz, a Hernández Hernández, a Gil Manzano, a Burgos Bengoechea o Iglesias Villanueva, etc., les “cuadra” perjudicar al equipo con más solera y títulos de España. Y a mí me “cuadra” porque los árbitros dependen del indecente Rubiales, el “comisionista millonario”, íntimo amigo de Piqué, el también “comisionista millonario” en premio a proclamar que él no es, ni quiere ser, español; y Rubiales depende de la secretaría de Estado de Deportes del gobierno del cateto, embustero y plagiador que habita en La Moncloa. Ahora está todo claro, ¡TODO CUADRA!
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