No es depresión lo que siente cualquier persona de a pie, ante tanta mediocridad política, no, es un sentimiento de DEGRADACIÓN. El Presidente, la cabeza, no piensa, sólo quiere el sombrero para presumir. España, su seguridad, su estabilidad, su prosperidad, su historia, su influencia…, eso no interesa. La Memoria de tantas y tantas víctimas ha sido borrada, a petición de sus asesinos… La Historia reciente del Sáhara ha sido cubierta con arena del desierto… La Lealtad a nuestras Fuerzas Armadas es contemplada con indiferencia… Las Tradiciones ya no hacen cuerpo, están en venta… Contemplar el hemiciclo del Congreso o el del Senado es como contemplar a los pajarillos, piquito abierto, suplicando comida… Algunos, bastantes, más listos, enmudecidos por tanto callar, acarician sus felices vientres, llenospor la obediencia ciega al JEFE. De pequeños, nos enseñaron los valores esenciales de cualquier persona; hoy, nos están enseñando cómo trepar sin que se den cuenta… cómo vivir sin esfuerzo… cómo comer siendo “clá”… como inventar “géneros”, engañando a la ignorancia… No es depresión… NO… es un estado de DEGRADACIÓN lo que contempla cualquier persona con un poco de vergüenza, cuando ve cómo se intenta el linchamiento de los valores de convivencia y la defenestración de la POLÍTICA DE ESTADO. “Mutatis Mutandis”… la “justicia de primer curso” la hemos llevado a la calle como en la Revolución francesa… Hemos colocado la balanza de la justicia en manos de ciertos titiriteros, hábiles en el manejo de los hilos…
No me gusta escuchar el “telediario”, porque todo está programado para conseguir más audiencia y no para comunicar la verdadera realidad social.
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