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Cepos para gatos, o lo que sea

Furtiva o legal, la caza consiste en matar
Julio Ortega Fraile
miércoles, 11 de noviembre de 2015, 06:24 h (CET)
El hombre utilizó en el pasado el cepo contra el hombre como instrumento de tortura y vejación. Al reo inmovilizado en él se le podía insultar, escupir, arrojar comida podrida o golpear con total impunidad. En el presente lo usa contra animales no humanos, ha cambiado la víctima pero no lo ha hecho el criminal.

A veces mata de golpe y otras despacio, puede amputar o cortar pero nunca advierte ni hace distinciones. Se cierra sin reflexionar y muerde para no soltar. Un cepo es la máxima expresión de la cobardía y la crueldad. Es la muerte cómoda, barata, reutilizable y permanente para el cazador, la que le permite obtener sin tener que acechar ni cansarse. Puede capturar desde el sofá de su casa y, acabada la siesta, acercarse a la víctima para ver si le interesa o no, para decidir si la libera herida o la deja morir desangrada, de sed o con un tiro de gracia. Incluso puede olvidar dónde lo puso, no volver y que alguien descubra al cabo del tiempo un trozo de hierro sujetando una amalgama de piel y huesos difíciles de identificar. Si tener como afición el disparar o acuchillar a animales es siempre un acto abominable en sí digno de personas sin atisbo de compasión y empatía, el uso de este método las determina como tan indeseables y peligrosas que sólo merecen el castigo al revés: morder desde adentro los barrotes de una celda.

La guardia civil de Brunete rescató el pasado viernes a un gatito que estaba atrapado en un cepo y lo trasladó a un centro veterinario, pero su encomiable intervención no pudo evitar que esa pobre criatura muriese después de horas de miedo y agonía a pesar del esfuerzo de seres ejemplares tratando de salvarle la vida. ¿Cuándo una flojera judicial rota sólo por excepciones tan necesarias y escasas como la de juez de Mallorca en casos de maltrato animal nos salvará de tanta infamia delictiva y moral? ¿De verdad una multa para el autor, en caso de ser descubierto, es una sentencia justa que disuada a otros de hacer lo mismo y le impida a él repetir, o únicamente sirve para comprar impunidad a cambio de un puñado de billetes?

Estos cepos son ilegales pero no se puede esperar en quienes disfrutan matando una sensibilidad especial y generalizada ante la ley cuando muestran tamaño desprecio hacia la vida de terceros. El cazador no es un deportista, tampoco un romántico ni caza por hambre, el cazador es un humano que se lo pasa bien matando a otras especies y la combinación de su particular fatuidad, falta de escrúpulos y competitividad le otorgan numerosas papeletas para incurrir en el furtivismo si lo autorizado no le llena suficientemente de cadáveres, en número o tipo, el zurrón o el maletero del coche.

Según el Seprona la caza furtiva ha aumentado promovida por las mafias cinegéticas dedicadas a satisfacer la gula de trofeos de muchos cazadores, en las que recordemos, y no es casualidad sino causalidad, han sido imputados también toreros y banderilleros. Y da igual que se les reviente el abdomen, se troncen o separen sus patas, cualquier tipo de herida y muerte es válida mientras la cabeza quede intacta. Este gatito sufrió y murió por un cepo de cazador, y hay muchos, igual que lazos o cebos envenenados esparcidos por nuestro país, donde cualquiera, desde un zorro hasta un águila imperial, desde tu perro hasta tú que sales a pasear con él podéis caer. Hoy mismo veía en una página muy conocida de venta de segunda mano uno para lobos que ofrecen, en perfecto estado y acompañado de vídeo sobre su uso por 100 euros.

Cuando oigas a los cazadores decir que nadie respeta y ama tanto a los animales como ellos recuerda la imagen de este gato, que seguramente conmueve mucho más a la mayoría de la gente que la de un conejo con su columna vertebral partida, la de un raposo con una pata descarnada y sangrante o la de un petirrojo con el cuello aplastado, pero no olvides que el sufrimiento de ninguno de ellos ha sido menor que el de los otros, piensa que la agonía duele y asusta y la muerte mata por igual sea autorizado o prohibido el sistema que las provoque, sea legal o furtivo el cazador que lo utilizó y esté clasificada como especie protegida o cinegética la criatura masticada por el cepo.

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