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Día de África

Reflexiones sobre el lugar de este continente en la historia mundial
Isaac Bigio
miércoles, 25 de mayo de 2022, 08:45 h (CET)

Cada 25 de mayo se recuerda que en esta fecha en 1963 se fundó la Organización de Estados Africanos, la misma que luego se convirtió en la Unión Africana. En esta ocasión haremos un homenaje a este continente que tanto ha sufrido una serie de malos estereotipos de origen colonial y racista, los cuales debemos erradicar por completo.


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TODOS SOMOS AFRICANOS


Mientras hoy los Estados Unidos de América busca presentarse como la primera mega-potencia, lo cierto es que antes de que los primeros humanos llegasen al hemisferio occidental (hace unos 15,000 años atrás), nuestros ancestros se originaron en África millones de años antes.  Es de allí donde surgió la humanidad y donde nuestros antepasados crearon las primeras herramientas, lenguas, expresiones artísticas, sociedades y culturas. Todos, absolutamente todos, los cerca de 8 mil millones de humanos que existimos tenemos sangre africana, pues desde allí emergieron los primeros seres de nuestra especie que poblaron todos los demás rincones del globo.


Es de recordar que más o menos la mitad de quienes hablan en casa una lengua ibérica (castellano o portugués) tienen orígenes africanos. España es el país europeo que más ha estado ocupado por africanos. Son más de mil años los que suman los diferentes reinos y enclaves nor-africanos que dominaron buena parte de la península ibérica. Aun hoy la décima parte de los vocablos de los idiomas luso o hispano provienen de dichos pueblos.


España y Portugal siguen siendo los únicos Estados europeos con varias regiones africanas. El primero con 3 (Canarias, Ceuta y Melilla) y el segundo con 2 (Azores y Madeira).


Uno de cada tres americanos tiene ancestros africanos gran parte de los cuales llegaron al “nuevo mundo” como mano de obra de esclava para substituir a las decenas de millones de amerindios que fueron exterminados durante la conquista. En la mayoría de los 35 Estados independientes y 25 dependencias de las Américas sus habitantes son principalmente de origen africano. La mitad de los 210 millones de brasileños y al menos un cuarto de los 50 millones de colombianos tienen ancestros esclavos. Los primeros Estados americanos que lograron la independencia ante los conquistadores fueron conformados por esclavos libertos, como el que comandó Gaspar Nyanga en Veracruz (México) un siglo después de la derrota de los aztecas. La república latinoamericana más antigua fue la de Haití, la misma que fue creada por una violenta insurrección de esclavos.


La mayor lengua latina formada en las Américas es el criollo que se habla en esta última isla y en otras Antillas que fueron ocupadas por Francia. Esta contiene una gramática afro-occidental. Otras lenguas importantes que combinan rasgos africanos con europeos e indígenas se hablan en Jamaica, el caribe centroamericano, las islas de San Andrés, las Antillas holandesas y Colombia. En partes de la costa atlántica nor-centroamericana existe el garífuna que es un idioma africano.

Aún hoy sobrevive una fuerte influencia africana en varios cultos, bailes, comidas y expresiones artísticas e idiomáticas en todo el continente. En cierta manera, las Américas son una continuación tanto de Eurasia como del África.


CARACTERÍSTICAS


A diferencia de los otros continentes habitables del planeta, África es el único con contornos definidos. No hay un consenso sobre en dónde radica la frontera entre Asia y su gran península que es Europa; sobre si hay uno, dos o tres continentes americanos, y si las islas del Caribe que están sobre las costas venezolanas pertenecen a la América del Sur, a la del Centro o la del Norte; o si Oceanía es o no un continente (o si esta región es la suma de dos –Australia y Zelandia- más miles de islas del Pacífico) y si incluye a la parte occidental de la isla de Nueva Guinea y a otras posesiones de indonesia. Empero, África está completamente rodeada de agua. Incluso la pequeña capa de tierra que le separaba de Asia es desde hace más de un siglo un canal  interoceánico (el de Suez).

Sin embargo, muchos geógrafos suelen incluir como parte del África a la península egipcia del Sinaí e incluso a Israel y “Tierra Santa” (pues ésta se encuentra dentro de la placa tectónica africana). La península arábiga, separada de Egipto por el estrecho Mar Rojo, llegó a estar unida por tierra al resto del África.


África con sus 30 millones de kilómetros cuadrados y 1,300 millones de habitantes es, después del Asia, el mayor continente tanto en términos de superficie como de población. Muchas películas, como las de Tarzán y otras la presentan dominada por selvas y salvajes. Sin embargo, allí está el desierto más antiguo que hay (el de Namibia en su sudoeste), uno de los más áridos que hay (el de Somalia al este) y el más extenso que ha conocido la humanidad (el del Sahara, el cual ocupa el tercio norte del África). En sus extremos litoral norte y sur el clima y los cultivos son como los demás del mar Mediterráneo.


El extremo este del continente está separado del resto por la falla geológica que viene haciendo que se vayan distanciando la principal placa africana con la de Somalia. Este accidente telúrico hizo que se vayan separando las zonas boscosas de las praderas. Esto es algo que produjo, según la teoría de la evolución, el hecho que nuestros antepasados (que estaban acostumbrados a desplazarse entre árboles) puedan caminar y con ello dar paso ulteriormente al género humano.  Dicha falla también ha permitido crear un sistema vertical de lagos de donde emerge el río más largo que existe (el Nilo), el cual produjo la única civilización que ha durado continuamente tres milenios seguidos (la egipcia).

En las praderas del este africano se encuentra Serengueti, la mayor llanura que sobrevive dominada por grandes mamíferos.  Mientras la mega-fauna africana pudo adaptarse gradualmente a la evolución de los humanos, la del resto de continentes sucumbió tras la llegada  de los primeros cazadores con lanzas o flechas.


Si bien la mayor parte del continente tiene climas cálidos, también hay nieve en las cadenas de montañas Atlas de Marruecos (escenario de uno de los cambios de temperatura más bruscos que hay) y del cuerno oriental del África.


Muchas veces se suele identificar al África como el continente negro, algo que es muy simplista. África es cuna de una serie de razas muy diferentes entre sí mismas. El norte está dominado por pueblos blancoides semitas, el este por somalíes y etíopes (quienes tienen rasgos caucásicos), mientras que de la población del occidental golfo de Guinea se expandieron en el medioevo los pueblos bantúes que fueron convirtiéndose en los principales habitantes del centro y sur del continente. Posiblemente, el pueblo más antiguo que hay son los san o bosquimanos, de quienes se especula emergieron todas las razas, pues tienen rasgos comunes a todas ellas. En Madagascar hay una fuerte influencia malaya pues esta isla (la más antigua que hay), pese a estar al frente de la cuna de la humanidad, solamente fue colonizada hace dos milenios por los mismos pueblos que salieron en barcos desde el sudeste asiático  y que también se fueron aposentando en las islas del Pacífico.


CIVILIZACIONES


Fue en el noreste de dicho continente donde se desarrolló la civilización más longeva que ha habido. Esta es la egipcia, donde están las pirámides, una de las cuales es la única sobreviviente de las 7 grandes maravillas del mundo antiguo,  y que, hasta la edad moderna, mantuvo durante milenios su título como el monumento más alto del planeta. De allí surgió una de las primeras formas de escritura, precisamente de aquella de la cual derivan los alfabetos semitas, griegos y latinos que hoy usamos en la mayoría del globo.  


En su costa norte también se desarrolló el imperio de Cartago, el cual fue el único que en la era anterior a la actual logró llegar hasta las puertas de Roma desafiando al que devendría en el único imperio en haber controlado todo el Mar Mediterráneo.


Le península ibérica, pese a quedar en la punta oeste de Europa, llegó a ser ocupada por africanos durante más de una decena de siglos. Los cartaginenses crearon allí numerosas colonias y aún hoy la ciudad de Barcelona lleva tal nombre en honor la familia Barza del famoso general  Aníbal, quien trajo elefantes africanos para cruzar los Alpes y jaquear a los romanos.  Luego los moros dominaron a las actuales España y Portugal total o parcialmente durante 8 siglos creando allí la civilización más avanzada de occidente.  


Además en otras zonas de dicho continente surgieron otras importantes civilizaciones: desde la de Zimbabue al sureste hasta los poderosos reinos de Ghana, Mali, Tombuctú y otros del noroeste. Entre los siglos XIII y XIV el magnate más rico de todo el planeta era Mansa Munsa, cuyo poderoso imperio, el de Mali, también llegaría a enviar decenas de barcos a altamar y se especula que éstos arribaron a Sudamérica (y cuyas informaciones de sus viajes fueron luego utilizadas por Colón.

Los pilares de la cultura, religión y alfabeto occidental se crearon en el norte africano. De quien se dice que escribió los primeros libros de la Biblia (Moisés), al igual que los israelitas que conquistaron la “Tierra Prometida”, todos ellos nacieron en el noreste africano. Alejandría y Tombuctú llegaron a ser las sedes de las mayores bibliotecas de su época.


ESCLAVITUD


La desdicha africana comenzó cuando los reinos católicos expulsaron a los moros africanos de Iberia mientras se lanzan a conquistar varias islas y territorios africanos. Los portugueses fueron los primeros europeos en establecer lazos comerciales con los diversos reinos negros, muchos de los cuales les proporcionaban oro, orfebrería, artesanía y productos agropecuarios sofisticados. En su momento Lisboa llegó a tener una aristocracia de color proveniente del golfo de Guinea. Aún hoy esta es la capital europea con mayor proporción de afrodescendientes.


Sin embargo, los europeos, siguiendo el ejemplo de los árabes, empezaron a comercializar esclavos, algo que se acentuó cuando los virus despoblaron al caribe y otras zonas de las Américas y se requería de mano de obra. Decenas de millones de africanos fueron esclavizados, gran parte de los cuales moría en los procesos de caza, encarcelamiento y transporte insalubre hacia el Nuevo Mundo. El tráfico humano también afectó a blancos pues un millón de ellos fueron vendidos al norte africano como esclavos por barcos que atacaban y saqueaban costas europeas. El holocausto de la esclavitud despobló y sub-desarrolló al África.


A pesar de que las potencias europeas siempre estuvieron en contacto con África,  incluso desde milenios antes que se lanzaron a colonizar a las Américas y los océanos Indico y Pacifico, poco habían penetrado en su interior continental. Esto es algo que empezaron a hacer después de que EEUU y Latinoamérica se habían independizado, proceso que duró desde finales del siglo XVIII a inicios del siglo XIX.    


COLONIZACIÓN


Cuatro décadas antes de que Berlín fuera el gran iniciador de la I Guerra Mundial, en esta misma capital germana se dio la conferencia de 1884-85, en la cual todos los imperios se repartieron África. Bélgica fue el único que se llevó un solo y gran pedazo (el Congo belga, luego llamado Zaire, que funcionó como propiedad privada de su rey), mientras que grandes porciones de territorios se le dio a Francia (casi todo el oeste) y al Reino Unido (casi todo el corredor oriental que iba desde la costa norte egipcia hasta la austral de Sudáfrica). A las demás potencias europeas se les asignaron otros enclaves  rodeados ya sea de posesiones británicas o de francesas.   


Portugal, España, Alemania e Italia tuvieron varias colonias separadas entre sí mismas. Se les asignaron a Lisboa: las islas Azores, Madeira, el archipiélago de Cabo Verde, Guinea Bissau, las islas de Sao Tomé y Príncipe, Angola y Mozambique; a Madrid: las islas Canarias, el norte y otras partes de Marruecos, Sahara Occidental y Guinea Ecuatorial; a Berlín: Togo, Camerún, Namibia y Tanzania; y a Roma: Libia, Somalia y Eritrea. Los británicos también se apoderaron de tres muy ricos países enclavados en medio del África occidental francesa (Nigeria, Ghana y Sierra Leona) y Francia de Djibouti (un pequeño pero estratégico enclave que controla el pase del Océano Indico al Mar Rojo), la única isla de gran tamaño (Madagascar) junto con otras aledañas en el Océano Indico. Turquía y Holanda habían perdido previamente sus provincias africanas ante Londres. Solo quedó sin conquistar el reino cristiano montañoso y sin mar de Abisinia, y Liberia, una república que había sido repoblada por esclavos libertos que salieron de EEUU (potencia que inicialmente estableció allí un protectorado).    

  

En la I Guerra Mundial de 1914-18, los vencedores de ésta expandieron sus colonias africanas. Tras la derrota alemana sus territorios se repartieron entre Francia (quien se quedó con Togo y Camerún), Reino Unido (Tanzania y Namibia) y Bélgica (Ruanda y Burundi). En contraste con ello, después de la II Guerra Mundial se descomponen todos los imperios europeos en el África  dando paso a los 55 Estados independientes que hoy le componen (además de otros dos que piden ser reconocidos internacionalmente).


Solo quedaron en manos de sus antiguas potencias Azores y Madeira (Portugal), Canarias, Ceuta y Melilla (España) y Mayotte y Reunión (Francia). Todos estos territorios (la mayoría de ellos islas) son hoy parte de esas 3 naciones donde sus ciudadanos tienen derecho a elegir a sus propios parlamentarios y gobernantes y son partes de la Unión Europea.     


El proceso de descolonización africano fue acompañado de terribles guerras y matanzas, sobre todo con las guerras civiles de Congo y sus vecinos Ruanda y Burundi, la misma que llevó al genocidio de los tutsis. El coronel libio Muamar Gadafi, quien siempre quiso unir a dicho continente en un solo Estado, fue depuesto tras meses de bombardeos de la OTAN. El primer acto que hizo el nuevo gobierno post-Gadafi fue restaurar la poligamia y luego la venta de esclavos negros, mientras Libia es hoy el centro de la peor guerra en el norte africano.


Varias de las nuevas repúblicas trataron de emular a los sistemas de planificación estatal y nacionalizada regidos por partidos únicos “marxistas leninistas”, como las que regían en el bloque soviético. Empero, ese experimento fracasó tras la desintegración del Pacto de Varsovia en 1989-91. Tras el fin de la Guerra Fría África fue girando hacia “democracias liberales” dominadas por grandes empresas, aunque en los últimos años China ha sustituido a cualquier otra potencia blanca como el mayor socio comercial de dicho continente.


A inicios de este milenio África va iniciando un despegue económico en el cual la locomotora china juega un rol acelerador. Con el inicio de la pandemia el continente más pobre que hay es el que menos estragos viene padeciendo por el coronavirus y la recesión. No obstante, un inminente declive económico puede producir nuevas guerras y matanzas.      


Mientras Europa y Asia han producido imperios nativos que lograron llegar a expandirse por la mayor parte de sus respectivos territorios, nunca ningún imperio africano llegó si quiera a capturar un 10% de la superficie de su continente.  


Hoy, sin embargo, por una extraña ironía, la Unión Africana si se mantiene como la única unión que abarca a casi todo su propio continente, algo disímil con lo que pasa con la Unión Europea, bloque que no pudo integrar nunca a la mitad de los países y de la superficie que contiene su continente y que en el 2020 ha conocido su primera fragmentación.

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