El norte de Serbia, frente a las fronteras con Rumanía y con Hungría, ambos países de la Unión Europea, se ha convertido en un nuevo punto caliente en la ruta de los Balcanes para personas migrantes o en busca de refugio, que tratan de llegar a un lugar donde pedir asilo o comenzar una nueva vida. Los alrededores de localidades como Subotica o Majdan acogen en la actualidad a miles de personas.
No Name Kitchen calcula que hay más de 3.000 personas en la región, entre las que encontramos cientos de familias con niños y niñas. Algunas personas están en campos de refugiados oficiales y otras muchas personas están viviendo en casas abandonadas. Día a día ofrecemos comida y servicios que puedan cubrir las necesidades básicas. Es difícil calcular el número de personas ubicadas en el noreste de Serbia porque hay mucho tránsito de un lugar a otro y cada día nos encontramos con caras nuevas. Según nuestra experiencia en terreno, auguramos que con el avance del verano vayan a ser muchas más.
A falta de vías legales y seguras para migrar o para pedir asilo, personas de lugares como Siria, Irak, Afganistán, Pakistán o India se ven obligadas a cruzar las fronteras hacia la Unión Europea a escondidas para, una vez en territorio de la UE, poder pedir protección internacional. Esto lleva a las personas a estar atrapadas en esta ruta migratoria durante años, sin acceso a derechos básicos como poder trabajar, alquilar una casa o llevar a los niños y niñas a la escuela.
Violencia extrema por parte de las autoridades de la Unión Europea
Muchas de las personas que vamos conociendo a diario nos cuentan cómo han sido víctimas de devoluciones en caliente e ilegales desde Hungría y desde Rumanía hacia Serbia. Y muchas de estas devoluciones van acompañadas de violencia por parte de agentes policiales de estos países que están dentro de la Unión Europea. Es más, en Rumanía hay una misión de Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas.
Las personas en tránsito llaman este lugar “El Triángulo”. Para evitar la enorme valla construida por Hungría en su frontera con Serbia, las personas nos cuentan que van a Rumanía y de ahí a Hungría. "Lo llamamos el Triángulo, vas de Serbia a Rumanía, de Rumanía a Hungría y la policía te pilla en Hungría y te devuelve a Serbia", explica la gente.
Como llevamos denunciando desde que en el año 2017 comenzamos a trabajar en Serbia y fundamos la Red Border Violence Monitoring Network, estas devoluciones que son ilegales segun la legislación de la Unión Europea, vienen acompañadas de violencia muy grave según los testimonios de las personas. Hace unos días, un hombre se puso en contacto con NNK contando que agentes de la Policía de Hungría le habían golpeado a un grupo de personas con palos en las piernas durante una devolución. No es la primera vez que recogemos testimonios en esta frontera del uso de palos para golpear a las personas en las piernas y así dañarlas para evitar que puedan volver a intentar pronto acceder de nuevos a la UE.
Además, otra forma de violencia que hemos reportado aquí es que los policías de Hungría provocan a los perros policía para que ataquen a la gente. Y pudimos ver las marcas de los mordiscos en los cuerpos de las personas después de una devolución a Serbia.
No Name Kitchen llevan reportando estas devoluciones y este maltrato a las personas desde el año 2017, cuando aterrizamos en Serbia y posteriormente con nuestros proyectos en nuevos lugares. La falta de vías legales y seguras a personas que buscan migrar les lleva a jugarse la vida, a pasar años atrapadas en esta llamada ruta de los Balcanes, sin acceso a derechos básicos y a estar expuestas a violencia contínua.
Desde No Name Kitchen denunciamos que “El Triángulo” es una palabra que describe fácilmente la perpetración intencionada de la violencia, la deshumanización planificada de las personas y la destrucción de la salud física y psicológica de las personas en movimiento en las fronteras de la Unión Europea.
Quiénes somos No Name Kitchen es un movimiento independiente con presencia en zonas fronterizas de los Balcanes y del Mediterráneo. Creemos que la ayuda humanitaria que brindamos a diario a miles de personas debe complementarse a la acción política para generar un cambio. Por ello, NNK cofundó la red Border Violence Monitoring Network y recoge testimonios de violencia para crear conciencia y abogar por el respeto a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional.
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