No acabamos de entender lo que está sucediendo con los partidos políticos de este país y, si pensábamos que el problema sólo era de tener que bregar con una izquierda radical que amenaza con acabar con España y su democracia, ahora vemos que tampoco otras formaciones conservadoras se libran de caer en situaciones que, al menos, a muchos nos parecen grotescas y, en cierto sentido, contradictorias con lo que ha venido siendo la política de derechas de la formación de Fraga Iribarne. Yo entiendo que, el señor Feijoo, quiera imprimirle a su dirección un sesgo distinto al que le dio Casado, pero el que se haya dejado aparte la palabra gruesa y la crítica implacable para pasar a utilizar un lenguaje más convencional y, podríamos decir, menos tenso no debe suponer que ahora pensemos que el PSOE y sus dirigentes sean personas en las que se pueda confiar y, ni mucho menos, a las que se les puedan facilitar arrestos para que se valgan de ellos para mantenerse unos años más en el poder.
¿A qué viene, señores, que, a las puertas de las elecciones andaluzas, el dirigente popular haya salido con una propuesta a sus adversarios de izquierdas, ofreciéndoles un pacto para poder gobernar, en el supuesto creíble de que van a ganar sin mayoría absoluta, sin el previsible apoyo de VOX? ¡Es que no vamos a aprender nunca y siempre caeremos en el mismo quijotismo de esperar, de los socialistas de Sánchez, un comportamiento caballeroso y sensato de quienes repudian por completo cualquier clase de pacto en el que ellos no saquen la parte del león! El hecho de que la figura del nuevo dirigente gallego del PP, sea muy distinta a la del señor Casado, que le precedió, no debe hacerle suponer que todos los votantes del PP, acostumbrados a recibir palos desde todo el resto del arco político español, estemos dispuestos a que se nos obligue a tragar con un sistema que amenaza, frontalmente, con acabar con la Constitución de 1978 y, a la vez, con el sistema de monarquía parlamentaria del que actualmente, con sus carencias y dificultades, estamos gozando.
Resulta antiestético, poco razonable, poco menos que fratricida y, a nuestro entender, poco práctico el empeñarse en crear una barrera infranqueable entre dos formaciones políticas que, a la postre, coinciden en más del 80% de sus planteamientos políticos y, si en algo difieren, será en los métodos para alcanzar un objetivo que se centra en impedir que, el separatismo que impera en algunas regiones del país y el conocido y viejo comunismo soviético, que nos llegó de Venezuela y que sigue representado en Podemos y quienes piensan que van a poder acabar con todas nuestras costumbres y valores de siglos de tradición judeo-cristiana sigan progresando en nuestra patria. VOX no es, ni mucho menos, el enemigo a batir.
El hecho de que, en Andalucía, las encuestas, prácticamente en su totalidad, le concedan la victoria al señor Moreno Bonilla, no nos debe hacer perder de vista la realidad. Es cierto que cabe una posibilidad de que, el domingo, el PP andaluz pudiera sacar una mayoría absoluta, que le permitiera gobernar en solitario, pero no es lo más probable. Y, en este caso, no parece que existan muchas alternativas para que, un gobierno en minoría del PP, tuviera posibilidades de resistir una oposición que, sin duda alguna, iba a ser encarnizada y constante. Por otra parte, el que la izquierda utilice a la formación de derechas de Abascal como amenaza, chantaje y ataque contra el PP, no debiera hacer que la dirección del señor Feijoo cayera en la trampa de pretender tener que justificar el hecho de que, si fuera necesario, pudiera pactar con VOX.
La superioridad moral que siempre pretende imponernos la izquierda, se derrumba nada más contemplar con quiénes, en estos momentos, está pactando el señor Sánchez y su gobierno. Bildu, los separatistas catalanes y vascos, los comunistas con los que el actual presidente del Gobierno juró y perjuró no pactar nunca y ¿estos son, señores, los que piden al PP que no pacte con un partido que, pese a las acusaciones que se le hacen, lo cierto es que viene cumpliendo a rajatabla la Constitución y que, a diferencia de los otros, viene ganando, ante el Supremo y el Constitucional, una serie de recursos que han puesto, al PSOE y su Gobierno, ante la vergüenza de tener que encajar la declaración de inconstitucionalidad de sus decisiones de confinarnos durante la crisis del coronavirus.
Es obvio, y quizás podamos comprobarlo en los resultados de los comicios del domingo, que los señores de VOX están consiguiendo resultados muy positivos en todos los enfrentamientos electorales que han tenido lugar en los últimos tiempos y resulta absurdo y completamente injusto el calificar, a todos los que los han votado, de ser ultras, peligrosos, irresponsables y unos revolucionarios, simplemente por pensar que el dividir el país en autonomías fue un gran error de quienes redactaron la Constitución. Por otra parte, tenemos ejemplos palpables de a dónde está llevando, al país, la propagación de las doctrinas de izquierdas en temas como los abortos, los matrimonios gays, los tratamientos eliminatorios a quienes no tengan alguien que vele por ellos en los casos de peligro de muerte, la eutanasia, los atentados contra la propiedad privada y el empobrecimiento de la población, mediante la creación de impuestos como medio recaudatorio que, como es evidente, no han servido más que para enriquecer a los amigos y votantes del PSOE y a los comunistas de Podemos.
Estos días previos a las votaciones andaluzas, hemos tenido que soportar de periódicos panfletarios, como La Vanguardia, una serie de exabruptos en contra del PP donde, toda la pléyade de catalanistas de la plantilla, se han desfogado a gusto criticando, desacreditando y ahondando en destacar aquellas noticias, verdaderas o falsas, ¿ qué les importa a ellos? que, directa o indirectamente, pudieran servir para perjudicar las perspectivas electorales, evidentemente positivas, de los candidatos de derechas. Uno de ellos, un tal señor Mármol, seguramente amigo del popular Pedro Picapiedra, se ha pasado de listo y se ha permitido uno de los recursos más fáciles, menos originales, más patosos y recurso de aquellos que no tienen mejores argumentos que esgrimir, que calificar de “Mr. Concordia” al señor Moreno Bonilla, haciendo una predicción que, como no se cumpla, que es lo que todos esperamos, y el PP gane con “holgura” (que, no vaya a salirnos después poniendo medida al término “holgura”) y con autoridad, que no significa conseguir la mayoría absoluta, se lo vamos a resacar a él y a su periódico La Vanguardia.
Y un apunte sobre lo que, al parecer, se ha convertido en costumbre de los gobernantes catalanes, todos ellos de la vena separatista. Sus frecuentes visitas al Papa, no sabemos si para conseguir su apoyo en la cuestión nacionalista o para contarle maldades de la Constitución española. En todo caso estos señores, no lo olvidemos, son responsables de haber intentado la ruptura de Cataluña con el resto de España, aunque muchos de sus directos responsables, condenados y encarcelados por sus delitos, fueron agraciados, por el señor presidente del gobierno español, con la gracia del indulto, pese a que ninguno de ellos se arrepintió de lo hecho y siguen en sus trece en cuanto a intentar conseguir su objetivo final: la separación de Cataluña del resto del Estado español. Los motivos por los que el Papa de Roma se ha mostrado tan solícito, recibiendo a unos señores que intentan desacreditar a España por no dejarlos que se constituyan en república independiente, es algo que, seguramente, algún día podremos conocer. Pero que, sin duda, forma parte de la tendencia peronista que parece que anida en la persona política de Francisco.
Y, sujetémonos el cinturón porque, pese al optimismo injustificado de la vicepresidente económica, señora Calviño y la enorme bola representada por una deuda pública que va adquiriendo proporciones gigantescas,a medida que con sus políticas equivocadas vamos caminando en sentido contrario al resto de países europeos , en los que se intenta moderar el gasto público y, a la vez, se disminuyen los impuestos para darle liquidez a la ciudadanía. Lo que ocurre es que, el ir en contracorriente tiene sus peligros y resultaque, aunque, insólitamente, la señora Lagarde,presidenta del BCE, haya dicho que seguirá comprando deuda española e italiana, el peligro sigue aquí. En los EE.UU,la Reserva Federal ya ha anunciado un aumento de tres cuartos de punto el precio del dinero, lo que, sin duda alguna, va a repercutir negativamente en países que, como España, se ven precisadosa acudir a la financiación externa.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos lleva a considerar que, como no entremos en una catarsis de ideas, proyectos, política, economía y reestructuración social, es muy posible que acabemos siendo el país de cola de la UE, algo que ya se viene mascando cuando vemos que, los países importantes de Europa, son Alemania, Francia e Italia, mientras que, España, queda relegada al ostracismo, cuando se trata de decidir sobre los temas importantes que afectan a la comunidad europea.Todos pueden, fácilmente, imaginarse por qué no se convoca a nuestro presidente a aquellos encuentros. Es lógica pura.
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