Incluso en Nigeria, donde ocurren cosas increíbles, la situación presente de la aviación parece insostenible. Sobre este sector han confluido los elementos para que se produzca lo que llamaríamos “la tormenta perfecta”. Tal es así que hoy apenas hay aerolíneas operando y dos de ellas ya han cerrado.
El principal problema es el alza del precio del combustible de aviación. El queroseno JetA1, que usan los aviones, costaba en diciembre de 2021 200 nairas, la moneda local. En febrero, el precio había aumentado a 400 nairas, pero hoy ya ha llegado a 800 nairas.
Sin embargo, este no es todo el problema, porque el suministro es caótico. Nunca se sabe cuándo un avión podrá repostar. Esto, lógicamente, causa retrasos y cancelaciones, con su efecto en cadena. Esto está ocurriendo porque Nigeria prácticamente no tiene moneda extranjera disponible y las petroleras no pueden pagar el combustible.
Por si todo esto no fuera suficiente, la autoridad de la aviación ha decidido cerrar la pista que empleaban las aerolíneas nacionales en el aeropuerto de Lagos, el principal del país, aunque no sea la capital. Esto obliga a que las aerolíneas locales deban de hacer un rodeo para llegar a la pista que habitualmente usan las compañías internacionales, lo que de un plumazo incrementa el gasto en combustible en un 15 por ciento.
Ya han cerrado dos aerolíneas: Dana Air por su mala gestión y su crisis económica y Aero Contractors, la más antigua aerolínea nacional, dejó de operar el miércoles pasado, debido a las condiciones económicas en la que tienen que volar.
Como es de imaginar, las demás compañías, que están también muy mal económicamente, han pedido ayudas públicas porque todo el sector de la aviación corre peligro.
Hay aerolíneas que dicen que podrían suspender sus operaciones en Lagos, porque durante tres meses tendrán un consumo de combustible extra, inesperado en momentos normales, cuanto más en la actualidad.
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