Anoche, ejerciendo mi derecho a votante indeciso, me asomé al debate televisivo, para encontrar una propuesta que realmente me conviniera y rompiera así con mi indecisión de meses, que si no me está matando, si me frustra, en busca del político y sus ideas con las que identificarme, me
estimulen y convenzan el próximo 20D.
El debate, siempre desde mi punto de vista, el de un ciudadano sin intereses ni en su banco y no decantado por la opción morada: Lo ganó Pablo Iglesias. Fue el que mejor transmitió su mensaje que, salvo en un pequeño pero a la primera pregunta respecto a sus cambios de postura, en donde nos hizo un requiebro muy torero y se adornó con una respuesta-discurso, que tengo "repe" después, supo mantener una cierta calma, la que su camisa “a lo seleccionador Camacho” le permitía, para dejar sus perlas, mantener la distancia por la izquierda y culminar con un último minuto ganador. Lástima, que aquellos fantasmas y propuestas del pasado sigan estando vivas en la memoria colectiva de no pocos indecisos.
Respecto a las intervenciones y los nervios del resto de los demás políticos: De entrada he de decir que para mi Rajoy perdió el debate, por ausentarse, no se pueden ganar los partidos, usando los mismos términos futboleros que usan una y otra vez todos nuestros políticos, sin salir al terreno de juego a competir. Un cero para sus asesores, “Mr.President”. La vicepresidenta Soraya en lo único que pudo destacar, porque también estuvo nerviosa, fue en el tema de la violencia machista, donde estuvo realmente acertada, pero en el resto del debate, no estuvo resuelta ni sus respuestas me parecieron convincentes. Un poco en la línea de la vicepresidenta estuvo D. Pedro Sánchez y sus "madre mías" con un mensaje que pretende ser renovador, el de un líder socialista que no paraba de frotarse las manos o sonreír forzado a la cámara. En las antípodas de aquel Felipe González que cautivaba y te convencía y que terminabas yendo a votar con la pegatina de su partido político pegada en la frente.
Reseña aparte hago a la intervención de D. Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, donde le sobraron nervios, demasiados Albert, y no me quedé con nada de lo que expresó en su mensaje, salvo que es catalán y que tiene una niña preciosa y que también nos lo recuerda mucho, pero que no es determinante. Con tantos nervios y gestos donde el traje parecía que le viniera un poco grande, no se puede convencer a los indecisos y mira que siento escribir esto, pero parecía tan desbordado por la situación que no me imagino a mi presidente en una reunión del G20 o un G21 que ya he perdido la cuenta, tan inseguro y nervioso. Como en general, parece que lo estuvieron todos. Unos más que otros.
Espero que gane el mejor, por el bien de nuestra querida España y que los pactos de gobierno de producirse, no defrauden la confianza de los que sí, tienen su voto decidido. Que la gente sea feliz, pero yo a día de hoy, sigo siendo un votante indeciso. Gracias.
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