Independientemente de sus aplicaciones a la ficción cinematográfica o televisiva (ojo con Sipder-man: no way home, muy buena), el multiverso es una teoría desarrollada por la física teórica−la física es el lado artístico de la ciencia−. La idea del multiverso, enormemente simplificada, proponeque la configuración de nuestro universo no tiene por qué ser la única existente.
En la película Parque Jurásico, el matemático al que interpreta Jeff Glodblum explica la teoría del caos con dos gotas de agua que deja caer sobre el dorso de la mano de Laura Dern. Aunque las dos gotitas hayan caído en el mismo punto de la mano, no siguen trayectorias idénticas ni caen al suelo por el mismo punto. Una mínima variación en las condiciones de un sistema complejo provoca resultados dispares.
Pensemos ahora en la formación de nuestro universo. Son innumerables las variaciones mínimas que podrían haber provocado otro distinto al que conocemos, otro en el que que las galaxias se hubieran alineado de otra manera, en el que nuestra estrella hubiera sido mayor, la Tierra no hubiera albergado vida o no hubiera existido, en el que no estuviéramos aquí y ahora.
El multiverso defiende que algunas de esas realizaciones posibles existen; o, mejor dicho, coexisten con esta que nosotros damos por única. Se trata, pues, de realidades paralelas, intocables e invisibles entre sí. Así, en otro nivel del multiverso puede haber otro yo escribiendo artículos como este y (así se lo deseo) ganado mucha pasta con ellos.
Suena a pura fantasía, pero, a pesar de ser una teoría relativamente reciente, la sensación de estar viviendo o de haber vivido otras vidas no es nueva, ni mucho menos. Para los budistas es tan real como el paso de las estaciones; de hecho, en muchos templos de esta fe se representan escenas de las vidas anterioresa la conocida de Buda Gautama.
El hinduismo, por su parte, habla del multiverso en sus textos sagrados: "Existen innumerables universos además de éste, y aunque son de una magnitud ilimitada, se mueven como átomos en ti" (Bhagavata Purana 6.16.37).Para esta religión, cuya concepción de la realidad se asienta en los ciclos de creación y destrucción, la idea de los universos coexistentes es natural.
Por ello, la ciencia, tal vez, no hace otra cosa que demostrar lo que el hombre ya había intuido: que hay otros universos conviviendo con este que percibimos. Puede que para nuestros descendientes la existencia de mundos paralelos esté tan asumida como la evolución de las especies o la teoría del big bang para nuestro tiempo.
Puede ser así. O tal vez todo ello no responda a otra realidad que la necesidad de sentir que nuestra pequeña vida no es más que una vida pequeña, esa existencia de insecto a la que nos cuesta resignarnos, un puñado de latidos insatisfactorios para todo lo que esperamos de ellos. Sea de un modo u otro, mientras la ciencia no demuestre lo contrario, prefiero seguir viviendo todas mis vidas paralelas; juntas o por separado, me da igual.
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