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El audífono

Pascual Mogica
miércoles, 9 de diciembre de 2015, 23:09 h (CET)
Lo sé, puede parecer una tontería o una manía sin fundamento alguno, pero desde que hace varios días leí que se había aplazado el juicio de Díaz Ferrán por la estafa del caso Marsans, ando obsesionado con una pregunta que me formulo y que me ronda por la mente hasta convertirse en algo que está dificultando el desarrollo normal de mi cotidiana forma de vida.

El caso es que el aplazamiento al que me he referido anteriormente fue motivado por la circunstancia del mal funcionamiento del audífono que usa Díaz Ferrán dado lo cual no podía escuchar con la debida claridad el desarrollo del juicio. Vamos, que el probo ciudadano no se enteraba de nada. El caso es que el juicio ha sido suspendido hasta el próximo mes de enero y se podría asegurar que se trata de un alegato un tanto atípico, yo más bien lo definiría como una treta, para alargar el proceso que como es sabido y en ocasiones, suele dar buenos resultados a la defensa para aplazar la condena y entrada en prisión de su cliente. No acabo de entender esta decisión judicial y que se tenga que posponer dos meses el juicio cuando con una buena limpieza del cerumen que se haya podido acumular en el aparato auxiliar o a lo mejor con un cambio de pilas o simplemente con un buen lavado de oídos a Díaz Ferrán la cosa se habría podido dejar de hoy para mañana. El motivo puede ser higiénico o de naturaleza energética, eso está claro.

Ante esto, y motivado por el deseo de quitarme esa obsesión que me desasosiega formulo la siguiente pregunta por si alguien, algún jurista, me la pudiera responder: ¿En el supuesto de que desde muchos días antes de celebrarse el juicio el encausado llevara varios días sin llevar a cabo sus necesidades fisiológicas y se diera la circunstancia de que estando en la sala de repente le viniera el “apretón” en pleno desarrollo del juicio con lo cual la cosa podría ser bastante desagradable, no sería conveniente fijar la fecha del juicio para el primer día hábil, es decir el siguiente en que hubiera tenido lugar la “puesta al día” en sus funciones fisiológicas? No sé si esto, al igual que lo del audífono, pudiera ser causa de aplazamiento de un juicio pues considero que al igual que se viene detectando al paso de los días la situación de falta de “evacuación” también se puede dar el caso de que el audífono vaya perdiendo potencia días antes de la fecha fijada para el juicio y proceder a ponerle remedio a la cosa.

Dicho lo anterior y dejando a un lado ironías y recochineos se puede decir que esto es una muestra más de que en estos tiempos hay dos cuestiones que nos llevan a pensar que en nuestro país existen causas objetivas de dos hechos distantes pero no tan distintos, ambos no son otros que a los españoles nos resulta igual de complicado y farragoso entender el funcionamiento de la Administración de Justicia que el contenido de la factura de la luz.

En cualquier caso se puede afirmar que los casos Bankia, Rato, Bárcenas, Gürtel, Púnica y Brugal, entre otros, y a la vista de lo que acontece, ya no son tales casos sino un verdadero galimatías a los que no se les ve salida alguna. Mucho menos entrada. Me refiero a entrada de sus protagonistas en la cárcel.

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Transcurren días de confusión, o así me lo parece, inmerso en la actual vorágine de dichos y hechos en la que se percibe, aunque pueda parecer lo contrario, un predominio del olvido sobre la memoria, pues se superponen pequeños y grandes olvidos (la magnitud, en cada caso, queda a cargo de cada cual). Pienso, en relación con ello, acerca de lo esencial y de lo accesorio. No es fácil discernir entre uno y otro.

Quizá haya sido siempre así, aunque ahora se note mayormente; de cualquier manera, si nos ponemos a observar cómo nos relacionamos, el desapego, la crispación e incluso el enfrentamiento, cobran un rango predominante e inquietante.

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre una realidad que nos atraviesa a todos, pero no por igual: en el mundo contemporáneo, los mercados ocupan un lugar central en nuestras vidas, en tanto que no sólo determinan lo que compramos o vendemos, sino que también influyen en áreas fundamentales como la educación, la salud, la justicia e incluso las relaciones humanas.

 
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