Mónica Gutiérrez publicó su primera novela en 2012, pero fue el éxito de Un hotel en ninguna parte, su segunda novela, que se mantuvo tres meses entre los títulos más vendidos de Amazon, el que le abrió las puertas del mundo editorial. Tras publicar El noviembre de Kate y Todos los veranos del mundo con Roca Editorial, llegó La librería del señor Livingstone (Ediciones B, 2020), de la que los editores dijeron que era "la librería a la que todos fuimos cuando no se podía ir de librerías". Con miles de ejemplares vendidos va por su sexta edición y ha sido traducida a diez idiomas.
Otros títulos de la autora son Próxima estación, El invierno más oscuro, Sueño de una noche de teatro y Los jueves con Tolkien, un ensayo sobre J. R. R. Tolkien y su creación de la Tierra Media.
Hola Mónica, eres licenciada en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona y licenciada en Historia por la Universitat de Barcelona. Tu carrera profesional se ha desarrollado en el ámbito de la comunicación y la enseñanza. Has sido galardonada con varios premios y menciones en concursos de narrativa breve y poesía, y desde hace unos años también escribes ficción. Eres autora de ocho novelas y un libro de ensayo, pero ¿nos puedes hablar un poco de ti?; ¿quién es Mónica? Como bien habéis apuntado, soy periodista e historiadora, hasta que un día me aventuré a publicar. Llevaba toda mi vida escribiendo y pensé que debía dar el paso. Tengo la sensación profesional de haberme reinventado varias veces: gabinetes de prensa, profesora de Humanidades, bloguera, escritora...
¿Y de tu trabajo? ¿Nos podrías contar algo? Pues soy una persona de mañanas, así que escribo por las mañanas y dedico la tarde a corregir, a leer, a repasar, a trabajar en mi blog y en redes sociales, etc. Echo de menos volver a viajar a otros países, porque viajar siempre te abre la mirada y te enriquece la experiencia y eso es una facilidad extraordinaria cuando escribes ficción.
¿Qué nos puedes contar de tus libros? ¿Tienen algún denominador en común todos ellos? Soy una ferviente admiradora del British Feelgood, un género literario que nació principios del siglo XX y que tuvo su época de esplendor durante la Segunda Guerra Mundial. Por este motivo, cuando di el salto a la novela supe que era lo que deseaba escribir y adapté el canon de ese British Feelgood para lengua castellana. Ahora está muy de moda y es una etiqueta que a menudo se usa mal —se suele confundir con la comedia romántica—, pero cuando empecé mis primeras novelas muy pocas escritoras españolas hacían algo parecido.
Mónica, ¿cuál fue el primer libro que te impactó, y por qué? Pues no tengo ni idea. Leo desde que era muy joven y no me alcanza la memoria. Recuerdo que en la adolescencia empecé con los clásicos y uno de los títulos de los que siempre guardo un recuerdo muy potente es Peter Pan y Wendy, lo he releído un montón de veces.
¿Y tú escritor favorito? No puedo decir solamente uno, seguro que os pasa lo mismo. Me gusta mucho William Shakespeare, Jane Austen, Charlotte, Emily y Anne Brontë, G. K. Chesterton, Charles Dickens, P. G. Wodehouse, Arnold Bennett, Wilkie Collins, D. E. Stevenson, Jasper Fforde, Ana María Matute, Manuel Rivas y un larguísimo etcétera.
¿Qué escritor o libro te ha influido en tu trabajo como autora? Me fijo mucho en el trabajo de D. E. Stevenson, de Margery Sharp, Nancy Mitford, Angela Thirkell, Paul Gallico, P. G. Wodehouse o James Herriot, entre otros, porque escriben en un tono socarrón que me encanta. Pero a la hora de aprender es importante no perder de vista a los grandes maestros de la prosa, como Charles Dickens, por ejemplo. Una novela a la que le tengo mucho cariño es El libro de la señorita Buncle porque recuerdo que tras leerlo por primera vez pensé que quería escribir historias como esa.
¿Tu sitio y momento preferido para hacerlo? Como os comentaba al principio, escribo por las mañanas y tiene que ser en mi casa, sola y en silencio. Para leer no tengo tantas manías, llevo un libro allá a dónde vaya y siempre encuentro unos minutos para leer. Aunque mi lugar ideal de lectura sería a la sombra de un árbol, en un jardín tranquilo.
¿Planificas las historias al detalle antes de escribirlas o las deja surgir sobre la marcha? Planifico bastante. Antes de empezar a escribir, paso meses dándole vueltas a la historia y a los personajes en mi cabeza, incluso escribo en mi imaginación fragmentos de diálogos. Sentarme ante el ordenador es el final de un largo proceso de incubación de ideas.
¿Cuánto tiempo le dedicas a escribir? Escribir es como cualquier otro trabajo, precisa dedicación, horario, rutina, constancia, esfuerzo diario. Cuando estoy trabajando en una novela, le dedico unas cuarenta horas semanales, aunque no todas son de escritura: documentación, investigación, mapas, entrevistas, corrección, etc.
¿Qué van a encontrar los lectores entre las páginas tus obras? Buen rollo. Mis novelas son un refugio para los lectores que necesitan un respiro de la vida. El mundo que nos rodea es ruidoso y a menudo muy duro; en mis historias ofrezco un paréntesis de calma donde nada malo puede suceder. Guerra, hambre, enfermedad, carestía, pobreza, conflictos, soledad, violencia, ruido... A veces, nuestro cerebro necesita descansar de todo eso. El British Feelgood busca lo agradable en los pequeños detalles de la vida cotidiana: tomarse un café con una amiga, un trozo de pastel para merendar, llegar a casa, descalzarse, tumbarse en el sofá y abrir un libro, un paseo por el bosque, alguien que nos haga sonreír...
¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear? Muchísimos, pero me viene a la cabeza la Thursday Next de Jasper Fforde. Me hubiese encantado escribir esa saga metaliteraria fantástica.
¿Y personaje histórico? ¿Qué personaje histórico te hubiera gustado conocer? Cuando era más joven te hubiese dicho Napoleón Bonaparte durante su primer consulado. Me parecía el colmo del romanticismo con sus ideas de libertad e igualdad y todo el trabajo legislativo que puso en marcha para garantizar la educación gratuita para todos los niños y niñas franceses o su implementación de la meritocracia en los puestos administrativos. Ahora, creo que me encantaría sentarme a tomar el té con Penélope y que me contase qué pasó realmente en Troya y en Ítaca. ¿Alguna manía a la hora de escribir o leer? Cuando escribo necesito silencio y soledad y una taza de té cerca, por favor. Suelo leer todos los géneros, aunque los que menos frecuento son la novela negra, el terror y la ciencia ficción. Abandono un libro si veo que no me gusta, pero, sobre todo, si está mal escrito. Prefiero el papel al libro digital, pero reconozco que las ventajas del digital son más numerosas, y me encanta pasarme por las bibliotecas de mi ciudad para curiosear los títulos en las estanterías.
¿Has cambiado algún final después de escribirlo? El proceso de reescritura es largo y cambias muchas cosas, pero creo que siempre tengo claro que mis novelas van a tener un final feliz. Si no lo tuviesen, ya no sería literatura feelgood.
Y para finalizar, ¿nos puedes decir algo de tu siguiente proyecto? En octubre se cumplen diez años desde que publiqué por primera vez Cuéntame una noctalia, mi primera novela, y estoy preparando una pequeña sorpresa. En cuanto a publicar un nuevo título, si todo va según lo previsto, será con Ediciones B, en 2023.
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