Son muchos los datos e informes que avalan una incipiente revolución rural tras el cambio de escenario social que ha supuesto la crisis del covid, pero lo cierto es que para que esto suceda los políticos de nuestro país tienen que poner interés en la buena conectividad de las muchas zonas rurales que integran España.
¿Qué ocurrió con quienes decidieron ir a teletrabajar al pueblo?
Las ganas y la ilusión se impusieron cuando el casi obligatorio trabajo a distancia irrumpió en nuestra vida y facilitó a muchos volver a su municipio natal o el de sus padres, donde normalmente solo pasaban varias semanas en verano al año.
Vanessa García, representante de Soria ¡Ya!, hace algo más de un año sentenció para El Confidencial que simplemente durante las primeras semanas de la pandemia, el ‘boom de visitantes’ se hizo patente fuertemente, por ejemplo, en el gran volumen de tarjetas sanitarias. Casi 100.000 en toda la provincia, récord de los veinte últimos años a razón de esta mudanza a las segundas residencias. Ahora todo eso se ha revertido de nuevo.
¿Por qué se retornó de nuevo a la gran ciudad?
Muchas son las razones a tener en cuenta, pero desde luego ninguna tiene que ver con la verdadera intención de dichos trabajadores: casi todos hubieran deseado seguir allí, en sus pequeñas aldeas, y otros tantos están sopesando la idea de hacerlo en este mismo instante. En un artículo escrito recientemente en El Mundo sobre este asunto, se menciona un dato muy relevante: el 41% piensa dejar su empleo este mismo año y el 46% quiere mudarse.
Es una intención que supera lo que ocurrió durante la pandemia: estos porcentajes dejan claro que una mayoría de los trabajadores quiere emprender o trabajar en el campo, o sino de llevarse su trabajo habitual al pueblo, en remoto.
En el estudio publicado por FAES el 2 de junio, ‘Crisis urbana y revolución rural en el mundo post-COVID’, se analizan en detalle todas las claves por las que auguran que las consecuencias en el modo de vida generados por la pandemia no van a generar un éxodo en masa a los entornos rurales, pero al menos sí pueden aminorar su clara tendencia al despoblamiento pese a los muchos factores que dificultan este posible cambio demográfico: la ausencia de servicios públicos y privados de calidad, la gran falta de un transporte eficaz o un encarecido mercado inmobiliario, por ejemplo, lo bloquean.
La ausencia de conectividad y tecnología 5G
En este importante elemento que frena el movimiento de la ciudad al campo coinciden todos los especialistas y estudios realizados hasta la fecha. Para FAES, la conectividad es el gran asunto al que se enfrentan la mayoría de los entornos rurales. Según las cifras de su estudio, el 86,5% de la población española el pasado año eran usuarios de banda ancha ultrarrápida en sus propias viviendas: más de 100 Mbps. Parece un excelente dato pero no lo es, pues cerca de 800.000 habitantes de áreas rurales solamente pueden consumir una banda ancha a 30 Mbps en movilidad. Insuficiente.
Este otro avalado informe, Covid-19. ¿Oportunidad para el mundo rural en España? Una reflexión, llevado a cabo por el departamento Economía de la Universidad de Almería, entra hasta el fondo del asunto de la falta de la digitalización poniendo el foco en el 5G. El estudio explica que mientras que el 4G sí está verdaderamente implantado en todo el país, llegando a un 90% de la población de ‘la España rural’, la inminente implantación del 5G volverá a dejar en el olvido a los municipios más pequeños: necesitará una infraestructura e índices de rendimiento mejorado que no se conseguirán de una forma rápida.
¿Qué estrategia existe hoy día para acelerar la digitalización en ‘lo rural’?
El gobierno se ha puesto en marcha -tras escuchar seriamente la demanda de los muchos ciudadanos que quieren vivir en el campo- y ya ha puesto plazo: que en 2025 tenga Internet de gran calidad el 100% de la población, y de 5G el 75%.
Habrá que confiar en que el Plan para la Conectividad y las Infraestructuras Digitales de la sociedad, la economía y los territorios aprobado por el Consejo de Ministros hace ya dos años se materialice y no se quede en un cajón como casi siempre pasa con todo lo que tiene que ver con el mundo rural. Pero esta vez todo hace indicar que se va a llevar a cabo: 4.320 millones de euros es lo que se va a invertir para abordar este gran proyecto para la conectividad en el campo.
Poco más de dos años quedan para que las ambiciosas expectativas del plan se cumplan y, si es así, estaremos más cerca de que la ‘revolución rural’ por fin germine y produzca un positivo efecto cadena en todo lo que falta por mejorar.
|