Albares es el plural de albar, un adjetivo que indica que algo es de color claro, es también el apellido de José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación español. Georgia Meloni es la líder de Hermanos de Italia, partido que usa como nombre el comienzo del himno italiano y que acaba de ganar las elecciones de su país. En relación con el himno, hay una afirmación que hoy, por el resultado electoral de ayer y por lo que significa, es especialmente adecuada: “Italia llamó, ¡sí!”
Como el presidente Pedro Sánchez dicen que está con Covid, escondido en un conato de sospecha o aquejado por un ramalazo de prudencia, hoy el Gobierno español debía encarar el resultado de las elecciones italianas, incluso mostrar postura, con alguien adecuado, frente al vuelco electoral que en Italia barre a la izquierda del gobierno y da el mando a una mujer situada al otro extremo del espectro político. Para el lunes postelectoral italiano, estaba programada la presencia del ministro Albares en el Desayuno de Europa Press. Nueve y media mañana, Hotel Hyatt Regency Hesperia, y ocasión para ver sí Albares precedía a Bolaños y a los ministros que parecen quemados o asurados en el Gobierno en el sacrificio que pudiera necesitar Sánchez para prorrogar su Presidencia en el Gobierno. Un lance pintiparado para que el ministro Albares hiciera honor a su apellido y mostrara la postura del Gobierno. Micrófono, gafas redondas, mirada al techo de orador bajo. Y frases buscando titulares: Dialogo complejo. Los ministros tenemos que tomar decisiones improvisadas. En estos momentos de incertidumbre, juntos con los valores de la UE. Está en juego el enfrentamiento de un modo (democracia) frente a otro del pasado (autoritarismo). El gobierno de España en vanguardia para ayudar a Ucrania. Amigos de USA. 140.000 ucranianos acogidos. La escalada militar de Putin no nos va a echar para atrás. Decisiones en Nueva York. España fuerte, en una UE fuerte. Fuera tenemos que hacer las cosas bien para que vayan bien dentro. La UE necesita liderazgo y mira a España. Muchos años de espalda a América Latina. Bla, bla, bla, bla. - Media hora hablando, sin Italia. – dijo alguien en una mesa de Prensa. - Es el ministro de AA EE de España. Y se calla. – le contestaron Mediterráneo, Sahel. Desafío con autoprotección y países al otro lado del charco. La guerra Putin reverbera en África. Marruecos amigo de siempre. Momentos complejos y convulsos. En política exterior no se puede elegir todo, solo buscar valores comunes. Acabado el introito, García Vela, el director Europa Press que conducía el desayuno, puso en suerte el asunto del momento: Elecciones Italianas. Los italianos han votado. Como ministro AAEE, momentos definitivos en la UE. Dos modelos, Ucrania, democracia y UE; y modelo Putin. Veremos si el nuevo gobierno italiano es contrario a la UE. Silencio sobre la repercusión en las relaciones España-Italia con el nuevo gobierno. Las elecciones italianas no son un anticipo de las nuestras, porque Italia y España son diferentes. El populismo produce incertidumbre, porque siempre termina en catástrofe. De repente, García Vela, a pesar de periodista condescendiente, acudió en auxilio del ministro: “No quiero pincharle demasiado”. El ministro de AA. EE. español, acaso sin darse cuenta o cobardeando, aceptó el capote y el socorro. Y la sesión continuó: Derrota militar y política de Rusia. Guerra nuclear, no usada para alarmar. Presidencia de la UE de España próxima. Petróleo, gas y frío. Calefacción invernal segura. La declaración hispano marroquí del 7 de abril sigue vigente. Argelia en la ecuación, España-Marruecos-. Argelia, con respeto, porque la interlocución en democracia requiere discreción. No hubo más. Mirada a los techos perdida; y pérdida de una ocasión para que el ministro español de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación pusiera en claro lo que apunta su apellido sobre el posible gobierno italiano probablemente presidido por Georgia Meloni. Tras el resultado de las urnas, sin historias ni reparos, derecha política ganadora: “Italia llamó, ¡sí!”
|