Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Cine
Etiquetas | Crítica de cine | Películas

Irrational Man: de razones y sinrazones

Irrational Man, lo último de Woody Allen, a la luz de Hitchcock y Dostoievski
Ricardo Pérez
jueves, 7 de enero de 2016, 09:48 h (CET)
Al Campus Universitario de Braylin llega Abe Lucas (Joaquin Phoenix), un estrafalario profesor de Filosofía conocido por su brillantez intelectual y su carácter atormentado. Muy pronto, una de sus alumnas, Jill Pollard (Emma Stone), se enamora de él.

Con esta comedia negra que en realidad no es tal (el mismo guión, con unos pocos cambios, habría dado lugar a un estupendo thriller de haber sido filmado con otro tono), Allen plantea de manera inteligente una serie de incómodas cuestiones relativas a la razón y al crimen que, inevitablemente, nos hacen pensar en el Hitchcock de La soga (Rope, 1948), y, sobre todo, en el de La sombra de una duda (Shadow of a Doubt, 1943), película de la que considero que Irrational Man es poco menos que una sutil variación (la escena del ascensor es un claro homenaje a la del tren de la obra maestra del director británico).

0801165

A partir de su llegada al campus, Abe se convierte en el centro de las conversaciones de profesores y alumnos, llamando la atención de dos mujeres: Rita (Parker Posey), una profesora casada con merecida fama de promiscua, y Jill, alumna de clase media que mantiene un superficial noviazgo con Roy (Jamie Blackley). Abe sólo se relaciona con ellas. Además de con Kant, Heidegger o Kierkegaard. Es un tipo descreído y desesperado. Adicto al alcohol y con aspecto desaliñado. Como buen filósofo, tiene una concepción pesimista de la existencia. Lo mismo le da vivir que morir. Ese carácter frágil y afligido, anticuadamente romántico, unido a su radical personalidad, lo convierten en irresistible objeto de deseo para ambas. Sin embargo, entre su temporal impotencia y su desgana crónica, la relación que establece con las dos no va más allá de la amistad. Hasta que, cierto día, mientras charla con Jill en una concurrida cafetería de la ciudad, escucha por casualidad una conversación que está teniendo lugar en la mesa de al lado, y que, de repente, dotará de sentido a su vida. La conversación gira en torno a un magistrado que quiere retirar a una mujer la custodia de sus hijos en favor de su ex marido por el mero hecho de que conoce al abogado de éste. Entonces Abe se plantea una cuestión moral similar a la del personaje de Raskólnikov en Crimen y castigo de Dostoievski: ¿sería justificable asesinar una persona que es objetivamente mala y causa infelicidad en los demás? Pues, desde un punto de vista estrictamente racional como el suyo (creo que el título del filme tiene un sentido irónico), sí. Porque acabas con un mal bicho y haces del mundo un lugar mejor. Otra cosa bien diferente es que dicha acción sea ética (lo razonable no siempre es lo más ético, ni lo ético siempre resulta ser lo más razonable). Por no hablar de las consecuencias que tal acción pudiera acarrear. El caso es que Abe decide actuar, y planifica el asesinato del juez con minuciosidad en busca del crimen perfecto. Enfrascado en ello, recuperará las ganas de vivir, abandonará la bebida, superará sus problemas de impotencia, se enamorará de Jill, etc. Pero todos sabemos que el crimen perfecto no existe…

La película posee una muy apreciable construcción narrativa articulada sobre la utilización alterna de las voces en off de Abe y Jill, lo que dota a la historia de un doble punto de vista. El papel de hombre perturbado (otro más en su carrera) le viene como anillo al dedo a Joaquin Phoenix, mientras que la deliciosa Emma Stone demuestra por qué se ha convertido en una de las nuevas musas del realizador neoyorquino.

Irrational Man, digan lo que digan, supone un buen Allen a pesar de la ausencia de auténtica brillantez.

Noticias relacionadas

Este jueves 6 de marzo, Filmin estrena en alquiler "Anora", flamante ganadora esta pasada madrugada de cinco Óscars: Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Actriz Principal, Mejor Guion Original y Mejor Montaje. La película de Sean Baker, que ya ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes, ha sido la gran triunfadora de una gala de los Óscars.

En un futuro quizás no muy lejano, donde los hijos son concebidos in vitro para eliminar cualquier impureza genética, nace un niño llamado Vincent de forma natural. Debido a una lesión cardiaca congénita, Vincent es privado de las oportunidades y privilegios de los que disfrutan los demás ciudadanos y condenado a realizar trabajos indeseados. Pero Vincent ansía viajar al espacio y hará cualquier cosa para engañar al sistema y entrar en la academia espacial.


Para su regreso al cine después de seis años, Mike Leigh retorna al presente en el Londres actual y a la familia como centro de una historia. En ‘Mi única familia’ propicia el reencuentro entre el cineasta británico y Marianne Jean-Baptiste, tras su aparición como protagonista en ‘Secretos y mentiras’, una de las cintas más reconocidas de la filmografía de Leigh, de la que se cumplen ahora treinta años y por la que Marianne Jean Baptiste recibió la nominación al Oscar.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto