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Historia, tradición, cultura y turismo en la ciudad de Vera

Francisco Cano Carmona
martes, 19 de enero de 2016, 07:46 h (CET)
Desde sus orígenes fenicios, la ciudad ha sido un importante centro comercial y administrativo, así como un verdadero crisol de culturas bañado por el Mediterráneo y limitando con los pueblos de Garrucha, Turre, Los Gallardos, Antas, Mojácar y Cuevas del Almanzora en la soleada provincia de Almería.

Un breve paseo por su historia
Fundada por los fenicios con el nombre de Barea -aunque los asentamientos humanos en la zona son muy anteriores con las culturas del Argar y los Millares- en la zona de la actual Villaricos, pasó a ser la Baria romana y, con la conquista musulmana de la Península ibérica, parte del territorio islámico. Es precisamente en este período cuando la población se traslada al interior y se erige sobre el cerro del Espíritu Santo, símbolo de la ciudad, desde el que se convierte en ciudad clave fronteriza entre el Reino nazarí de Granada y el Reino cristiano de Lorca (Murcia).

Cuando en 1518, ya bajo control cristiano, la ciudad es destruida por un terremoto, se traslada a la falda del cerro y se levanta de nuevo en 1520. Durante estos siglos, además de las catástrofes naturales, Vera será protagonista activa en la lucha contra las sublevaciones moriscas hasta la expulsión de los mismos.

La importancia de las actividades pesqueras, mineras y comerciales del Levante almeriense dio un nuevo impulso a la ciudad ya en el siglo XIX hasta las crisis mineras. En la actualidad, Vera es un importante centro administrativo y comercial en el centro de una de las áreas turísticas más importantes de Europa.

Tradición, cultura y patrimonio
Como todas las ciudades mediterráneas, punto de encuentro de innumerables gentes, pueblos y mundos, Vera cuenta con un importante bagaje cultural rico en tradiciones, artes, gastronomía y patrimonio.

La artesanía ocupa un lugar especial en la producción veratense desde tiempos inmemoriales. Destacan como productos artesanales, por ejemplo, la jarra de cuatro picos o la jarra trampa. Asimismo, son destacables sus bordados y el trabajo del esparto, vital en una provincia a medio camino entre el desierto, las cumbres nevadas y las ardientes playas.

La gastronomía veratense es también variada, como consecuencia, en parte, de su situación geográfica y la mezcla de culturas. Así, destacan platos típicos como los gurullos de conejo, el ajo colorao, las ollas de trigo, col o pimentón, las tortas de avío o la tarta borracha, magnífico postre elaborado por los padres mínimos que un día tuvieran su convento en Vera. No obstante, la cocina veratense es mucho más rica, ya que sabe combinar perfectamente los productos del mar con los de las sierras colindantes en una fusión única.

Desde 1569, año en el que la ciudad se libra del cerco morisco, Vera celebra el Día de la Patrona cada 10 de junio en honor a la Virgen de las Angustias, y el 25 de septiembre en honor a su patrón, San Cleofás, con quien concluyen su animada feria.

Los carnavales suponen también un momento importante del año en la localidad almeriense; así como las Cruces de Mayo y las Hogueras de San Antón.

Pero, sin duda, el la Semana Santa la que marca el calendario. El Martes Santo, los más jóvenes salen en una procesión donde demuestran que la edad y el fervor no tienen una relación directa. El Miércoles Santo se realiza el Vía Crucis; y el Jueves Santo por la noche sale en procesión la Venerable Hermandad de San Juan y el Cristo de la Misericordia.

Pero es el Viernes Santo, con la tradicional Subida de Jesús por la mañana y la procesión de la Hermandad de la Virgen de las Angustias de noche, cuando esta festividad llega a su clímax. Ya el Domingo de Resurrección se celebra una subasta en la plaza de La Glorieta.

Entre los lugares que el viajero no puede dejar de visitar están la plaza de toros, la Plaza Mayor, la Plaza de La Glorieta, con sus magníficas vistas al mar que baña las costas veratenses; el Espíritu Santo, cuyo acceso fue remodelado para facilitar el disfrute de este icono de la localidad; el recinto ferial de El Palmeral, donde encontrará la recreación de una cabaña neolítica; la playa naturista con su hotel y apartamentos; las ermitas de San Ramón, San Agustín, Virgen de las Angustias y Virgen de las Huertas; el Museo Arqueológico y Etnográfico, situado en pleno centro, y el Museo del Agua, junto a la fuente de Los Cuatro Caños, del siglo XVII; la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Encarnación, el ayuntamiento. Todo esto no es más que un ejemplo del patrimonio artístico y cultural de Vera.

Actividades y alojamiento
Una vez en Vera y conocidos los magníficos monumentos y los encantadores rincones que ofrece la ciudad, el viajero puede disfrutar de las playas naturistas o las de El Playazo. Además, Vera cuenta con un parque acuático, situado en el antiguo Cabezo de la Pelea, que hará las delicias de pequeños y mayores.

Para un tipo de turismo más cultural, son dignos de mención los distintos festivales de arte, como los de teatro que llevan a cabo las Hermandades de la localidad; el concierto de Año Nuevo que ofrece la Banda Municipal de Vera en el Convento de los Padres Mínimos; la ya mencionada Semana Santa, o el mercado tradicional que se celebra cada sábado y abarca buena parte del centro.

Si se busca el contacto con la naturaleza, amén de los hermosos parajes del conjunto provincial almeriense, la localidad de Vera ofrece la posibilidad de conocer los rincones naturales más bellos del Levante. Así, muchas son las rutas que se acercan hasta Sierra Cabrera o hacen al viajero dirigirse a tierras murcianas.

Alojarse es sencillo en Vera. La localidad cuenta con dos importantes hoteles en el pueblo: Terraza Carmona y el Hostal Regio, además de hoteles en la costa y apartamentos donde el viajero podrá disfrutar de su buena elección.

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