Esta semana se celebró el aniversario del nacimiento de Chiang Kai Shek en un populoso barrio de la capital paraguaya, cuyos habitantes en su gran mayoría ignoran el grave conflicto geopolítico mundial del cual participan.
Desde mi infancia la figura de Chiang Kai Shek fue familiar para mí. Un día siendo niño, vi una avenida de un barrio asunceno cercano al mío, convertirse en una especie de Chinatown en Asunción, capital de Paraguay.
Me llevó algunas décadas comprender las implicancias del suceso. Se debía a que en Paraguay existía un fuerte gobierno anticomunista, y Chiang Kai Shek había sido un campeador de esa filiación política y Taiwán, junto a la cuestionada Sudáfrica de entonces, era fuerte aliado del General Alfredo Stroessner.
Taiwán siguió siendo inamovible aliado del Paraguay a pesar de los cambios de gobiernos, remoción de signos ideológicos y variables proclamas vacías de contenido. En 1989 fue derrocado Stroessner, y en 2008 se produjo la alternancia en el gobierno, pero la lealtad de Paraguay a Taiwán se mantuvo inamovible. Los más recalcitrantes socialistas fueron los mas abyectos partidarios de renovar la alianza, y lo consignó la prensa en su momento.
Hoy se presentan varias fuerzas de signos ideológicos divergentes para hacerse del poder en Paraguay, en abril del año 2003, pero ninguno de los candidatos con posibilidades de ganar las elecciones incluye explícitamente en su agenda modificar el relacionamiento con Taiwan.
Considerando todo lo expuesto, me resultó fácil comprender porqué, aún en el presente siglo XXI, el natalicio de Chiang Kai Shek es celebrado en Paraguay.
Chiang Kai-shek había nacido el 31 de octubre de 1887 en la localidad de Xikou del distrito de Fenghua, en la provincia de Zhejiang. En 1949, luego de perder la guerra civil, el gobierno del su ejército, parientes y seguidores huyeron del continente instalándose en Taiwán. Desde allí, y con el respaldo de los Estados Unidos, su partido político (KMT) declaró a Taiwán asiento provisional de la República de China, dejando pendiente la reconquista del territorio continental.
Cuando estalló la Guerra de Corea y China respaldó a los coreanos del norte, Estados Unidos redobló su compromiso económico y militar con Taiwán, protegiéndolo como estado de primera línea en la batalla por la «defensa del mundo libre».
La dinámica de la Guerra Fría hizo el resto. Paraguay, Chile, Uruguay y Sudáfrica fueron los países que con mas ansiedad se acercaron al bastión anticomunista de Oriente.
A partir de 1953, Taiwán creció a un ritmo cercano al diez por ciento anual, y pasó a ser uno de los cuatro «nuevos países industrializados»asiáticos. Se alcanzó un alto nivel de desarrollo en la producción de plásticos, productos químicos, construcción naval, en la industria ligera de prendas de vestir y en electrónica.
Taiwán llegó a convertirse en el segundo país con mayor excedente en la balanza comercial, junto con Estados Unidos, superado sólo por Japón. Pero en 1971, Estados Unidos decidió estrechar vínculos con China y no volvió a vetar el ingreso de esta nación a la ONU. Taiwán perdió su representación en las Naciones Unidos y en 1979, con su proverbial hipocresía, Estados Unidos rompió oficialmente relaciones diplomáticas con Taiwán.
En 1997 las cosas se complicaron. Se profundizó la democracia en Taiwán y poco después, el Kuomintang -partido que se considera chino todavía- perdió las elecciones contra el Partido Progresista Democrático, una formación que rechazó la idea de volver al continente para retomar el poder en Beijing y que pretende la autodeterminación de Taiwán como nación.
En la última semana, el presidente chino, Xi Jinping, aseguró que “jamás renunciará al uso de la fuerza” en Taiwán, durante el XX Congreso del Partido Comunista Chino, añadiendo que se reservan la opción de tomar todas las medidas que consideren necesarias. “Resolver la cuestión de Taiwán es un asunto del pueblo chino y debe ser resuelto únicamente por el pueblo chino. Intentaremos buscar la perspectiva de una reunificación pacífica con la máxima sinceridad y los mayores esfuerzos”, dijo Xi Jinping abriendo el Congreso de su partido en Beijing.
Paraguay es uno de los catorce pequeños estados del mundo que reconoce a Taiwán, y el primero en hacerlo luego de Haití. Entre estos paises se encuentran San Cristobal y Nieves, cuya poblacion no alcanza los 55.000 habitantes, Santa Lucía que cuenta con 183.000 habitantes, un estado de 0,44 Kilometros cuadrados como El Vaticano y un solo pais africano de 17.000 kilometros cuadrados, Suazilandia.
Pero como ya lo expuse en mi alegato relacionado al Sahara Occidental, las fronteras impuestas por los imperialismos no son intangibles, algo también aplicable a un territorio como la isla de Taiwan, cuyos habitantes al igual que los pueblos latinoamericanos, sufrieron a su turno invasiones portuguesas, españolas y holandesas. LAW
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