Los mercados europeos subieron drásticamente la semana pasada y los rendimientos de los bonos cayeron después de que la inflación del IPC de EE. UU. para octubre fuera más lenta de lo esperado. Esta renovada esperanza de los inversores ante un posible techo de la inflación estadounidense y ralentización en el endurecimiento de la política americana por parte de la Fed se vio en cierto modo frustrada por el anuncio del miércoles sobre la inflación en el Reino Unido, la cual alcanzaba el 11,1% –con Alemania e Italia incluso por encima–.
Creemos que el susto de la inflación se ha descartado en gran medida, y que evitar las trampas de los beneficios se convierte en la clave en el ámbito de las acciones. El mercado se centrará ahora en los fundamentos individuales de las empresas. Estamos asistiendo a un periodo con inflación y tipos de interés crecientes, después de una década de dinero barato que dejará al descubierto los pobres modelos de negocio.
En nuestra opinión, la desaceleración es casi inevitable para muchas empresas, que conforman un grupo que hemos llamado "Wile E. Coyotes", haciendo referencia a la famosa serie de dibujos animados en la que el coyote persigue al correcaminos. La mayoría de las acciones ya han pasado el borde del precipicio, y los "correcaminos", con su crecimiento estructural defensivo, deberían llegar al otro lado, mientras que los "Wile E Coyotes" fallarán en las ganancias, avisarán y caerán al cañón.
Esta analogía ya ha comenzado: algunas empresas informaron de buenos resultados en el tercer trimestre y, sin embargo, vieron cómo los precios de sus acciones caían por el proverbial acantilado, ya que el mercado se da cuenta de que no hay "suelo" para ellos en una recesión. Es mejor invertir en los "correcaminos", que tienen vientos de cola estructurales para apoyar su crecimiento.
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