Los integrantes de esta facción política aplican unas mensuras de distinto valor, calibre, medida y diferente peso, según se trate de evaluar las manifestaciones o acciones de quien sea que las exprese o realice.
Si un izquierdista, enuncia o realiza un acto o pronuncia un insulto cuando, carente de argumentos, agrede verbalmente a su oponente político, el insulto pesa menos que el suave plumón de un gorrioncillo. Si embargo, si a uno que milita en la derecha se le ocurre decirle a alguien de la anteriormente mencionada formación política que este o esta conoce en profundidad a otro de su mismo bando, este lo toma como un insulto y hasta se echa a llorar, dada la gravedad de la ofensa. Pablo Iglesias no es que sea un autor de renombre universal, pero sí es cierto que ha escrito varios libros de los que solo citaré algunos para no cansar. Podemos mencionar: Medios y cloacas Verdades a la cara Disputar la democracia Una nueva democracia Y alguno que otro más. Rufián ha llamado fascistas a los integrantes del Tribunal Supremo y no creo que ninguno de ellos le haya prestado ni la más mínima atención ni mucho menos echarse a llorar. Cualquiera de los libros mencionados de Pablo Iglesias, algún profesor de IES, u otro círculo de estudios, sobre todo si es de Izquierdas, puede proponerles a sus componentes que los estudien en profundidad, como los de otro cualquier autor literario. ¿Desde cuándo conocer las obras de un prosista se puede considerar un insulto? Se dedican horas de estudio y profundos y sesudos trabajos para conocer a los afamados escritores, así nacionales como extranjeros. Hay exégetas que estudian en profundidad a Homero, Cicerón u otro autor contemporáneo, así que si a mí me dijeran que conozco en profundidad a Cicerón, jamás lo consideraría un insulto, sino una espléndida alabanza en reconocimiento mis méritos por haber estudiado a dicho autor. Se ha armado un gran revuelo en la clase política, medios de comunicación y toda clase de redes sociales porque una diputade de Vox, Carla Toscano, le ha dicho a Irene Montero que su único mérito es conocer en profundidad a Pablo Iglesias. Tan dura ofensa ha hecho que la de ultraizquierda se sienta ofendida tanto que se ha puesto a llorar. Hasta la barbilla le temblaba, no sabemos si de ira, impotencia o rabia. No soy partidario de “…y tu más”. Lo considero, cuando se usa, como una falta de argumentos, pero sí de exponer y señalar hechos o expresiones dichas o realizados por alguien y que son de dominio público. Irene Montero le dijo a Ana Botella, varias veces, creo que fueron cuatro, que se hallaba donde se encontraba por ser esposa de Aznar. Los conocimientos de ésta, pues es funcionaria en el cuerpo de técnicos de administración civil, para conseguir dicho puesto tuvo que superar unas fuertes oposiciones, superan con creces a la que deseaba volver a su casa sola y borracha, que es el lema del Ministerio de Igualdad. Que sepamos Ana no se puso a llorar cuando Irene le lanzó tal invectiva. Espectáculo degradante y desagradable ponerse a llorar porque le han reconocido en público, posiblemente, el mayor de sus méritos. No Irene, no debes de sentirte ofendida, ni que la jauría de canes furibundos ataquen a Carla Toscano haber proclamado tus méritos, al contrario debes de agradecérselo porque muchos desconocíamos este perfil tuyo de especialista en el género literario, y, gracias a ella, ahora lo sabemos.
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