Un perro entrenado bajo el programa Caninos por la Conservación de la Fundación de la Vida Silvestre Africana parece contento con sus amos. Los perros rastreadores desplegados en seis países africanos han contribuido al arresto de más de 500 sospechosos en la larga lucha contra los cazadores furtivos y los traficantes. Foto: Paul Joynson-Hicks / AWF
LONDRES – Las poblaciones de elefantes están comenzando a recuperarse en partes de África a medida que las fuerzas del orden y las comunidades locales cambian el rumbo de su larga batalla contra los cazadores furtivos y los traficantes de vida silvestre.
Pero las bandas criminales cambian constantemente de táctica y explotan a otras especies, mientras que la mayor amenaza ahora la plantea la severa sequía que devasta franjas del este de África, desplazando a cientos de miles de personas, amenazando con la hambruna en Somalia y matando la vida silvestre y el ganado.
“La caza mayor está disminuyendo en la mayoría de los países”, dice Didi Wamukoya, gerente senior de Aplicación de la Ley de Vida Silvestre en la Fundación de la Vida Silvestre Africana (AWF, en inglés).
Asimismo, señala que la caza furtiva en Kenia y Tanzania de grandes especies icónicas para el comercio internacional de vida silvestre ahora es muy inusual. La población de elefantes en esos dos países ahora está aumentando. Es un giro particularmente sorprendente para Tanzania, que perdió alrededor del 60 % de sus elefantes en una década.
Wamukoya, quien dirige la capacitación de AWF de las agencias de aplicación de la ley para enjuiciar casos de tráfico de vida silvestre, advierte que los delincuentes se adaptan. Si bien a los elefantes les está yendo mejor, también en parte porque los principales mercados como China han prohibido el comercio interno de marfil, las pandillas que trafican a Asia están cambiando a otras especies, como leones por las partes de su cuerpo, pangolines y abalones.
Los pangolines, que han sido identificados como una fuente potencial de coronavirus, son los mamíferos salvajes más traficados en el mundo.
La lucha contra el delito cibernético y la mejora del uso de evidencia digital en los tribunales se han convertido en elementos clave del trabajo de AWF desde que los delincuentes se adaptaron a los confinamientos por covid-19.
“Los delincuentes viven en sociedad y son parte de nosotros, y también se mueven en línea”, dijo Wamukoya a IPS en una entrevista, refiriéndose a las plataformas de redes sociales como Facebook que se utilizan para comercializar animales y productos de vida silvestre.
Gran parte del comercio ilegal de vida silvestre, estimado por las agencias internacionales en más de 20 000 millones al año en todo el mundo, se ha movido en línea, pero la caza furtiva real y el transporte de animales y productos de contrabando a través de las fronteras es el objetivo del Programa Caninos por la Conservación de AWF, encabezado por Will Powell en Arusha, Tanzania. Powell y su equipo entrenan a perros rastreadores, así como a sus adiestradores, seleccionados de las fuerzas de guardabosques de África, incluido el más reciente de Etiopía.
“Tenemos que elevar los estándares de nuestras operaciones con perros en los aeropuertos, ya que los contrabandistas intentan adaptarse y esconder cosas en café, condones, protegidos con papel de aluminio. Primero, el cuerno de rinoceronte y el marfil eran el objetivo principal, pero ahora las escamas de pangolín son lo más importante, así que los perros están entrenados para eso”, dijo a IPS.
El tráfico de huesos y dientes de leones para la «medicina» asiática también ha aumentado a medida que los delincuentes abandonan los tigres. “Tenemos que asegurarnos de que los perros estén actualizados”, dice.
Powell previamente entrenó perros para olfatear 32 tipos de explosivos en los Balcanes y dice que más de 90 % de los perros pueden volver a encontrar un olor después de un año sin estar expuestos a él. Se puede introducir un nuevo olor con solo unas horas de entrenamiento.
Los equipos caninos de AWF trabajan actualmente en Botswana, Camerún, Kenia, Mozambique, Tanzania y Uganda. Todo el personal es de nacionalidad local. Desde 2020, los equipos que operan en el Rancho Manyara y el Parque Nacional Serengeti en Tanzania han realizado más de 100 hallazgos, lo que ha resultado en múltiples arrestos.
Desde que se crearon los equipos caninos, no se han perdido elefantes en el Serengeti a causa del comercio internacional de vida silvestre. AWF dice que las unidades de perros en los seis países han descubierto más de 440 escondites que llevaron al arresto de más de 500 sospechosos.
Los hallazgos han incluido más de 4,6 toneladas de marfil, 22 kilogramos de cuernos de rinoceronte, más de 220 garras de león, 111 dientes de hipopótamo. Se recuperaron siete pangolines vivos y más de 4,5 toneladas de escamas de pangolín.
Los perros y sus adiestradores también están afectando la corrupción entre los funcionarios y los organismos encargados de hacer cumplir la ley. “Los perros son una herramienta incorruptible”, explica Wamukoya. Lidiar con la corrupción es parte de la capacitación de guardabosques y adiestradores. La transparencia de su trabajo y el hecho de que los adiestradores envíen fotos de decomisos a las altas autoridades dificulta la corrupción. “La corrupción no es cero, pero estamos viendo la luz al final del túnel”, dice.
Tanzania ha sido conocida como el campo de exterminio de elefantes del mundo, pero la represión de los cazadores furtivos y los traficantes en los últimos años ha detenido una terrible disminución en el número de elefantes.
El 2 de diciembre, un tribunal superior de Tanzania condenó a muerte a 11 personas por el asesinato de Wayne Lotter, un conocido conservacionista sudafricano que recibió un disparo en un taxi en Dar es Salaam en agosto de 2017. Es probable que las sentencias sean conmutadas por largas penas de cárcel.
La compilación de estimaciones precisas de las poblaciones de varias especies en toda África, incluidas las grandes bestias como los elefantes, es ampliamente reconocida como extremadamente difícil. También lo es la recopilación de estadísticas sobre caza furtiva y decomisos de animales traficados.
El Informe mundial sobre delitos contra la vida silvestre de 2020 de la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito (ONUDD) intenta descubrir y rastrear las tendencias desde su edición de 2016.
Señala que las medidas de bloqueo adoptadas por los gobiernos durante la pandemia de covid obligaron a los grupos delictivos organizados a «adaptarse y cambiar rápidamente su dinámica», lo que posiblemente lleve a que «los mercados ilícitos se profundicen aún más, a que haya más riesgos de corrupción y cambios en las metodologías de mercado y transporte a largo plazo”. Se estima que unos 157 000 elefantes fueron cazados furtivamente entre 2010 y 2018, un promedio de unos 17 000 elefantes por año.
Los datos sugieren una tendencia a la baja en la caza furtiva desde 2011, pero volvió a aumentar ligeramente en 2017 y 2018. Si bien el número de elefantes está creciendo en Tanzania, Uganda y Kenia, hay una disminución preocupante en los elefantes de bosque «en peligro crítico» en África central y occidental debido a la pérdida del hábitat y la caza furtiva.
La ONUDD, también conocida por su sigla en inglés UNODC, informó que una «tendencia de tráfico notable» eran las incautaciones mixtas que contenían escamas de pangolín y marfil juntas, Destacó un contenedor procedente de la República Democrática del Congo en su camino a Vietnam en julio de 2019, que contenía casi 12 toneladas de escamas de pangolín y casi nueve toneladas de marfil. El envío había sido declarado como madera.
“Es posible que los traficantes de marfil, ante la disminución de la demanda, estén aprovechando sus redes establecidas para mover un producto cuya demanda está creciendo: las escamas de pangolín”, dice el informe.
Save the Rhino International, una organización benéfica de conservación, dice que las cifras de caza furtiva han disminuido en África desde el pico de 1349 en 2015, pero aún así se mata al menos un rinoceronte por día. Sudáfrica alberga la mayoría de los rinocerontes del mundo y ha sido el más afectado por los cazadores furtivos.
Estos son logros contra los traficantes de vida silvestre que se han obtenido con mucho esfuerzo y que aún deben reforzarse mediante el apoyo y la capacitación de los organismos encargados de hacer cumplir la ley, una mayor participación de las comunidades locales en la conservación de las áreas silvestres y la vida silvestre, y reformas de los sistemas legales.
El apoyo de los gobiernos fuera de África, particularmente en Asia, es vital para hacer frente a los cambios en los mercados y las rutas comerciales. Pero ahora, la amenaza más devastadora e inmediata en el este de África es la peor sequía en 40 años. Cuatro temporadas consecutivas de sequía en los últimos dos años han cobrado un precio dramático en las personas, el ganado y la vida silvestre.
A principios de noviembre, el Servicio de Vida Silvestre de Kenia informó la muerte de 205 elefantes, más de 500 ñus, 381 cebras comunes, 49 cebras de Grevy en peligro de extinción y 12 jirafas en nueve meses. Los guardabosques están quitando los colmillos a los elefantes muertos para evitar que los cazadores furtivos se los lleven.
“Es una tragedia a pesar de todos nuestros esfuerzos”, dice Wamukoya. “La vida silvestre no se está muriendo por la caza furtiva sino por la sequía y está afectando a la población humana. Las comunidades de pastoreo ganadero ya no tienen pasto ni alimento. El ganado se está muriendo”, añade.
IFAW, una organización mundial sin fines de lucro que ayuda a las personas y los animales a prosperar juntos, citó a Evan Mkala, gerente de programas de la región de Amboseli en Kenia, diciendo que nunca había visto algo tan devastador.
“Puedes oler los cadáveres podridos por toda el área», añadió antes de indicar que la caza furtiva ha vuelto a aumentar ya que las personas que carecen de seguridad alimentaria están desesperadas por dinero para comprar agua y heno para su ganado.
El Cuerno de África es descrito por el Programa Mundial de Alimentos de la ONU como “una región en la intersección de algunos de los peores impactos del cambio climático, las crisis humanitarias recurrentes y la inseguridad”.
Dice que más de 22 millones de personas enfrentan una grave crisis de hambre en una franja de territorio que cubre partes de Somalia, Etiopía, Yibuti, el norte de Kenia y Sudán del Sur. Más de un millón de personas han sido desplazadas por la sequía; siete millones de cabezas de ganado han muerto. Un mal comienzo de las lluvias de octubre a diciembre ha iniciado una quinta temporada consecutiva de sequía.
“Esta es la peor sequía que ha habido en 40 años. Por lo tanto, estamos entrando en una fase completamente nueva en el cambio climático”, dijo Michael Dunford, director regional del PMA para África Oriental.
“Desafortunadamente, aún no hemos visto lo peor de esta crisis. Si creemos que 2022 es malo, tengamos cuidado con lo que vendrá en 2023. Esto significa que debemos seguir participando. No podemos renunciar a las necesidades de la población del Cuerno”, añadió.
T: MLM / ED: EG - Fuente: IPS
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