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Perú Libre y la izquierda que no impulsa el paro nacional

Al colocarse al margen del movimiento de masas, PL se va a seguir desacreditando y disgregando
Isaac Bigio
miércoles, 4 de enero de 2023, 08:33 h (CET)

Este miércoles 4 de enero arranca la primera huelga nacional indefinida de la historia peruana. Las izquierdas se han forjado impulsando estas clases de paralizaciones y marchas, sin las cuales los sindicalistas Lula en Brasil o Evo Morales en Bolivia jamás hubiesen podido llegar al Gobierno.

Sin embargo, PL (el único partido que ha ganado las elecciones generales peruanas reclamándose como socialista), no menciona nada, absolutamente nada, de este paro general en su portal o en sus redes sociales. Esto, pese a que la razón por la cual Pedro Castillo fue electo presidente en junio 2021 se debió a que cosechó los efectos de la huelga magisterial popular que él lideró.


PL nunca ha querido hacer trabajo en los sindicatos, ni es parte de la Asamblea Nacional de los Pueblos, las centrales obreras o campesinas, o los frentes de defensa. En su último artículo, su Secretario General formula las lecciones que condujeron al golpe, pero no hace ni una sola autocrítica. Lo que debilitó a Castillo desde un inicio es que él no quiso haber llegado a Palacio o haberse defendido ante tantas mociones de vacancia apelando a grandes marchas y una gran movilización de los 4 suyos.


PL nunca quiso impulsar estas. No quiso ser parte de las marchas contra las leyes anti-laborales o el golpismo. En vez de plantear un frente único contra la reacción llamaba a hacer acuerdos con esta última contra la mayor parte del resto de la izquierda.


Hoy la línea oficial de PL es caracterizar a Boluarte de ser una dictadora golpista y usurpadora. Sin embargo, Waldemar Cerrón y Flavio Cruz, los líderes de su bancada, votaron a favor de vacar a Castillo para poder remplazarla con Boluarte. W. Cerrón, además, ha propuesto darle voto de confianza a este gabinete de la represión (tras que antes no quiso dárselo a todos los demás que tuvo Castillo después del primero que tuvo).


PL se niega a tener una línea precisa. Por un lado, su Secretario General escribe discursos izquierdistas con la punta del lápiz (pero se niega a movilizar a las masas para lograr ello). De otra parte, su hermano, el Secretario de Ideología, usa el borrador que está en la otra punta para anular todos esos radicalismos y dedicarse a votar con y tras varios ultraderechistas.


La actual democracia peruana fue conquistada por las grandes huelgas de 1977-78 y por una izquierda que militaba y alentaba esas movilizaciones. Hoy, esta misma democracia va siendo mermada porque hay una izquierda que se desentiende de la protesta popular y que prefiere centrarse en leguleyadas o en buscar acomodarse en el poder.


El Dr. Cerrón le critica a Castillo el no haberse sujetado a un partido, lo cual es una crítica en general válida. El problema es que PL realmente NO es un partido. PL carece de una prensa regular, al mismo tiempo formula líneas contrapuestas, y no interviene en el movimiento obrero y popular. Su estrategia pareciera en consistir en conseguir la mayor cantidad de puestos públicos para su gente.


Es esa forma de ver la política la que ha conducido a Dina Boluarte al extremo en el que ha acabado. Recordemos que ella fue impuesta directamente en la plancha presidencial de PL como primera vicepresidencia por la presión del Dr. Cerrón. Boluarte ha llevado esa falta de principios y ese apego al poder por el poder hasta su máxima expresión. Si Waldemar Cerrón votó a favor del TC pro-fujimorista, por eximir a M. Alva y a sus correligionarios golpistas del 2020 y por la vacancia ultra-exprés contra el presidente más votado de nuestra historia, Dina ha ido aún más lejos. Al igual que PL, ella se sigue recllamdo izquierdista, pero ya no tiene ningún empacho en aparecer como una marioneta de la santa alianza derechista.


Al colocarse al margen del movimiento de masas, PL se va a seguir desacreditando y disgregando. En las últimas elecciones del 2 de octubre bajó del 50% al 2% a nivel nacional. Ya viene dejando de ser un eje de referencia para las vanguardias que piden un cambio social.  Si el Dr. Cerrón no hace un giro radical, PL va a terminar ignorado por las mayorías. Encima, como premio por haber ayudado a desmovilizar a las luchas, la derecha les va a terminar llenando de más procesos judiciales.

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Cuando las jerigonzas se extienden en los ambientes modernos, las habladurías altisonantes no pasan de generar unas algarabías sin sentido. Los hechos repercuten en cada ciudadano, sin guardar relación con lo que se dice. Se consolida una distorsión de graves consecuencias, lejos de ser una rareza, se generaliza en la práctica diaria.

Como la lluvia fina que parece que no, pero cala hasta los huesos: el mensaje es claro, quieren que acabemos pensando que “lo que nos viene encima es irremediable”, que los recortes que van a dar en el Estado del bienestar de aquellos que todavía tienen la suerte de tener una nómina, son absolutamente necesarios.

 
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