Cuando se hacen clasificaciones sacando a relucir controversias en el punk acerca de qué grupo fue el más señero en los albores del movimiento en España, muchos apuntan a Eskorbuto por su manera lumpen-delincuencial de transitar por aquel tiempo complejo, además de por confrontar contra todo y contra todos. Otros señalan a Cicatriz merced al carisma de Natxo Etxebarrieta y a la contundencia de sus contados discos, aparte de lo azaroso de su intensa, pese a lo corta, trayectoria vital: accidentes de tráfico, paso por prisión, funestas adicciones... Otros tanto señalan a Rip… a Kortatu… Y, sin duda, todas son grandes bandas, que han quedado para la posteridad. Son ya historia todas del rock patrio y más allá. Iconos.
Ahora bien, si nos atenemos al mensaje y a la conformación del mismo, sin duda, creo poder afirmar que La Polla Records es la banda más insigne de cuantas brotaron en aquellos albores de los ochenta, y me atrevería a decir que pocos grupos hoy en día transportan en sus melodías tamañas letras. Hay ensayismo crítico de índole político-social, financiera, cultural… en aquellas letras. Un ensayismo condensado en los pocos versos de una canción. Semejante discursividad, salvo en el rap (en algunos casos) es “rara avis”.
Otros grupos, como los antes mencionados, también lanzaban proclamas, sí, pero de manera más elemental, sin el lujo de matices y giros sintácticos o retóricos con que aderezaba Evaristo Páramos sus letras. A decir de este, siempre, en su proceso creativo, le suelen venir las melodías y, si ya tiene algo escrito, hace por que dichas ideas se adapten al sonsonete, para lo que ha de desarrollar un esfuerzo intelectual por ahormar el mensaje al acompañamiento musical.
Pero siempre se suele, como decíamos, valorar la épica de los grupos sobre la contrabasa de determinados rasgos de cariz más superficial: la fuerza y contundencia de sus directos, las bravuconadas protagonizadas y por ahí, mas no se habitúa a considerar el peso del mensaje cuando de otorgar dignidades en el parnaso punk se trata, y si se hace, no parece tal detalle el más digno de ser destacado. Quizá LPR por ello no es (contando con gran reconocimiento) situado por encima de otros grupos de la misma corriente, porque si alguien ha elaborado y difundido mensajes con gran fondo y calado, dechado de pericia lingüística, estos han sido los de Salvatierra.
Aparte, ha de ser motivo de reconocimiento el número de años y la cantidad de actuaciones que La Polla Records lleva a sus espaldas, manteniendo durante décadas el nivel, e incluso mejorándolo en muchos aspectos. Prueba de ello, la canción noventera que aquí traemos como muestra: “Jodiana”:
“Busca la senda y busca el camino acabarás marea’o. ¿Qué vida perra será tu destino, quién ha escrito tu guión? La libertad vive en una estatua en medio de Nueva York, y todo el mundo ha cedido a su pánico interior. Veo la gente que va por la calle, veo su tristeza. Creen que es cosa de mala suerte y no lo comprenden (¿Por qué?). Oigo que mueren millares de seres a causa del hambre, pero no es cierto. Quieren que envidies un lujo imposible, que consiguieron timando a tus padres. Veo a los policías mirando con arrogancia y creo que hay asesinos que saben cómo matarnos. Dime por qué no sacar la cabeza de tanta mediocridad. Dime quien vive en el piso de arriba, pudiera ser la razón. Parece ser lo de menos quién causa tanto dolor. Y la verdad va descalza pidiendo para comer. ¿Quién tiene tiempo para pensar con esta paranoia? Nadie decide qué puede hacer con su maldito tiempo (Por qué). Dime qué más deberemos hacer para mantener este puto sistema. Dime a quién conviene que vivas en la locura.”
La anterior canción es de una hondura analítica que ronda lo inefable por ser administrada la realidad entrevista y plasmada por el cantor de una manera entre lírica y filosófica. Se trata de una letra que aborda conjeturas muy íntimas conectadas con una visión pesimista del mundanal devenir. Hay canciones más ancladas a cuestiones concretas. Esta aborda circunstancias muy generales en las que Páramos entrevé al ser humano bajo el implacable peso de un sistema global injusto y opresivo.
Entre las audacias atisbables en esta canción se pueden señalar detalles como la cosificación de la libertad, cuando se la reduce a la condición de cierta estatua neoyorquina que señorea tal nombre, o los dos endecasílabos que son concatenados: “Quieren que envidies un lujo indecente, / que consiguieron timando a tus padres”. Discursivamente también va concatenado el mensaje, pues el indecente lujo al que abocarían al ciudadano medio a envidiar se indica que se sustenta en la previa sustracción de márgenes de beneficio a precedentes promociones genealógicas de oprimidos.
También son destacables las retóricas interrogaciones de la parte final, o la personificación de un concepto abstracto como “verdad”, prosopopeya tras de la cual se denuncia su deshumanización en el actual estado de las cosas: “Y la verdad va descalza pidiendo para comer”.
Como decimos, otros grupos habrán elaborado proclamas varias y habrán creado canciones rotundas y coreables por demás, ahora bien, el material teórico obrado durante tantos años por La Polla Records es discursivamente imparangonable. Y además tampoco quedan desguarnecidos del aludido componente de épica punk.
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