Lo que ocurre en el PSOE nacional y en la sucursal andaluza que lidera “Juan el Perdedor”, no tiene una explicación razonable. Es como tornar la noche en día o hacer lo negro blanco, pensando que los andaluces nos “tragamos” lo que digan los Chaves, Griñán, Díaz y “sucesores reinantes”. Pero no es así y solo lo diremos una vez, pero alto y claro: Los andaluces no nos creemos nada de lo que digan Espadas y su cohorte andaluza, dependiente del traidor Pedro Sánchez al que todo el mundo conoce hace mucho tiempo.
El pueblo andaluz, por mucho que piensen los socialistas actuales, no es palurdo, ignorante o analfabeto sino un pueblo sabio que aprende y asimila como el que más pueda hacerlo en esta “piel de toro”. Y sabe que los condenados por los ERE no son el mejor espejo en el que mirarse. Parece mentira que Espadas y su número dos, Ángeles Férriz, se empeñen en mentir a los suyos diciendo (para desprestigiar al Tribunal juzgador) que lo de los ERE es una” pieza política” y que los condenados son personas honestas, injustamente tratadas.
Yo entiendo que Viera, Vallejo y algún otro, hagan declaraciones diciendo que son víctimas de campañas que alteran el relato judicial o que lo de corruptos afecta a “sus” derechos fundamentales. Es su recurso al pataleo y normal que actúen así, aunque ellos saben la verdad. Lo cutre es que políticos en activo -como los citados- que van apedir el voto a los andaluces, consideren: Primero, que los condenados son honestos; y Segundo, que han sido injustamente tratados.
Si nos atenemos al DRAE, la palabra honesto tiene 4 acepciones: 1 Decente o decoroso; 2 Recatado, pudoroso; 3 Razonable, justo; y 4 Probo, recto, honrado. ¡Sin comentarios!
Y, en cuanto a la sentencia, sabemos de sobra que los Tribunales han actuado con toda ecuanimidad y corrección. Curiosamente los socialistas vieron como un pecado imperdonable el que al valenciano Camps le regalaran unos trajes (que la Justicia archivó) y les parece una bobada que en Andalucía se “distrajeran” la suma de 680 millones de euros (más de ciento trece mil millones de pesetas), sabiendo que aún quedan 150 juicios por celebrar, por cuantía de 500 millones de euros. ¿A quiénes quieren engañar?
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