Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Demagooglerías | Sociedad

Matar el tiempo perdiéndolo

La tortura de agotar plazos sin dar la sensación de querer hacer nada
Ángel Pontones Moreno
jueves, 10 de marzo de 2016, 01:20 h (CET)
Puesto que la espera se hacía larga en la consulta del dentista, los niños empezaron a impacientarse y a hacer cucamonas, como si con ello dilataran el momento que buscaban evitar. Pablito e Iñigo empezaron a echarse en cara cosas de las que en su momento se habrían reido, y a no compartir la Tablet. Pedrito y Albert se habían pasado media hora intentando convencer a los demás de jugar a las adivinanzas pero ni ellos mismos se conocían bien las pistas que se podían dar o no, de tal manera que era válido dibujar palabras en el aire pero no hacer determinadas muecas. Pedrito quería estar a buenas con Pablito, pero solo porque éste se había labrado una imagen rebelde y atractiva en el cole, y Albert se metía en el papel de pepitogrillo cuando le reconvenía que por ese camino solo podría acabar haciendo pellas o expulsado.

Aislado en un rincón y concentrado en sus pensamientos, vegetaba el mayor de todos ellos. Hacía mucho rato que no movía un músculo, como si realmente pensara que esta parálisis conseguiría camuflarle del resto y mandar con ello sus caries a la hemeroteca de las noticias olvidadas.

Noticias relacionadas

En la antigüedad, a quienes querían confirmar la veracidad de sus actos, se les sometía a la prueba de poner las manos en el fuego. Actualmente esta frase se suele utilizar para manifestar una plena confianza en alguien y dar testimonio de su honradez.

España legalizó el divorcio en 1981, bajo el gobierno de UCD de Leopoldo Calvo-Sotelo, esta ley marcó un hito en la sociedad española, que hasta entonces había estado regida por una fuerte influencia de la Iglesia Católica, una tradición conservadora y que para nada aceptaban las familias, era como una mancha, hasta les apartaban de cualquier reunión, incluso les estaba prohibido confesar y comulgar.

Pedro Sánchez, como egoísta, busca su acomodo obrando de manera incompatible con la decencia limpia y exigible a este rufián: el nuevo Quasimodo.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto