De acuerdo con las últimas cifras reportadas por Naciones Unidas, desde 2015 hasta finales de 2022, hay más de 7,1 millones de personas refugiadas y migrantes de Venezuela en el mundo. De ellos, el 34% son niñas, niños y adolescentes. Esta migración forzosa, considerada una de las crisis humanitarias más grandes de los últimos años, está muy lejos de terminar.
“Aún si se instaura un nuevo gobierno o las condiciones socioeconómicas presentan una mejoría, la diáspora venezolana continuará. Los flujos migratorios en esta crisis son cada vez más desafiantes. No solo hay personas que siguen saliendo de Venezuela, durante el 2022 la presencia de caminantes por toda América con destino a segundos y terceros países de acogida han exigido doblar esfuerzos para ser atendidos”, explica Fabiola Rueda coordinadora de la Respuesta Multipaís a la Crisis de Venezuela.
En 2022 hubo un incremento de flujos migratorios hacia el norte del continente, especialmente con destino a Estados Unidos. El informe "Análisis de las Necesidades de Refugiados y Migrantes 2022” de la Plataforma R4V menciona que los costes de vida, incluidos los alimentos, la energía, los alquileres y la salud, se dispararon en toda América Latina y el Caribe. A lo anterior, se suman las secuelas económicas de la Covid-19 y la inseguridad alimentaria como las principales razones para que los migrantes y refugiados venezolanos tomaran la decisión de buscar nuevos destinos.
A sus 6 años Mayalex, junto a once miembros de su familia, recorrió la selva del Darién y llegó a David, norte de Panamá, el pasado octubre. Durante su viaje, que duró cerca de diez días y entre ocho y diez horas diarias de caminata, vio muertos, escuchó animales salvajes, pero lo que más le asustaba era perderse o que la secuestraran. “Hay gente mala y roban a los niños en la selva” cuenta Mayalex.
Mayalex es una de las 150.327 personas de nacionalidad venezolana que cruzaron por la selva del Darién en 2022, según informó el Servicio Nacional de Migraciones de Panamá. Este incremento se produjo por las medidas migratorias adoptadas por México y varios países de Centroamérica. Además, entre agosto y septiembre pasados, según el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS), la patrulla fronteriza registró cerca de 59.000 encuentros con ciudadanos venezolanos.
Un segundo desafío de esta crisis es la insuficiencia de fondos. La reasignación de recursos para asistencia de la Guerra de Ucrania y la financiación de otras crisis humanitarias afectó los fondos de los proyectos para la migración de Venezuela. En 2022 solo se contó con el 27,45% de los fondos esperados, según el R4V. Los sistemas de apoyo a las personas en movimiento fueron insuficientes aumentando la necesidad y vulnerabilidad especialmente de las niñas, niños y adolescentes.
En 2022 World Vision en Colombia atendió a 2.338 niñas, niños y adolescentes en riesgo. “El 38% de estos niños y niñas en riesgo, están entre los 0 y 5 años. Dentro de las principales vulnerabilidades, peligros y amenazas a las que se exponen identificamos: necesidades básicas insatisfechas, explotación infantil, diversas violencias y abusos, tráfico, entre otros” explica Vanessa Apitz, coordinadora Legal del Proyecto Esperanza Sin Fronteras Colombia.
Fabiola Rueda explica que “la mayoría de los niños, niñas y adolescentes no acompañados y separados está entre los 12 a 17 años. Sus principales motivos son huir de un entorno social y familiar donde no se protegen sus derechos, buscar un trabajo que permita su sustento y el de sus familias, acceder a servicios de salud o educación y la promesa de un reencuentro familiar con sus padres, cuidadores o familia extendida”.
La migración irregular implica desafíos para las ciudades y comunidades de acogida. Los gobiernos locales y nacionales de Latinoamérica requieren financiación para albergar a cerca de 6 millones de personas venezolanas que se encuentran en la región. Tal es el caso de Lima, que en 2022 se convirtió en la quinta ciudad con más venezolanos en el mundo, al recibir a más de 1,32 millones de personas venezolanas.
“Desde World Vision instamos a los gobiernos y a los organismos internacionales para que se destinen fondos y logremos una integración real de las personas en situación de movilidad de Venezuela. La experiencia nos dice que los migrantes y refugiados tienen las capacidades y quieren aportar en sus comunidades de acogida. La migración debe ser digna y segura para todos” concluye Eloisa Molina, directora de Comunicación de World Vision.
|