Fue escuchar que a medianoche del sábado de Pasión darían los “Armaos” una diana floreada, una especie de adaptación musical libre en la Plaza de Almagro, y hasta allí nos fuimos. Del corneta escuchamos sus florituras adornando la noche, seguido del resto de la banda de cornetas y tambores y de algunos cientos de corazones.
Había expectación por oír la música, era una cita especial con sentimientos a viva voz de inicio los que se escuchaban. Cada cual los clasificaría como podía: llevados a la infancia, a los primeros escarceos del amor, a la familia, a los recuerdos de otra Semana Santa, a la historia de Cristo, a la gastronomía, a la ropa tan espectacular de los “Armaos” que aún no vestían. Consiguieron emocionar con sus sonidos, no era necesario dar la “Vuelta el Caracol”, esa llegará después, y emocionará más, si cabe. Pero esa medianoche de diana floreada estaba disponible en nuestros oídos, en una gran plaza, extrañamente iluminada.
Así son los “Armaos” en Almagro, en Bolaños, en Aldea del Rey, en Moral, en Granátula, en Calzada, en Miguelturra, en Pozuelo, en Torralba y en Valenzuela, al menos en diez localidades que se denominan con apellido Calatrava, y dan lugar al nombre de la Ruta de la Pasión Calatrava de Castilla-La Mancha.
Gran historia de estas cofradías religiosas originarias del siglo XVI y XVII, relacionadas curiosamente con el teatro y la escenificación; si no, ¿qué son las dianas floreadas? ¿O la representación de la “Estrella” en la Plaza de Bolaños de Calatrava? ¿Y el maravilloso galimatías de los mil sentidos y sensaciones de la “Vuelta el Caracol” de Almagro? ¿O las procesiones respetando imágenes en su dolor? Son teatro de los hombres, teatro religioso representado y adornado con tambores y cornetas de los “Armaos”, toques musicales que llegan de lo militar, representan lo popular y lo sagrado y desfiles originarios del Barroco.
Si en Almagro la Cofradía más antigua es la Veracruz y el primer Cristo en salir en procesión fueron el de Valenzuela, Granátula, Aldea y Torralba, será en el siglo XVIII cuando se organizarán algo mejor las procesiones de la Semana Santa, muchas de ellas de influencias sevillanas. Y en todo el Campo de Calatrava estarán los “Armaos”, soldados armados de lanzas, espadas, sables, armaduras de latón o acero y rojo terciopelo que desde mediados del siglo XIX calan en el corazón de los espectadores de la zona, y sean de aquí o turistas, cada vez llegan más a verlos desfilar como grandes actores.
Almagro no podría nunca perder su protagonismo unido a las artes teatrales, sean sacras o profanas. Por otro lado, la luz, el colorido y el sonido característico de la Pasión Calatrava se quedan en nuestra memoria infantil como un tintineo armónico y escenográfico, de origen barroco y nostálgico hasta el siguiente año, hasta la siguiente medianoche del inicio de la Semana Santa.
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