Una noticia que es intemporal y universal. Una noticia que cambió para siempre el curso de la historia y que, pese a los vaivenes de la vida y la inoperancia de muchos de sus transmisores, sigue llegando tan fresca y esperanzadora como el primer día.
Llevo transmitiendo buenas noticias desde hace una veintena de años. Echando un vistazo a mi archivo descubro que cada Domingo de Resurrección acabo diciendo lo mismo. Sin la presencia entre nosotros de Cristo Resucitado el cristianismo sería un recuerdo del paso por la tierra de un Hombre excepcional. Poco más. Lo que convierte la Resurrección en un hecho trascendental, es que da sentido a la Pasión y Muerte de un Jesús, como ejemplo de Amor total. Y una Pascua (paso) de su espíritu a cada uno de nosotros. Así lo entendió San Pablo cuando proclamó en una de sus cartas que “si Cristo no hubiera resucitado vana sería nuestra fe”. Toda la belleza y el fervor de la Semana Santa quedarían en una exhibición monumental de un gran fracaso. Por suerte, un año más, les transmito la mejor buena noticia. Cristo ha resucitado. En ti y en mí. En todas las personas de buena fe. Sigue estando entre nosotros. Habita en el fondo de nuestro corazón.Si miramos a nuestro alrededor lo descubrimos fácilmente. Está en los niños, en los ancianos, en los que se sienten solos, en los pobres, en los que sufren. Tan solo tenemos que mirarlos con los ojos del corazón. Entonces descubriremos la autentica felicidad. Volcarse con el prójimo- próximo. Comenzando por el metro cuadrado que nos rodea. Estimo que es un buen comienzo.
Feliz Pascua de Resurrección.
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