Ante el aumento de las temperaturas que pueden superar estos días los 35º C, algo más elevadas de lo normal para esta época del año pero ya cercanas al verano que ya se aproxima, es conveniente prestar especial atención al estado del vehículo realizando una revisión y mantenimiento de elementos fundamentales, como son los neumáticos, baterías, aire acondicionado y filtros, tanto para su correcto funcionamiento como para nuestra seguridad, confort y comodidad.
Carlos Bustillo, presidente de la Asociación Madrileña de Distribuidores de Automoción, nos recuerda que el mantenimiento y conservación del estado óptimo del vehículo para circular con seguridad es recomendable en cualquier época del año. Sin embargo, ante las circunstancias de calor extremo que se están registrando, es importante tener en cuenta lo siguiente:
Neumáticos: Vigilar la profundidad del dibujo (no debe ser inferior al mínimo legal de 1,6mm), alineación y, muy especialmente, la presión adecuada (medida en frio) recomendada por el fabricante. El asfalto puede superar fácilmente los 70ºC y se incrementa el riesgo de reventón, degradación o desgaste, si circulamos tanto con presión baja como excesiva, aunque el neumático sea relativamente nuevo. Verificar el estado y presión del de repuesto, de equiparse.
Aire Acondicionado: Revisar la carga del aire acondicionado para que funcione correctamente y su rendimiento sea óptimo en todo momento.
Filtros: Revisar los filtros del habitáculo, renovándolos si es necesario, para mejorar la efectividad del aire acondicionado y evitar entrada de polvo, polen o malos olores por causa de un filtro sobrecargado de suciedad, humedad o solidificado.
Batería: Comprobar que no tiene fugas, carga correctamente y tiene el amperaje recomendado para nuestro vehículo. Las altas temperaturas y el sobreesfuerzo al que se someten las baterías pueden acabar con su vida útil si no está en perfecto estado.
Desde la Asociación Madrileña de Distribución de Automoción (AMDA) señalan que el aire acondicionado permite circular con las ventanillas cerradas, mejorando la aerodinámica y reduciendo el consumo de combustible y por tanto las emisiones, además de eliminar ruidos excesivos, impedir la entrada de polvo o insectos y evitar que se nos resequen los ojos.
La temperatura recomendable para el interior del habitáculo del vehículo para conducir con comodidad debe situarse entre los 20 y 24 grados centígrados.
Cuando conducimos con temperaturas elevadas nos encontramos incómodos, más agresivos y nerviosos, circulamos a mayor velocidad para tratar de llegar antes al destino, la percepción y atención del conductor disminuye, aumenta la fatiga y la somnolencia, pudiendo derivar en ocasiones extremas en pérdidas de consciencia. Todos estos factores relacionados con las elevadas temperaturas en el interior de un vehículo pueden incrementar entre un 15% y un 25% la probabilidad de tener un siniestro, según corroboran múltiples estudios. Esto se debe a que episodios de calor como los que se registran estos días alteran la función y capacidad psicomotora del conductor. La coordinación se deteriora, el procesamiento de la información cambia, sin olvidar que el nivel de activación y la atención es menor. A esto hay que añadir la sensación subjetiva de tener mayor seguridad de la real, dificultad para seguir objetos con la vista y la reducción del campo de visión.
Los estudios, tanto en situaciones reales como en simulación, demuestran que los efectos del calor sobre los conductores provocan un aumento considerable de los comportamientos agresivos y las infracciones, sobre todo por velocidad excesiva, con el fin de llegar cuanto antes al destino. Con el fuerte calor se incrementan el cansancio y la fatiga, siendo habitual la aparición de una fuerte somnolencia, produciéndose también un aumento del tiempo de reacción del conductor y una mayor propensión a la aparición de distracciones. La atención disminuye hasta el punto de mirar un 50% menos a los retrovisores.
Según un informe de la Fundación Española para la Seguridad Vial (FESVIAL) las consecuencias de circular con una temperatura de 30 grados en el interior del vehículo son comparables a conducir con una tasa de 0,29 gramos de alcohol por litro de sangre con los siguientes efectos: - Aumento de errores en el conductor: 20%.
- Incremento del tiempo de reacción: 22%.
- Crecen las distracciones: 10%
- Reducción de la percepción de señales y paneles: 10%
Si el interior del habitáculo se superan los 30-35 grados, el conductor será un 20% más lento que si circulase con una temperatura 25 grados, pudiendo mostrar síntomas similares a una alcoholemia de 0,5 g/l, lo que añadido a un episodio de deshidratación nos llevaría a cometer errores en la conducción similares a tener un nivel de alcohol en sangre de 0,8 g/l, incrementando nuestro tiempo de reacción causando salidas involuntarias de carril, incluso de la vía o provocando colisiones por alcance.
“El personal de los concesionarios y talleres asociados en AMDA está plenamente sensibilizado con esta problemática derivada de las altas temperaturas y asesoran convenientemente a sus clientes para un correcto mantenimiento y preparación de los vehículos para circular con toda la comodidad sin olvidar que lo principal es la seguridad del conductor, ocupantes y resto de usuarios de la vía” apunta su presidente, Carlos Bustillo.
“En la Asociación Madrileña de Distribuidores de Automoción consideramos que es un acto de responsabilidad concienciar a los conductores de los riesgos que conlleva circular con un vehículo, y por tanto no se debe dejar de lado la posibilidad de que esté preparado al cien por cien con toda su equipación en perfecto estado”, afirma Carlos Bustillo.
Recomendaciones para mitigar los efectos de las altas temperaturas
- Planificar el viaje eligiendo, si es posible, los horarios de menor intensidad en las temperaturas
- Realizar paradas cada dos horas o 200 kilómetros aprovechando para airear el vehículo. Si en cualquier momento se detectan síntomas de fatiga o somnolencia, debemos parar inmediatamente para descansar e hidratarnos.
- Hidratarse convenientemente con agua o zumo evita la aparición anticipada de la fatiga y otros deterioros psicofísicos.
- Evitar el consumo de alcohol, además de por su evidente incompatibilidad con la conducción segura, por sus efectos contraproducentes de alteración en la tensión arterial con altas temperaturas.
- El café, el té o las bebidas energéticas, ayudan a permanecer despiertos, activados y atentos a corto plazo, pero no eliminan definitivamente la fatiga ni el sueño. Pasado su efecto, volverá a aparecer.
- Evitar ingerir gran cantidad de alimentos, especialmente los muy calóricos o con alto contenido en grasas. Es preferible que sean ricos en proteínas y vitaminas
- Vestir ropas claras, ligeras, cómodas y holgadas. Las prendas ajustadas afectan a la presión arterial, a nuestra libertad de movimientos, aumentando el estrés y la sensación de calor.
- Utilizar gafas de sol homologadas y certificadas para conducir reducirá la fatiga ocular.
- Los colores claros en un vehículo pueden rebajar diez grados la temperatura en el habitáculo que otro similar de color oscuro, expuestos ambos a la misma radiación solar.
- Utilizar lunas tintadas o laminadas, legalmente homologadas para vehículos, reduce hasta un 30% de los efectos de los rayos ultravioletas. Esto mejora el confort de los ocupantes, evitando la fatiga ocular sin restar visibilidad, incluso de noche, y mejora el rendimiento del aire acondicionado reduciendo el consumo.
La frase del constructor Henry Ford: "Calidad significa hacerlo bien cuando nadie está mirando".
|