La vida era tranquila mientras había un solo gallo en el gallinero, pero cuando ese gallo pone a precio de oro sus revolcones, las gallinas buscan fuera de casa; eso es lo que ha sucedido con Netflix, nadie se había planteado buscar un nuevo gallo hasta que el gallo más macho del gallinero se la dio de chulillo y pensó que íbamos a serle fiel por los siglos de los siglos. ¡Pues no! Todos o la mayoría de los usuarios de esta plataforma, nos hemos cabreado y le estamos echando un pulso, no se sabe quién ganará, pero por lo pronto, gracias a la escapada de Netflix he podido disfrutar de una gran serie que estrenó la nueva plataforma Skyshowtime: Los enviados, con protagonistas de la talla de Miguel Ángel Silvestre y Luis Gerardo Hernández Méndez. Al principio pensé que iba a tratarse de la típica serie de exorcismos, pero no, la serie va mucho más allá de la fantasía de las posesiones, va más allá de lo paranormal, ya que la serie tiene una alta dosis de misterio, criminología, intriga, secretos y hechos que dejan al espectador siempre dudando de que este viendo algo que no tiene explicación o algo terrenal fácil de explicar.
Aún no ha terminado la primera temporada, pero he de decir que es magnífica, el entorno elegido muy acertado, la interpretación excelente, y Miguel Ángel Silvestre guapísimos con la sotana. Pero ahora llegan las comparaciones, ya que recientemente se ha estrenado en el cine El exorcista del papa, se supone que es una continuación del Exorcista; también he de aclarar que jamás he podido ver la película clásica del exorcista, cuando la veía empezar, nada más que el hecho de la regular calidad del cine de aquellos años y la excelente banda sonora, me daban pavor, bueno, en palabras entendibles; que siempre me ha acojonado esa película y no he sido capaz de verla entera.
Pues veréis, a mis cuarenta y cinco años le he echado valor y me he sentado a ver la película que aún está en cines El exorcista del papa, pero no se si contaros lo que me ha parecido sin conocer las versiones anteriores. Bueno, sinceramente me ha decepcionado, se trata de más de lo mismo, niño poseído acojona a familia e intenta matarlos y acabar con el mundo. Sinceramente esperaba algo más original, ya que la vomitera de la película de 1973 daba más asco que un pájaro muerto. En fin, si comparo la película con la serie… me quedo con la serie, que incluso sin saber cómo termina la temporada, me ha tenido más enganchada.
A ver, ahora saldrán los puristas a defender que la película podría estar basada en hechos reales y la serie es de ficción, pero… ¿no será todo ficción? ¿realmente creéis todo lo que se os ha dicho durante años? ¿existe el cielo y el infierno? ¿el malo es tan malo y el bueno tan bueno?
Pero esto no se trata de creer o no creer que existe realmente el infierno, se trata de la explotación que se ha hecho del tema a lo largo de los años; El diablo y Dios han sido los mejores personajes de película que el marketing ha podido contratar, y digo película porque como no estamos tratando un tema teológico, y simplemente buscamos entretenimiento, pienso que nos deberían ofrecer más que una recuela del exorcista, después de tantos años creo que siguen sin alcanzar a la película original. Lo que cada uno crea es independiente, pero si queréis conocer mi opinión, os diré que creo en el hecho de que si alguien cree en algo, existe, porque el mundo no es blanco o negro, el mundo espiritual es inmenso, y todas las creencias son válidas si te aportan paz espiritual y esperanza.
En conclusión; me ha gustado más la serie de Los enviados, pero puede que sea porque la sonrisa pícara de Miguel Ángel Silvestre me enamora. Vean las dos y díganme que opinan.
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