Precisando conceptos. La democracia es un sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes; también, una forma de sociedad que reconoce y respeta como valores esenciales la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley (diccionario). Pedro Sánchez es el Presidente del Gobierno de España y Secretario General del PSOE (Biografía de Pedro Sánchez Pérez-Castejón que facilita la Moncloa).
Por lo visto, la democracia, que se entiende en occidente y define el diccionario, y lo que hace Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España y Secretario General del PSOE, son dificilmente compatibles. Conviene elegir entre ellos. Podría ampliarse la exclusión al partido, origen del conflicto, pero, por lo hecho y demostrado por los socialistas demócratas que han militado bajo sus siglas en algún momento de la historia, es justo separar a los demócratas que hubo y hay en el PSOE de lo que hace Pedro Sánchez. Lo precisa una alcaldesa que vencida en las urnas 28-M al dejar la alcaldía confiesa: Yo soy socialista. Con ellos a resguardo, para que en su momento, si quieren, rehabiliten lo que puedan, veamos el ‘sanchismo’. No está definido, ni es nuevo. Sánchez lo usa en democracia y a pesar de ella. Es el guerracivilismo antiguo que asoló la realidad nacional el siglo pasado, acabó en guerra entre españoles, alimentó Rodriguez Zapatero hace unas décadas y ahora usa Sánchez con su corte de extraños interesados cazados sin lazo, y la cohorte de obedientes ascendidos al tropel que manda para, entre otros motivos, reescribir la historia.
Como muestra, supuestamente ocasional pero no imprevista, un atril en Nueva Economía Fórum. Tribuna para el delegado del Gobierno en Madrid, acompañado por ministros tan destacados como el de Interior, Sanidad y el de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. El delegado, experto en actividades forestales, es ingeniero de Montes, quiso abonar y hacer crecer la planta, insensata, de un encono contra la derecha antes de empezar la campaña electoral. Mal que bien, el hombre, presentado por Marlaska y arropado por la flor y nata del socialismo madrileño o lo que queda de él, trataba de armonizar su puesto, de delegado del Gobierno, con la fidelidad al secretario General del PSOE. Siguiendo guión, entró en la dinámica pregunta-respuesta. Mientras pudo, hechos en la legislatura, con datos, cifras y respuestas preparadas. Pero, en puertas de una campaña electoral con la izquierda en retroceso, usó el momento para un mitin de partido. Puro y duro: Saliendo del guión, sin consideración al puesto, postura de alto cargo engolado, y castigo a la derecha. La pregunta, lógica, era oportuna y previsible: Pactos PP-VOX y PSOE-Bildu. Contestó con un regate: Importa menos con quien se pacta que para qué se pacta. El slogan comunista, Deng Xiaoping, gato blanco o gato negro, iguales si cazan ratones. Puede que preparado, quiso reprochar a la derecha la soledad sentida por el gobierno, pero se desbocó: Los supuestos enemigos de la patria han hecho mucho más por España que la derecha. Han salvado a españoles, han salvado la vida de pensionistas, han hecho más por España que los patrioteros de pulsera.
Noticia para titular, inmediata. En la mesa de Prensa, sorpresa. Ha dicho lo que he oido. Y lo que copiamos. Alto cargo del PSOE a favor de Bildu. El tiro por la culata. Mas de media campaña electoral hecha a favor de Feijóo. En democracia, la soberanía reside en el pueblo, en una sociedad que reconoce y respeta la libertad y la igualdad de todos ante la ley. El Delegado del Gobierno en Madrid, gato blanco gato negro, por hacer daño a la derecha saltó la barrera del decoro y lo que es propio en democracia. Distraidos, hay quien entiende que ofende a todos, victimas incluidas. Pero hay algo más grave y peligroso que, sin meteduras de patas, conviene tener en cuenta. Junto a Sánchez y en el grupo que gobierna, con algunos titulares de carteras ministeriales y altos cargos sin más preparación que la fidelidad, ni otra cualificación que la necesidad, alguien busca la bronca y usa el guerracivilismo para sacar votos. Después, a la vista del desaguisado, hay excusas, pero en Nueva Economía Fórum había tres ministros y se callaron. Bolaños (aspirante posible para sustituir a Sánchez) Marlaska (exjuez y titular de Interior) y Miñones (recién llegado a Sanidad) pudieron dar la cara por el PSOE en público pero no lo hicieron. Los tres, con las alcaldesas reconvertidas en ministras, que hay alrededor y alguien más, hacen coro a Sánchez. Son la muestra del peligro que amenaza la campaña electoral 23-J, para algún analista la más sucia de la historia. También de la difícil, casi imposible, compatibiidad entre democracia y Pedro Sánchez.
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