El talento es la inteligencia que crea, construye, analiza, reelabora, e inventa, etc. El último libro publicado por José Antonio Marina se titula Objetivo: Generar talento. Cómo poner en acción la inteligencia. A lo largo de sus páginas Marina escribe sobre el talento, la inteligencia y la acción, el talento individual, el talento de las organizaciones, el talento social, y otras numerosas cuestiones.
Es un libro muy interesante, porque desde análisis rigurosos y objetivos el conocido filósofo y pedagogo explica, de modo ameno, muchos aspectos a tener en cuenta en el desarrollo de la inteligencia. Especialmente, en el ámbito del aumento de las habilidades creativas, y de la resolución de problemas de todo tipo. No en vano, Marina dirige la Fundación Universidad de Padres y también el Centro de Estudios sobre Innovación y Dinámicas Educativas, etc.
La significación de los hábitos en la conducta diaria de los individuos es esencial.Ya que como escribe Marina:«Los investigadores de la Universidad de Duke han estimado que más del 40% de las acciones que realizan las personas cada día no son decisiones de ese momento sino hábitos». No cabe duda que en un mundo en el que, casi todo, va cada vez más rápido, cada sujeto debe ser autónomo y ser, en cierto sentido, autodidacta, y también incrementar su nivel de autoaprendizaje.
De hecho, la misma persona debe intentar tener claras sus metas y, sobre todo, ser su propio director de aprendizaje. La denominada inteligencia ejecutiva es cada vez más demandada en el mundo empresarial y laboral.
La capacidad de nuestro cerebro es asombrosa. Los, aproximadamente, cien mil millones de neuronas son la base del funcionamiento cognitivo y lo preparan para realizar numerosas operaciones complejas. Y a esto se añade también la función del inconsciente. No es una tabla rasa, ya que el cerebro viene programado para percibir con esquemas asimiladores y generadores. En efecto, la percepción que se ha contrapuesto al pensamiento, en realidad, es una operación de elevada complejidad. No es extraño que los diez millones de bits que llegan al ojo humano por segundo, sean excesivos y el cerebro tiene que, necesariamente, descartar para poder ver.
En relación con los animales, en las ranas, por ejemplo, su capacidad visual es reducida, si se compara con la humana. Puesto que como dice Marina: «Y qué le dice el ojo de la rana al cerebro de la rana? Pues muy pocas cosas. Concretamente, cuatro. Su sistema visual sólo detecta cuatro tipos de información: contornos oscuros, convexos, que se mueven y que producen cambios en la iluminación. Es decir que la rana no ve las moscas que se come. De hecho, es incapaz de reconocer las moscas muertas e inmóviles». A lo largo del libro se explican ejemplos de muchas conductas, estrategias exitosas, y procedimientos que mejoran el rendimiento y la creatividad. En este sentido, la experiencia de otros sabios, pensadores, artistas, científicos, inventores, etc., son fundamentales para ver lo que hicieron para superar las dificultades que tuvieron que afrontar y vencer en el curso de su vida.
Al final, creo que lo principal es ser activos con tenacidad, perseverancia y curiosidad, y seguir aprendiendo y perfeccionando las habilidades y las capacidades. Es la mejor fórmula para seguir desarrollando el talento de cada uno.
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