A esta falta de población se ofrece como solución, ya lo hemos dicho, la importación de mano de obra de trabajadores extranjeros.
Inmigrantes llegados de países de fuera de la UE, están recibiendo subsidios y ayudas aunque no hayan trabajado nunca ni hayan cotizado a la S.S., de forma tal que, en más de una ocasión, se niega tal beneficio a españoles y sin embargo se concede a los de fuera.
Se están dando casos, solo hace falta comprobarlo, que marroquíes están recibiendo un subsidio, aún viviendo en su país.
También hay situaciones, aunque los sindicatos estén en contra de ello en las que un trabajador cobra un subsidio y no acepta una oferta de trabajo. El Secretario general de la UGT, Pepe Álvarez, ha incidido en la necesidad de reforzar el control de prestación por desempleo y, en especial de la facultad para retirar la prestación o subsidio por desempleo a quien rechace una oferta de empleo o un curso de formación.
Consta que hay mucha economía sumergida porque los desempleados cobran ayudas al mismo tiempo que realizan trabajos subrepticiamente por los que no extienden factura, realizando un doble fraude a la Administración.
Vayamos a la carencia de población y busquemos una solución para ello.
¿Por qué hay menos nacimientos en España? ya hemos dicho que una de las causas puede ser la comodidad hedonista de no hacerse cargo de un hijo por el trabajo que ello conlleva, pero si el Estado fomentase la natalidad con beneficios a las familias y, en lugar de tantas subvenciones a organizaciones que no aportan algún bien para la Nación, ayudase a matrimonios que desean tener hijos, a subvenir los gastos que ello conlleva, posiblemente se mitigase este invierno demográfico.
Puede ser que lo que voy a comentar levante sarpullido a muchos de los detractores de la época en la que en España imperaba la dictadura franquista. Si alguien se molesta, es asunto suyo, ya que solo relataré hechos ciertos, incontrovertibles, comprobables, innegables y objetivos.
En aquellos entonces la familia gozaba de una protección especial por parte del Estado que le proporcionaba ayuda y subvenciones hasta por el mero y simple hecho de contraer matrimonio.
Puede ser que haya muy pocos que lo recuerden pero el sistema de ayuda consistía en un baremo denominado “puntos” por los cuales se socorría a las personas casadas.
Por el mero hecho de contraer matrimonio, ya se le asignaban cinco puntos, con un hijo eran seis, y así iban aumentando en función del número de hijos que tuviese el matrimonio. Esto era aparte de un subsidio que también se le abonaba. Este costo lo soportaban las empresas e iba con cargo a una cuenta de rendimientos que todas deberían de llevar que se denominaba “Atenciones sociales”.
Como es lógico, al ser a cuenta de los rendimientos o beneficios de cada empresa, no todas pagaban lo mismo. Había algunas en las que muchos deseaban entrar a prestar sus servicios por la golosina de disfrutar de unos puntos que eran más altos que en otras.
Pero, desde que nos gobernamos por una democracia, mejor aún desde el año 1975, aparte de eliminar de un plumazo esta ayuda, los políticos no se han preocupado, por lo general, de tomar decisiones que conciernan al fomento y ayuda de la familia, con lo que tenemos que esto motive el poco aliciente para tener hijos.
Esa es una solución que se podría aplicar a las familias para fomentar a natalidad, pero hay otra que es suprimir el horrendo y abominable crimen del aborto.
Hay otra por la que posiblemente no tuviésemos necesidad de mano de obra extranjera, o disminuyese esta, es suprimir el asesinato legal del aborto. Este horrendo crimen hace que todos los años se les niegue la posibilidad de vivir aproximadamente (las estadísticas lo dicen) a unos cien mil niños, con la injustificada adopción de niños foráneos.
Si el Estado atendiese con ayudas y subvenciones a las futuras madres que están dispuestas a acabar con la vida de sus hijos mediante el aborto, y organizase un sistema de ayudas y asistencias, al mismo tiempo que una red eficaz de adopciones, posiblemente no seríamos reos del más nefasto de los crímenes que se pueda cometer.
Soluciones a la falta de población hay, de lo que se carece es de voluntad para ponerlas en práctica.
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