El fenómeno de la globalización económica ha conseguido que todos los elementos racionales de la economía estén interrelacionados entre sí debido a la consolidación de los oligopolios, la convergencia tecnológica y los acuerdos tácitos corporativos, por lo que un hipotético estallido de la burbuja inmobiliaria china podría provocar un nuevo crash bursátil y una posterior contracción de la economía global que desembocaría en el peligroso escenario de estanflación secular.
Así, la economía china estaría afectada por un virus cuyo ADN poseería la triple enzima ECD (caída de las exportaciones, debilitamiento del consumo interno y un preocupante incremento de la deuda).
Ello se traduce en un crecimiento del PIB del 6,3% en el segundo trimestre, por debajo de las estimaciones de los analistas, una reducción de las ventas al por menor del 3,1% en julio, una caída de las exportaciones del 8,3 interanual y una preocupante tasa de desempleo juvenil del 21%, por lo que el Gobierno chino se verá nuevamente obligado a la implementación de estímulos financieros para vencer la alta dependencia de China respecto de la demanda de las economías desarrolladas y la incierta capacidad de la demanda privada para tomar el relevo una vez que se agoten los estímulos estatales.
Implosión de la burbuja inmobiliaria china
Tras la crisis del 2008, los bancos chinos, además de los cuatro billones de yuanes (580.000 millones de dólares) del programa estatal de gasto, concedieron otros 7,73 billones de yuanes (1,13 billones de dólares) en créditos en un espectacular estímulo financiero para apoyar una economía afectada por la caída de las exportaciones. Parte de ese dinero fue a parar al mercado bursátil y al inmobiliario, proporcionando un auge inesperado, pero la burbuja podría estallar pronto pues muchos inversores son conscientes de que la inyección de dinero no podrá mantenerse a largo plazo.
El sector de la construcción inmobiliaria representaría el 6,4% del PIB del otrora coloso chino pero estaría lastrado por una sui generis financiación piramidal que estaría a punto de implosionar debido al caos financiero en el que estarían inmersas los gigantes Evergrande y Country Garden.
Evergrande anunció pérdidas de 79.000 millones de euros entre 2021 y 2022 y la sangría continua en el primer trimestre del 2023, con pérdidas de 4.200 millones de dólares y un desplome bursátil del 87%. Por su parte, Country Garden declaró pérdidas de 7.000 millones de euros debidos a una caída del 61% en las ventas entre enero y julio y arrastra una caída bursátil del 70% en el presente ejercicio.
Así, la devaluación del yuan debido a un preocupante descenso de la exportaciones en un 8,3 % interanual, habría provocado una caída bursátil en la Bolsa de Shenzhen del 4,5 % anual, tormenta bursátil que podría extenderse en un primer momento a las economías emergentes y del área de influencia china y terminar por contagiar al resto de Bolsas mundiales, lo que causaría un impacto bursátil a nivel global 10 veces superior al que provocó el colapso del emirato petrolero de Dubai.
Retorno del proteccionismo
El aumento de los costes laborales en China habría provocado la deslocalización de numerosas empresas hacia Bangladesh, India o Vietnam con salarios mensuales muy inferiores.
Ello, unido a la prohibición del Gobierno Biden a las empresas de EEUU de invertir en sectores tecnológicos chinos como IA, semiconductores y computación cuántica y a la implementación de políticas neoproteccionistas como el "Chips and Science Act" para incentivar con grandes subvenciones la producción y el desarrollo en suelo estadounidense de semiconductores y futuros coches electrónicos, terminará por dibujar en el horizonte del próximo quinquenio un escenario de proteccionismo económico, con la subsiguiente contracción del comercio mundial, posterior finiquito a la globalización económica y ulterior regreso a los compartimentos estancos en la economía mundial.
|