Cuando se cumplen 20 años del informe de la CVR, recordamos a Roberto Chiara, uno de los principales sindicalistas asesinados por senderistas, quien, el pasado 20 de agosto, debió haber cumplido 73 años de edad.
Son conocidos los casos de dirigentes obreros que fueron acribillados por paramilitares, como los secretarios generales de la federación minera, Saúl Cantoral, y de la CGTP, Pedro Huilca, quienes fallecieron en agosto 1998 y diciembre 1992, respectivamente. Chiara, quien fue el principal dirigente clasista de los trabajadores del calzado, también fue abaleado en 1990, pero por mao-terroristas.
Mientras los senderistas justificaron haber masacrado a María Elena Moyano y a otros dirigentes de Izquierda Unida (IU), aduciendo que ellos colaboraban con las FFAA, nada de eso alegan contra Chiara, quien nunca fue parte de la IU ni pedía una represión democratizante contra los subversivos, pero que si deslindaba con ellos por impulsar acciones terroristas, contraproducentes y provocadoras al margen de las masas.
Hace poco, cuando fui al museo del Lugar de la Memoria no lo vi en la lista de los izquierdistas victimizados por el PCP-SL. Su nombre parece olvidado y hasta confundido con el de su tocayo Chiabra, un exgeneral, rico, blanco y congresista de APP.
Chiara, en cambio, era su opuesto. Ayacuchano, pobre y proletario, él tenía profundos rasgos andinos. Chiara se dejaba sin afeitar sus pocos pelos que tenía para asemejarse a León Trotski. Varias veces lideró el sindicato de Diamante, una de las mayores fábricas entre Lima y Callao. Chiara fue despedido por ser puntal del paro nacional del 19/07/1977. Fue militante del Frente de Izquierda Revolucionaria y del Partido Revolucionario de los Trabajadores junto con Hugo Blanco.
Chiara chocó con el senderismo cuando este boicoteó los paros nacionales de 1977 y 1978 por ser "revisionistas", y luego cuando este desde fuera de los sindicatos imponía "paros armados". Mao-terroristas lo acribillaron, cuando solo tenía 40 años de edad, el 11/4/1990 a las 6 pm, saliendo de su trabajo.
Stalinismo
Chiara, quien nació el 20/08/1949, a 9 años exactos del asesinato de Trotski, nunca pensó que seguidores del mismo Stalin, que ordenó desnucar a su héroe, iban a acabar con su vida. Y ello, justo en el aniversario del triunfo de la revolución boliviana de 1952 que él tanto admiraba.
Para los estalinistas, muchos de sus peores enemigos se encontraban a su izquierda. Por eso ellos asesinaron a Trotski, Zinoviev, Kamenev, Bujarin y a la mayoría de los líderes de la revolución soviética de 1917, a Andreu Nin y otros marxistas en la guerra civil española (1936-39) y a Tạ Thu Thâu (quien ganó las elecciones de Vietnam en 1939 confrontando por la izquierda a Ho Chi Minh).
Otros camaradas sindicalistas suyos, que también fueron despedidos en el paro de 1977, como Enrique Fernández Chacón, Hipólito Henríquez o Magda Benavides, sí llegaron a ser electos congresistas. Chiara, pudo haber logrado ello o haberse convertido en un dirigente laboral a nivel nacional, pero murió prematuramente. Este coetáneo de Huilca, pese a sus dotes de dirigente, solo vivió la tercera parte de la vida adulta de su antiguo compañero Hugo Blanco.
El senderismo no solo hizo un crimen contra Chiara, sino también contra todo el movimiento obrero. Esta secta, que nunca quiso ser parte de la lucha de los trabajadores, asesinó a gente humilde y provocó la militarización. Abimael Guzmán, tras ayudar a que Fujimori imponga y consolide su dictadura, hace 3 décadas le propuso a él un acuerdo de paz, y sus seguidores se convirtieron en los únicos del mundo que pedían la amnistía para todos los corruptos y violadores de derechos humanos durante la guerra interna.
Al fallecer, Chiara dejó una viuda, Angélica Salcedo, y 2 bebes, Magdalena (de solo 2 años de edad) y Roberto (recién nacido). Quien vino al mundo en Ayacucho, se fue de este, no muy lejos del estadio de la U, del cual fue hincha. Quienes lo conocimos, damos fe de su enorme honestidad y entrega a sus ideales y a sus bases. Sus restos se encuentran en un nicho de El Ángel, el mismo cementerio donde se encuentra la tumba de José Carlos Mariátegui, otro de sus maestros.
Otros socialistas asesinados por senderistas
Los senderistas asesinaron a Chiara en el principal cordón industrial de Lima (el que va hacia el oeste desde su centro hacia Callao), poco después de haber hecho lo mismo en 1989 con el sindicalista textil Enrique Castilla Linares al este, en la carretera central.
Si Chiara era un vocero de los obreros que elaboraban calzados, Castilla fue uno de los principales dirigentes nacionales de los trabajadores que confeccionaban telas y ropas. Castilla había entrado (junto con Moyano) al Partido Unificado Mariateguista (el ala más radical de Izquierda Unida) proviniendo del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, el partido de Luis de La Puente que en 1965 inició la mayor guerrilla peruana antes de la "guerra popular" gonzalista. Hoy en Ate hay un mercado que lleva su nombre, homenaje que bien se lo merece también Chiara.
Los senderistas asesinaron en 1991 a Porfirio Suni Quispe, líder sindical de comunidades campesinas y diputado regional de Izquierda Unida, y a Juana López León, lideresa del asentamiento humano Juan Pablo II (Callao) y coordinadora del programa Vaso de Leche ; en 1992 a Nguyen Hilares Santos, dirigente estudiantil y militante de Patria Roja de la Federación Universitaria de la Universidad San Antonio Abad del Cusco; en 1993 a María Elena Moyano, lideresa de Villa El Salvador; y en 1996 a Pascuala Rosado Cornejo exsecretaria general de la Comunidad Urbana Autogestionaria de Huaycán. A estas 2 últimas lideresas vecinales se les dinamitó su cadáver.
Cuando los senderistas iniciaron su levantamiento liquidaron a los alcaldes de la IU de Huancayo y de Huamanga (Saúl Muñoz Menacho en 1984 y a Fermín Darío Azparrent Taipe, quien también era del Partido Comunista Peruano en 1989, respectivamente).
Los crímenes senderistas golpearon a la vanguardia sindical y popular y ayudaron a que la ultraderecha militarice al país e imponga el actual modelo neoliberal y antilaboral.
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