Las bombas de racimo contienen numerosas municiones que se dispersan antes de tocar el blanco y causan graves daños en un radio amplio. Una convención internacional prohibió su empleo, que daña sobre todo a civiles, pero países como Estados Unidos, Rusia y Ucrania no hacen parte del acuerdo. Imagen: Wikimedia Commons
GINEBRA – Los daños causados a la población civil por el empleo de bombas de racimo supera con creces las bajas causadas a fuerzas combatientes, destacó el informe 2023 del monitor sobre esas municiones divulgado este martes 5 por la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW).
“Las municiones de racimo son armas aborrecibles que están prohibidas en todo el mundo porque causan daños y sufrimiento a la población civil tanto de forma inmediata como a largo plazo”, señaló Mary Wareham, directora en la división de armas de HRW y editora del monitor.
Wareham dijo que en la Coalición contra las Municiones de Racimo, que reúne a organizaciones de un centenar de países, están “extremadamente preocupados” por la decisión de Estados Unidos de enviar miles de proyectiles con esa munición a Ucrania, para su lucha contra las fuerzas de Rusia que la atacan.
Las municiones de racimo pueden lanzarse desde tierra mediante sistemas de artillería, cohetes, misiles y proyectiles de mortero, o arrojarse desde aviones. Suelen abrirse en el aire, dispersando múltiples submuniciones o pequeñas cargas explosivas en un amplio radio.
Muchas submuniciones no estallan en el momento del primer impacto, por lo que dejan peligrosos restos similares a las minas terrestres que, durante años, pueden causar muertes y mutilaciones indiscriminadas, hasta que son retiradas y destruidas.
Para Wareham “es inconcebible que sigan muriendo civiles por ataques con municiones de racimo 15 años después de que estas armas fueran prohibidas” por la Convención sobre Municiones en Racimo, ya ratificada por 112 países pero no por Estados Unidos, Rusia ni Ucrania.
Washington justificó el envío de estas municiones como una medida temporal y porque Kiev las utilizaría con fines defensivos y no para atacar el territorio ruso. Las bombetas que se desprenden del racimo pueden alcanzar varios objetivos al mismo tiempo y dañar tanques, equipos y soldados.
Pero Wareham destacó las “amplias evidencias de daños a civiles por estas armas”, y el informe señala que fueron civiles 95 % de las víctimas de la munición de racimo el año pasado, 987 personas en ocho países: Azerbaiyán, Iraq, Laos, Líbano, Myanmar, Siria, Ucrania y Yemen. De las víctimas al explotar remanentes de bombas de racimo 71 % fueron niños.
En Ucrania murieron o resultaron heridas por esa munición 987 personas en 2022, y según HRW “Rusia ha utilizado municiones de racimo en repetidas ocasiones en Ucrania desde su invasión a gran escala del país el 24 de febrero de 2022”. Las fuerzas ucranianas también han utilizado municiones de racimo, causando víctimas civiles.
En Asia, el ejército de Myanmar (el antiguo Birmania), que combate a grupos rebeldes, y las fuerzas gubernamentales sirias, utilizaron municiones de racimo en 2022, causando más daños a civiles. Son otros dos países que no se han adherido a la Convención.
Para HRW “los daños causados a la población civil por el nuevo uso de municiones de racimo y las recientes transferencias de este tipo de armas demuestran la urgente necesidad de que todos los países se sumen a su prohibición internacional”.
“El mayor obstáculo para los países que tratan de erradicar las municiones de racimo son los gobiernos que no están dispuestos a adherirse a la Convención y que socavan sus principios al utilizar o transferir estas armas”, declaró Wareham.
En general, “los países que han prohibido las municiones de racimo están logrando progresos constantes para destruir sus arsenales y limpiar las zonas contaminadas, a pesar de las numerosas dificultades”, reconoció el informe.
Desde 2008, las partes en la Convención han destruido colectivamente casi 1,5 millones de municiones de racimo y 178,5 millones de submuniciones, 99 % de las existencias que han declarado tener almacenadas.
Bulgaria, Perú y Eslovaquia destruyeron al menos 4166 municiones de racimo almacenadas y 134 598 submuniciones durante 2022 y la primera mitad de 2023.
Los Estados parte contaminados por municiones de racimo limpiaron colectivamente más de 93 kilómetros cuadrados de tierras afectadas en 2022, destruyendo al menos 75 779 submuniciones y otros restos de ese tipo de munición.
El informe de la coalición se presentará a los Estados que asistan a la 11ª reunión anual de la Convención sobre Municiones en Racimo de las Naciones Unidas en esta ciudad suiza, del 11 al 14 de septiembre.
A-E/HM - Fuente: IPS
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