Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Idiomas | Lenguas | CONGRESO DE LOS DIPUTADOS | independentismo

Don de lenguas

El esperpento de los pinganillos: sainete surrealista y zafio para resaltar la inexistencia del idioma franco que todos hablamos
Juan Antonio Freije Gayo
viernes, 22 de septiembre de 2023, 11:15 h (CET)

No poseemos los humanos, de momento, el bíblico “don de lenguas”, si bien la inteligencia artificial está a punto, si no la ha conseguido ya, de proporcionarnos uno tipo prótesis, artificio que convertiría el aprendizaje de lenguas en cuestión de placer y no de necesidad. Sin embargo, aún pugnamos por el idioma, tal vez por aquello del 'Volksgeist', ese espíritu del pueblo, encarnado en la lengua, y tan caro a todos los nacionalismos. Hegel fue el padre de la criatura, que se plasmó en la nueva religión de la nación exacerbada y trasformada en un nuevo universal para encuadrar a los individuos independientemente de su voluntad.


Eric Hobsbawm, historiador británico y, a pesar de ello, marxista, identificó el nacionalismo como ideología instrumentalizada por una oligarquía valiéndose de la  ignorancia del pueblo para someterlo a la dictadura del sentimiento.  Llegó a aseverar que “las lenguas nacionales son casi siempre conceptos artificiales y de vez en cuando, como el hebreo moderno, virtualmente inventadas”. Así pues, un marxista persistente, como fue el autor de la sentencia, receló bastante del nacionalismo como vehículo de ingeniería social e impulsor, en tiempos modernos, del monolingüismo por las bravas.


El lenguaje es instrumento privilegiado de edificación de identidades e indispensable, de momento, para construir naciones. Estas no existen desde la noche de los tiempos, sino que son constructos políticos. De ahí que quienes se hallan en la circunstancia de erigir una no puedan admitir otra lengua que la propia. En la España de hoy, el poder político otorgado a los nacionalistas en sus ámbitos administrativos les ha permitido ir articulando poco a poco su nación (no se trataba solo de dinero o transferencias, como pensaron los dirigentes de la España común que necesitaron de ellos), y en ese proceso la lengua común no resulta admisible.


Explica ello el esperpento de los pinganillos, sainete surrealista y zafio para resaltar la inexistencia del idioma franco que todos hablamos. Viene a la memoria el recuerdo de los aspectos esperpénticos de la Primera República, compendiados en la afirmación, probablemente apócrifa, del primero de sus presidentes, Figueras, antes de exiliarse en Francia dejando su puesto, y que venía a decir algo así como “estoy hasta los cojones de todos nosotros”. Se refería Don Estanislao, en el caso de que la frase hubiera sido pronunciada, o pensada, a toda la cadena de absurdos encadenados desde la proclamación del nuevo régimen, con él mismo al frente, y que continuarían tras su renuncia, verbigracia el cantonalismo, cuyos pormenores y anécdotas darían por si solos para todo un ensayo.  El caso es que el “Spain is different” puede nutrirse no sólo de los talantes, ya clásicos, relacionados con el exotismo.  Está asimismo el surrealismo recurrente que aparece y desaparece.  Lo de lo pinganillos, sin ir más lejos.

Noticias relacionadas

Acabaré estas columnas sobre lo poco que puede ofrecer la izquierda política a nuestro país con el último de sus horrorosos cinco mandamientos. Este quinto mandamiento es tratar de imponer siempre la propia opinión y la propia doctrina acusando al adversario de derechas de ser incapaz de diálogo por no aceptar su imposición.

Ahora también sabemos que la máxima autoridad diplomática de la Unión Europea (UE), Kaja Kallas, ha repetido públicamente lo que públicamente Trump nos exige, que gastemos mucho más en lo militar -un 5%-, es decir, mucho más empobrecimiento para los pueblos.

Esta naturaleza herida requiere sanación; el árbol de la vida hay que sustentarlo entre todos y sostenerlo con abecedarios de concordia, antes de que las desavenencias nos rompan los vínculos fraternos y el odio se avive por todas partes, disuadiendo cualquier esperanza viviente que nace del amor y se funda en el amar.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto