Visten uniformes verdes,
tan verdes como praderas, son el honor que camina con sacrificio y entrega. Siempre van de dos en dos, por caminos y veredas, regalando certidumbre donde más peligros vieran. El honor es la divisa, que empapa su vida entera sin reparar en esfuerzos pues lo llevan en sus venas. Saben que su vida es riesgo, en los llanos y en las sierras, en alta mar y en las playas o donde un peligro hubiera. Relucen con el charol, con que cubren sus cabezas cuando van en formación con sus figuras enhiestas. Parecen un solo hombre, porque lo son en esencia, estos héroes de España que nos guardan y nos velan. Como ángeles custodios, que nunca sueltan las riendas, no tienen día ni noche en su muy sufrida senda. Por eso, con hidalguía fidelidad y paciencia, van resolviendo incidentes sin proferir una queja. Y yo, por su gran valor, integridad y grandeza, expreso mi admiración ¡¡por la fiel BENEMÉRITA!!
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