Esta semana quiero hablaros de esta novela. Todo un descubrimiento de la autora novel Ana Martinez Muñoz, de la mano de Alfaguara. Precisamente, ha escrito esta novela, tras haber realizado unos cursos de la plataforma Cursiva de Penguin Random House, editorial que otorga el sello a la novela.
Ya sabéis que a mí me gustan las historias originales, las tramas trepidantes y que se salgan del patrón habitual de novela negra – policíaca al uso. ¿No os pasa que la trama se enfoca en personajes habituales, en agentes de policía que investigan un suceso y toda la narrativa se desarrolla así? Sé que suena a tópico, pero lo comentaba con otra conocida escritora de Donosti, últimamente parece que todas las novelas se parecen; falta ritmo, falta ese ingrediente extra, original, diferente, que se salga del patrón habitual de la novela negra.
Es como si el lector no quisiera arriesgar a leer algo diferente, como si le diera miedo.
Me he encontrado con lectoras que afirman que no les han gustado algunas de las novelas más conocidas del panorama negro actual pero prefieren no pronunciarse por miedo, y digo….¿miedo a qué?
Por eso me gustó la premisa de la que parte este libro, unir novela negra con un trasfondo en el Festival de Cine Porno de Valencia me parecía interesante, morboso incluso. Por qué no decirlo.
Hay lo que hay…. ya sabes …
Unos labios invertidos sugerentes, la sonrisa vertical. El preludio de algo que no se explicita, no hace falta. Pero dentro hay de todo; hay conceptos conocidos por todos y por no todos, sexo oral con explícitas expresiones comunes en el mundo pornográfico empresarial; hay defensores y detractores de la cultura sexual. Hay lo que nadie quiere hacer y todo el mundo hace. La vieja escuela y la nueva; hay discursos aplastantes, «no me intentes convencer»; un padre que ejerce de policía que ejerce de padre a punto de enloquecer, y los hijos que solo quieren mirar sus móviles y jugar a la play. Cuánto se van a perder – piensa el agente Valbuena. Yo también lo pienso, yo estoy con él, menos pantallitas y más leer.
Yo estoy escribiendo varias novelas e intento incorporar ese componente insólito ; por ejemplo, una novia que aparece muerta el día de la boda y la descubre su organizadora de bodas.
Mi amiga Onintza de la librería Elkar, que conoce mis gustos literarios, me habló de este libro y de algunas cuestiones escatológicas que habían hecho que la gente estuviera hablando de él. Comentamos que en La Novia Gitana, los asesinatos los comete introduciendo gusanos vivos en el cerebro de ambas hermanas, algo que tuvo mucha repercusión en el sector literario, fue muy comentado y esa especie de animadversión de los lectores hacia algunas temáticas que incomodan. Pero no nos pareció que fuera para tanto…
En Valencia Roja, El arranque es brutal, icónico y atrapa de inmediato. Tanto que los dos primeros días leí hasta la mitad del libro. Después va desarrollando la trama con maestría y va dejando capítulos abiertos al siguiente enigma, con solo una frase o una pregunta entre los personajes.
Inspectora, tenemos un nuevo homicidio
Me ha resultado muy fácil empatizar con la inspectora, Nela Ferrer, llena de matices (comparte un rasgo de su vida personal con otro personaje de una novela mía) acompañada de numerosos personajes que forman el equipo. Investigación rutinaria, pero bien trabajada.
También me ha gustado cómo va llevando al lector hacia las subtramas dejando en el hilo conductor determinadas incógnitas que se van resolviendo.
Mucha gente lo ha calificado de cierta crudeza pero eso es justo lo que a mí me interesa; una primera página impactante, que atraviese, describiendo una primera secuencia sexual en la que se introduce al director del Festival, que posteriormente será asesinado de una manera atroz.
Este suceso da inicio a una investigación policial en la que conocemos a los personajes principales, tanto los agentes de la UAC de Valencia como los sujetos que forman parte de la trama sexual. Y así ha sido.
Con una temática complicada de tratar, ambientada en la pornografía, podría haber hecho que la autora incurriera en una narrativa vulgar y sin embargo, todo lo contrato, trata con naturalidad adentrándose en una narrativa cuidada y una investigación policial perfecta.
Quizás he echado en falta algo más de desarrollo de esa parte narrativa de índole sexual ya que parece que la trama precisamente invita a ello, pero eso ya es una cuestión personal. Enhorabuena, Ana.
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