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Descanso dominical

Octavi Pereña
Octavi Pereña
miércoles, 29 de julio de 2009, 05:34 h (CET)
El sindicato francés FO publicó el 1 de diciembre de 2008 una ‘carta abierta’ dirigida al presidente Nicolas Sarkozy y a los parlamentarios, contra el trabajo dominical. En Francia se ha abierto un enconado debate sobre la cuestión del descanso dominical que aún dura en el momento en que este escrito vea la luz pública. Esta polémica no se da en otras culturas porque el descanso semanal es una peculiaridad del judaísmo y cristianismo, que beben en la misma fuente de revelación, que ha configurado nuestra manera de ser colectiva.

El descanso semanal Dios lo instituyó una vez finalizada la obra de la creación y antes de que entrase el pecado en el mundo y el trabajo hiciese sudar. “Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo, y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios el día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Génesis,2:2,3).

Más tarde en el Sinaí, cuando Dios reveló a Moisés la ley que debía regular el comportamiento de los israelitas, se legisló la obligatoriedad de guardar el día séptimo (Éxodo,20:8-11), para recordarles que esta jornada especial debían dedicarla exclusivamente al Dios que los había rescatado de la dureza de la esclavitud egipcia. Este mandamiento tiene la finalidad de recordarnos la facilidad con que nos olvidamos de Aquel de quien proceden todas las cosas buenas que disfrutamos. Así y todo, a menudo, los intereses económicos prevalecen sobre los espirituales. La primera manifestación de este cambio de actitud consiste en robarle al séptimo día su carácter sagrado. (Nehemías,13:15-21).

Los opositores franceses al trabajo dominical no luchan porque quieren devolverle al séptimo día su carácter sagrado que se le dio en su constitución. Anne Vidalie y Marie Huret, en su escrito ‘La larga historia del domingo’ (L’Espress,23-12-2008) se preguntan. “Por lo que hace a la elección de la sociedad, ¿qué preferimos? ¿Una sociedad consumista o una sociedad que dé prioridad a la vida social, cultural, deportiva y familiar? Una sociedad igualitaria, ¿o una sociedad que diferencia a los asalariados pobres obligados a trabajar el domingo, y los asalariados que podrán consumir el domingo? He aquí los objetivos que nos esforzamos en defender”. Los autores del comentario añaden: “Hoy, la ironía nos lleva a dar gracias al gobierno por el regalo social que nos ha hecho en esta vigilia de Navidad: ¡A partir de 2009 podremos trabajar el domingo!”

La lucha contra el trabajo dominical está condenada al fracaso si no se recupera el carácter sagrado de esta jornada. Si no se tiene claro que el hombre no sólo se nutre de pan sino de toda palabra que brota de la boca de Dios , siempre penderá sobre los obreros que no quieran trabajar el domingo la amenaza de la mano de obra marroquí o asiática, que no tiene ningún tipo de cobertura sindical, que lo hará.

Detrás de la polémica del descanso dominical se encuentra el dilema de qué tipo de sociedad queremos: Una en la que gobierne Dios u otra en que lo hagan las leyes promulgadas por hombres ambiciosos que oprimen a sus semejantes. Si se elige la segunda, tal como las evidencias lo muestran, la opresión irá en aumento.

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