Tres meses y medio para formar Gobierno. Ya les vale. Primero nos entretuvo Feijóo con no se sabe qué, pues era manifiesto que no podía formar Gobierno; algunos grupos huían de VOX como la sociedad española ha huido de Podemos y otras zarandajas al más puro estilo del «grupo de la tarta». Después del «gallego sabio» ha sido el felón y mentiroso de Moncloa quien se ha regodeado en la espera, sin dar explicaciones y dando cada paso desde el ocultismo al que nos tiene acostumbrados. No ha dejado de mimar a PNV, manosear a Puigdemont y bendecir a golpistas e independentistas. Ha logrado su objetivo, no sin fuertes discusiones con la Casa Real.
Y por fin, hoy se ha celebrado el primer Consejo de ministros del Ejecutivo del mentiroso, Sánchez. Nuevos ministros y ministras, incluso algunos muy mal educados con las personas que abrían las puertas a cada uno a su llegada. Ha habido de todo, como en alfarería. Verdad es que algunos miembros del Ejecutivo precisan de un tiempo reeducándose en el colegio. ¿Como era mujeres las de la apertura no merecen respeto y reconocimiento? Pues decía el felón que su Gobierno era el más feminista de cuantos habían existido. Y yo digo: sí, de boquilla y conveniencia.
El chiste del día ha estado en cómo se ha plagiado la redacción de la futura ley de Amnistía, que no tiene garantías de salir adelante, con un artículo del Código Penal. Y todo para salvar a los golpistas y terroristas de Cataluña como son los Comités de Defensa de la República (CDR). No sé cómo acabará este mastodóntico organigrama del Ejecutivo con 22 ministerios; varios de esos no tienen sentido porque las CC.AA. tienen transferidas las competencias.
En fin, exceso de gastos, inútiles asesores, abundantes favores retribuidos y millones a decenas que no aparecen. Fondos Europeos desaparecidos a conciencia.Ya verán cuando se investiguen y analicen los gastos del Ministerio de IGUAL-DA por parte del Tribunal de Cuentas. No piensen que Irene Montero se ha ido del todo; los tribunales no le van a pasar ni una tras demostrar que ha sido una pésima seudolegisladora, inútil gestora y mediocre repartidora de dinero del Erario Público a chiringuitos de todo tipo, siempre procomunistas y probolivarianos.
Vuelve a estar sola. No ha habido encuesta donde no apareciera como la más incompetente o despreciada del macabro Ejecutivo que formó Sánchez en víspera de la pandemia.Lo mejor que ha podido hacer el «doctor cum fraude»es prescindir de un personaje odioso, soberbio, engreído, chulesco, caricaturesco, bobalicón y paleto. Al menos, tanto ella como la «niña de la curva», nos han servido para la mofa, el entretenimiento y el artículo fácil. La historia ni siquiera se acordará de ellas, ni del ridículo y torpe Garzón. Ni han dado la talla, ni han sabido estar a la altura de las circunstancias. Llegaron de mala manera y se han marchado llorando. Llegaron a pensar que la alfombra roja era de su propiedad, el Falcon para salir de excursión a New York y el ministerio creían que lo iban a heredar como patrimonio personal. ¡Vaya fraude de ministras! Sabido es por qué llegaron al Ejecutivo del felón, en el que nunca debieron aterrizar para solo medrar.
El primer día de Gobierno Frankenstein II y ya se ha vuelto loca la mugre. La TVEspantosa y las cadenas vendidas al poder y llenas de sobones,siempre malhumorados,montan alharacas y aplauden como focas. Los medios de manipulación y desinformación al servicio del mentiroso «cum fraude» encienden las luces de colores por haber servido de muro a la llegada de la derecha. Callan y callan y vuelven a callarante los problemas que desde el primer día tiene encima el nuevo Ejecutivo más los que crearán expertos en ello como Óscar Puente, Mónica García, exlíder de «Hamás Madrid» (ahora sabrá lo que vale un peine porque jamás construyó nada y su trayectoria política la basó en el insulto, el fraude y el latrocinio), la ministra palestina, antisemita y admiradora del terrorismo de Hamás, Sira Rego…Algunos llevan los problemas y la bronca consigo. Al tiempo.
«Nos ha echado del Gobierno Pedro Sánchez», afirmó Irene Montero con la cara avinagrada y de seta que en ella es habitual. Llegó de forma chulesca, se mantuvo por lo que todos sabemos y no ha sabido marcharse. Es inevitable que la ciudadanía comparará a la que vuelve «sola y borracha a casa» con la nueva ministra vallisoletana y encontraremos un abismo entre una y otra: si hasta ayer teníamos una ministra de IGUAL-DA, penosa, odiosa, soberbia y despreciable, ahora comprobaremos que tenemos a una señora equilibrada y con buen talante. Desde Pucela se aportará lo que no se aportó desde Galapagar. Ha llegado en silencio y sabrá marcharse cuando llegue el momento. Lo ha demostrado en el Ayuntamiento pucelano y en las Cortes de Castilla y León. Si ese cambio lo hubiera hecho el felón de Moncloa hace tres años, hubiera ganado decenas de batallas inútiles en las que se metía la «ratita» de los cumpleaños del ministerio.
Conociendo a la nueva ministra de Igualdad, Ana Redondo, estoy convencido de que habrá sentido vergüenza ajena cuando la «exmarquesa» le dijo aquello de «no estés nunca sola y ten cuidado con los hombres de 40 y 50 años, amigos de Pedro Sánchez». ¿Cree el ladrón que todos son de su condición? Hasta en la despedida soltó bilis y odio, regó el escenario de soberbia y mostró su acomplejada e insegura personalidad, que tanto daño le hará si no aprende a cultivar la humildad. Deberá empezar por ser una mujer de una pieza, en vez de serlo solo de medio mandil.
Irene no se va con las manos vacías. Durante dos años le va a quedar el 80% de lo que cobraba, tanto a ella como a su cuchipanda de la tarta y aventuras varias. Y cuando cumpla la edad de jubilación le quedará una pensión vitalicia por haber estado cuatro años al servicio del Estado, como les sucede a los diputados y «diputeros». Otra de las injusticias que los políticos no están dispuestos a arreglar, ni a suprimir. Es una forma de latrocinio encubierta, pero legal, como hay tantas.
Nos vamos a librar del «todos, todas y todes», además de otras muchas tonterías tan habituales en ella. Ni siquiera estaba preparada para asumir la responsabilidad de sus muchos y frecuentes errores. La culpa nunca fue de ella sino de los demás: jueces, fiscales, ministros, compañeros, colaboradores, etc. El descontrol ministerial y la malversación es una característica de su ministerio, además del enchufismo y el desaforado chanchullo mediático. Al tiempo.
Bienvenida sea su marcha. Tanta paz lleve como tranquilidad deja. Pero que cierre la puerta y apague la luz. La ciudadanía ha empezado a lavar la cara de todo lo cutre que nos llegó desde Podemos y desde Izquierda Hundida.
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