Un estudio dirigido desde el Real Jardín Botánico de Madrid con la participación del Centro de Investigaciones sobre Desertificaciones de Valencia, ambos centros del CSIC, publicado en la revista ‘Journal of Ecology’, revela que los hongos son más selectivos hacia sus algas cuando mejoran las condiciones de su ecosistema.
Los líquenes, organismos simbióticos compuestos por hongos y compañeros que pueden realizar la fotosíntesis, algas y/o cianobacterias, son muy sensibles a los cambios en los hábitats en los que viven, reaccionando a mínimos cambios en las condiciones que los rodean. Por esta razón, se han utilizado como bioindicadores de los niveles de contaminación atmosférica, desnaturalización del hábitat u otros cambios derivados del cambio global.
Los cambios en los ecosistemas se han monitorizado mediante el cambio en el número y abundancia de líquenes, pero no sabemos a ciencia cierta cuáles son los cambios que preceden a la desaparición de especies cuando existen alteraciones en las condiciones del hábitat.
La pérdida de hábitat y la fragmentación de ecosistemas naturales, en la que lo que un día fue un paisaje natural y continuo en pequeñas islas de distintos tamaños sin conexión entre ellas, constituye una de las grandes amenazas para biodiversidad a nivel global, por lo que el estudio de los procesos que ocurren tras la pérdida de hábitat y la reducción de éste a fragmentos inconexos, es de vital importancia para entender por qué desaparecen las especies y cómo les afectan estos cambios.
En esta línea de trabajo, investigadores del Real Jardín Botánico (RJB) y del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE) de Valencia, ambos institutos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han estudiado cómo se relacionan los hongos que forman líquenes con sus compañeros fotosintéticos, en un mosaico de bosques mediterráneos de encina en la provincia de Burgos.
Un estudio de más de 2.000 especímenes en un bosque mediterráneo
“Gracias al estudio de más de 2.000 especímenes en diez fragmentos de bosque de distintos tamaños (desde un solo árbol aislado en el campo de cereal hasta un fragmento de más de 200 hectáreas) y mediante el uso de herramientas moleculares de última generación para la identificación de las algas, hemos podido descubrir que el grado de especialización de los hongos hacia sus algas cambia dependiendo del tamaño del fragmento de bosque, siendo mucho más selectivos cuando en fragmentos de mayor tamaño con condiciones más naturales y menos afectados por las condiciones más estresantes del borde del bosque (mayor insolación, mayor temperatura, más viento,…) y por los campos de cereal circundantes”, asegura Alejandro Berlinches de Gea, uno de los investigadores vinculados al RJB-CSIC.
Además, “hemos comprobado que no todas las especies responden de la misma manera, y depende de los rasgos vitales de las especies en cuanto al tipo de crecimiento y a su forma de reproducción, que estos cambios en su grado de especialización se hagan más o menos acusados”, añade el investigador del CIDE-CSIC Miguel Verdú.
El estudio, que acaba de ser publicado en la revista Journal of Ecology, concluye que estos descubrimientos, como señala el científico del Real Jardín Botánico-CSIC Sergio Pérez-Ortega, “son de gran importancia a la hora de entender cómo afectan la pérdida de hábitat a la diversidad en general, y en especial, de unos organismos tan sensibles como los líquenes y, además, revelan que dichos cambios producen variaciones en las comunidades mucho antes de que se produzca la pérdida de especies, y que la capacidad de detectar estos cambios nos puede servir como alertas tempranas en las transformaciones en los ecosistemas ante perturbaciones de origen humano”.
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