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Enfrentamiento entre mentirosos y felones

El prófugo se quejó amargamente ante Sánchez de tener que hablar en «cristiano» en ese Parlamento, en vez de hacerlo en catalán, que es un «derecho fundamental»
Jesús  Salamanca
viernes, 15 de diciembre de 2023, 09:29 h (CET)

Carlos Puigdemont amenaza a Pedro Sánchez, alias «cum fraude» y le pide que aproveche el momento porque de lo contrario peligra «su Moncloa». ¿Qué se puede esperar de felones, mentirosos, delincuentes y mafiosos? ¿Acaso ambos no son todo eso? No había más que ver el miércoles a Carlos Puigdemont en la Eurocámara con una suficiencia inaudita y mirando por encima del hombre a todos, montado en su inmunidad que la cada vez más cutre Corte belga le otorgó, saltándose la obligatoriedad de recoger el acta de europarlamentario en el Congreso de los Diputados de España. Creo más en la seriedad y rigor de la Judicatura española que el «circo» belga de jueces, fiscales y flautistas ocasionales.


Sánchez Puigdemont


«El Puchi» ya no se corta ni un pelo. Mire señor Sánchez, dijo el prófugo español de la Justicia: «del incumplimiento nace la desconfianza». Y lo reiteró delante de todo el Parlamento Europeo, aunque lo más curioso es que se quejó, cual inmaduro político catalán, de que el idioma catalán no se pudiera utilizar en la Eurocámara. Vamos a ver «Puchi»: ni los asturianos se quejan de no usar el bable, ni los leoneses de la falta de uso del «Llionés», ni los vascos de su idioma, ni los gallegos del suyo, ni los del Valle de Arán de su dialecto, ni… ni… Ni siquiera yo me quejo de no poder usar más allá de mi querido terruño el lenguaje particular y exclusivo de Tierra de Campos o el «Portillano» de mi espacio natal en la siembre bendecida y bendita, Tierra de Pinares, en la diagonal pinariega de Castilla.


Ya es hora de que los mediocres tropiecen en sus propios vocablos. ¿Conocéis algún catalán, aparte del «botifler» Rufián, que lo hable con rigor y precisión y peor que Puigdemont? ¡Si ni siquiera lo domina, leches! Lo mismo le pasa a la tal Ponsatí que, cuando habla catalán, mete ranas en cada frase y desconoce la estructura sintáctica del idioma o se traga lapiceros enteros. ¿Alguien conoce lugar peor para hablar el catalán que la TV3 de Cataluña? Es difícil, se lo aseguro, por eso se incentiva el sectarismo, precisamente por el propio reconocimiento de la imperfección brutalmente extendida. ¡Manda huevos!


Sánchez y Puigdemont confían menos el uno en el otro que la ciudadanía española en el esperpéntico Tribunal Constitucional con la composición actual y el felón presidente ocasional. Firmaron el pacto de la Ley de amnistía mirándose al bolsillo, comprobando que ninguno de los dos llevaba navaja, ni escopeta y con toda la desconfianza en qué pasaría el día de la investidura. El mentiroso Sánchez demuestra ser tan hipócrita que ha llegado a pensar que lo que le beneficia a él, beneficia a todos los españoles y facilita la convivencia. Se conoce que no se ha asomado a la calle y no ha escuchado los insultos hacia él, siendo perseguido hasta el catre ¿Se puede ser más gaznápiro y barato? Al menos, Puigdemont demuestra ser más prudente porque es más desconfiado, menos hipócrita y… piensa de Sánchez que «le gusta la fruta»; es decir, lo que pensamos todos del despreciable e impresentable personaje de los pantalones pitillo: felón, falsificador y plagiador de Moncloa.


"El problema de Europa nunca han sido las promesas, el problema de Europa es el cumplimiento de esas promesas", le ha soltado Puigdemont a la cara del mentiroso compulsivo y maquiavélico indómito. Ni más ni menos, aunque, con otras palabras, que lo que Netanyahu le dijo, reprochándole su inutilidad durante la presidencia de la UE, ineficacia permanente, insensatez incontenida y desprecio acumulado hacia Israel, a la vez que apoyaba el terrorismo de Hamás, la fascista unilateralidad para adoptar decisiones y su afán enloquecido por colocarse en el lado equivocado de la historia. Con ello quedó patente que Sánchez no es más que un fantasma engorrinado, capaz de meterse en el albañal y salpicar a cuantos pasen por allí, además de enguarrarse en el dornajo a la vez que lo niega.


Las mentiras de Sánchez me dan pie para contar otras posibles mentiras, o tal vez verdades. Por ejemplo, cómo el PSOE ponía la diana a quienes le estorbaban en el propio partido para que ETA descerrajara dos tiros en la nuca. ¿Y lo hacía con sus propios compañeros? Utilizando la mentira permanente de Sánchez, yo lo puedo demostrar con facilidad, aunque pueda ser también mentira. Algo así como si ETA hubiera puesto la diana a Lasa y Zabala como estorbos para que el PSOE (el GAL y su “X”) los llenara de cal viva.


Ya saben que con la mentira se puede justificar todo y salir airoso de la justificación. LO que no tiene un ápice de mentira son las palabras de la madre de Maite y Joseba Pagazaurtundúa a Patxi López: «Con tus palabras y tus hechos nos helarás la sangre». Y ahí lo tienen, señores, con sus palabras y sus hechos se ha metido en medio del avispero etarra, como uno más, sin remordimientos ni dolor de conciencia, celebrando la unidad de acción. Algunos acaban juntándose, aunque Dios no los críe. ¡Patxi, Patxi, el karma de tiene atrapado para hacértelo pagar! Al tiempo.


Por otra parte, puedo prometer y prometo que Puigdemont se va a quedar sin Ley de amnistía como yo me quedé sin abuela. Doy fe. Ni «Puchi» verá esa amnistía (ya nos hemos encargado de desactivarla); ni el reconocimiento del catalán como lengua oficial de la UE (los 26 lo han rechazado); ni el reconocimiento nacional de Cataluña; ni la convergencia con Europa de Tabarnia y Tractoria; ni el déficit fiscal de esa comunidad con el Estado; ni el traspaso del 100% de competencias. Sánchez da largas. Puigdemont cae en la trampa y así pasa el tiempo… «Sic transit gloria mundi». El prófugo, con odio en los ojos, se quejó amargamente ante Sánchez de haber tenido que hablar en «cristiano» en ese Parlamento, en vez de hacerlo en catalán, algo a lo que él llama «derechos fundamentales».


Pero, hombre, Carlos… ¿derechos fundamentales hablar en catalán? ¡Y yo con estos pelos, carajo! Un derecho fundamental para los españoles es ver cumplir la condena de un golpista por soliviantar el orden constituido y presenciar la igualdad de la ciudadanía ante la ley, incluso verte cumplir la condena por violación, malversación, rebelión, prevaricación y odio al desear que hubiera un muerto el 1-O para echárselo a los «piolines» de España. Eso sí son derechos fundamentales, pero nunca la parlada en catalán o «catetolán», como se dice en Aragón, Valencia y Valle de Arán.


Es de chiste escuchar a Puigdemont hablar en catalán. «Nuestra libertad de expresión en esta Cámara vale menos que la suya. Presidente Sánchez…» para continuar con que «…si se dejan pasar de largo por miedo o por incapacidad, las consecuencias nunca son agradables» le espetó. En fin, palabras vacías. Sánchez ya sabe que la amnistía se diluye, como algunos ministros bocazas están haciendo diluirse a su Gobierno desnaturalizado y lleno de gente poco valiosa, pero buena para «engorilar» e insultar a la ciudadanía versus «macarra» Puente o «bocachanclas» Mónica García, ambos antítesis de la joya pepera de la Asamblea madrileña.


Eso sí, cuando se habla de dinero o de recibir prebendas, estos personajes hablan en español, no vaya a ser que no se les entienda bien y se queden sin retribuciones. Hoy defiendo mis derechos, pero hablo en «cristiano» si he de defender mis dineros. ¡Y dos huevos duros!

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