Los países occidentales nos consideramos los más listos, los más fuertes, los mejor educados y los más guapos. Los hechos nos demuestran que no es para tanto. Cada día podemos observar como los orientales nos dan sopas con honda en el campo de la técnica y la investigación, así como los africanos, en toda suerte de deportes por sus capacidades físicas. Los engreídos WASP norteamericanos, observan como gentes de todas las razas, religiones y procedencias, les van quitando poco a poco sus puestos privilegiados. Pero además, no solo se trata de conocimientos. También tenemos mucho que aprender de esas sociedades que consideramos tribales, pero que, pese a su escaso “progreso” económico –propiciado por las potencias colonialistas que les han ayudado muy poco-, mantienen sus tradiciones ancestrales que les convierten en ejemplo para una sociedad avanzada pero egoísta. Mi buena noticia de hoy me la proporciona la actitud de los habitantes de Costa de Marfil. Un país que, según he señalado en algún artículo, se encuentra en graves dificultades sanitarias y económicas. Pero hay algo que no han olvidado los costa marfileños. Su amor y respeto por los ancianos. Como otros tantos países de la costa occidental africana, han vivido las etapas en las que sus pueblos eran asolados por los tratantes de esclavos y sometidos por la dictadura de sus colonizadores. Para colmo, su paso a la independencia está plagado de conflictos tribales y guerras civiles. Esta penosa situación política no les ha impedido seguir cuidando de sus mayores. La buena noticia de hoy se basa en que, aunque han conseguido montar una residencia de ancianos en Abidjan, la capital del país, esta se encuentra vacía de “clientes”. A diferencia de los países “avanzados”, donde los mayores son considerados como una carga y se propicia su “vejez dorada” en residencias y hogares más o menos lujosos, pero en los que le falta el calor de las familias, los africanos nos enseñan a amar y respetar a los mayores. Amadou Hampâté Bá, un escritor y etnólogo malí, defensor de la tradición oral, dictó una frase que pronto se hizo famosa: “En África, cuando un anciano muere, una biblioteca se quema”. Sus vecinos de Costa de Marfil así lo entienden y prefieren mantener a los ancianos dentro de sus hogares transmitiendo su sabiduría. Otra forma de entender la vida. Aunque no se lleve, sigo pensando que está totalmente vigente el refrán que nos indica “del viejo, el consejo”. Pero difícilmente les podemos escuchar si no los tenemos cerca. No todo está en la Wikipedia.
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