Menudo revuelo y zapatiesta se ha formado con lo que parece ser que fue una cosa sin importancia. Un grupo de personas confeccionan una especie de piñata, cuya figura, según lo que he visto en las noticias, es un muñecucho con una nariz excesivamente larga. Bien, pues esas personas y las que se les añadieron comenzaron a apalear la piñata en la puerta dese la sede del PSOE, hasta que la hicieron trizas.
He visto y revisto el suceso en Internet, cualquiera tiene acceso a ello, y contemplado que, en los muchos vaivenes que le hacen dar al monigote, en ningún momento hay alusión alguna a Pedro Sánchez.
Sin embargo todos los comparsas de Pedro han puesto el grito en el cielo y se han desaforado clamando contra el maltrato que han dado a un muñeco que representa a Sánchez.
He visto, y revisto, mirado y remirado, más de una vez el hecho, y, repito, no he encontrado referencia alguna a Sánchez; entonces me pregunto ¿los conmilitones de estelo tienen en tan baja estima que, cualquier muñecajo con la nariz larga, ya representa a su jefe?
Parece mentira que, especialmente los “excelentísimos señores”, que forman el Gobierno, aunque alguno no sepa hacer ni la O con un canuto, y que cobran, a costa nuestra, sustanciosos sueldos y disfrutan de magníficas prebendad, se dediquen a estas minucias, en lugar de emplear su tiempo en solucionar los realmente serios problemas.
Pero “lo que no se echa en la olla, no lo puede sacar el cazo”. Este refrán explica que de dónde no hay, no se puede sacar. Estos son nuestros dirigentes, no hay, no tienen materia gris, ni altura de miras para dedicarse a otra cosa que no sean discusiones de niños en el patio del colegio.
Caricaturas de Felipe González se publicaban por doquier. Los humoristas gráficos Gallego y Rey se especializaron en ello y cada día nos deleitaban con una nueva. A Rodríguez Zapatero, lo ridiculizaron de todas formas y maneras. Ni por uno ni por otro dio nadie la cara, se admitía como una cosa chusca, motivo de risa y nada más.
¿Qué pasa hoy?, posiblemente sea la necesidad de producir niebla para que tape los verdaderos y graves problemas que tenemos los españoles. Enumerar todos es un contar y no acabar, pero, mientras se fomentan estas naderías, se abren portadas de los noticieros, de los periódicos y de todos los medios de comunicación para entretener y distraer con ellos a esta sociedad aborregada que está como en un fumadero de opio, adormilada, entontecida, mientras la llevan al matadero de la indolencia y miseria.
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