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Fundaciones: destino de los cansados

Muchos comen sin hambre porque no les cuesta ganar el pan de cada día
Ángel Alonso Pachón
martes, 30 de enero de 2024, 11:08 h (CET)

Cuando los grupos pierden la esencia de sus ideales, ya sean religiosos, políticos, sindicales, sociales o ideológicos, aparecen las fundaciones, como sistemas de administración de los bienes raíces o de las tareas propias de sus ideales y contentarse con recibir los intereses que les faciliten vivir sin demasiados inconvenientes, dentro de los inactivos o mortecinos ideales iniciales.


Este hecho sobresale, hoy día, en el mundo religioso, falto de vocaciones, pero propietarios de numerosos Colegios Activos con educadores profesionales seglares, sometidos a un régimen laboral normal.


Darse una vuelta por dichos colegios es como recorrer, en soledad o en grupos silenciosos, cementerios en desuso, hace años llenos de ideales activos, hoy, pequeños hospitales de guerra semi abandonados.


Excepciones, las hay; personas mayores, con sus ideales de servicio incrustados en su interior de creyentes “llamados”...


No se fijan en su edad, sino en las necesidades que tienen los que les rodean, ancianos, padres trabajadores con precaria jubilación, jóvenes perdidos en un mundo de redes sin personalidad propia, personas que buscan ser oídos en confesión...


Todos esas personas no acuden a las Fundaciones, porque no saben dónde se ubican ni quienes son sus responsables; tampoco buscan al resto de religiosos en edad de jubilación “seglar”, que no de jubilación vocacional; buscan las pequeñas parroquias donde se han refugiados los sacerdotes de esas Órdenes en desuso, entregando su vida, sin descanso por edad, sino con una dedicación ejemplar... sin horario.


El gran misterio es que el mundo de las subvenciones estatales se reparte, dicen que según proyectos, entre los idealistas sin tiempo ni ganas, pero con su nombre original en la frente: UGT, COMISIONES OBRERAS, FEMINISMO POR LA IGUALDAD, ASISTENCIA AL TERCER MUNDO, PROYECTOS DE MISIONES SEGLARES...


Siempre con un orden “justo (¿?)” de administración de dichas subvenciones:

Primero A, el personal

Primero B, los mayores subvencionados

Segundo A, el resto para las NECESIDADES DEL PROYECTO PRESENTADO...


...No olvidemos que los caminos son muy primitivos, con baches y desvíos... Hay que tenerlo en cuenta en el reparto... ¡Qué ironía!


La conclusión que muchos sacamos, sin prejuicios personales, es que el pueblo “sencillo” tenía que haber estudiado economía, haberse retirado a algún convento o a alguna asociación con fines “sociales” o, quizás, a algún grupo sindical, “sin ánimo de lucro”.


Ya lo decían nuestros padres: ¡HAY QUE ESPABILAR! ¡CUANDO TE DES CUENTA, NO QUEDA NI UN DURO!


Tenían más razón que un santo... Muchos comen sin hambre porque no les cuesta ganar el pan de cada día...


Esperemos que en las puertas del “más allá” existan mejores controles que aquí, en este mundo tan informatizado, lleno de “virus comilones”.

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