El Espacio Natural de Doñana registró en 2023 el año más cálido de la serie histórica de temperaturas, que comienza en 1978, además de ser muy seco y de mostrar declives de poblaciones de aves acuáticas reproductoras y otras especies, especialmente de anfibios y peces, así como el conejo, del que dependen muchos carnívoros y aves rapaces.
Esas son algunas de las conclusiones recogidas en el informe ‘Estado de la biodiversidad en Doñana 2023’, presentado este jueves en Sevilla por Eloy Revilla, director de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC); Javier Bustamante, vicedirector responsable de la Infraestructura Científico-Técnica Singular (ICTS) de Doñana, y Rocío Fernández Zamudio, coordinadora del Equipo de Agua y Medio Terrestre del Programa de Seguimiento de Procesos Naturales en el Espacio Natural de Doñana.
El último ciclo hidrometeorológico, que va de septiembre de 2022 a agosto de 2023, resultó ser “muy seco” en Doñana, según Fernández Zamudio, puesto que hubo 330,4 litros por metro cuadrado de precipitación, la segunda cifra más baja de la última década tras la de 2021-2022.
En cuanto a las temperaturas, el último ciclo hidrometeorológico 2022-2023 fue el más caluroso del registro histórico con una temperatura media de 19,32 grados. El verano resultó largo y cálido, con 14 días con temperaturas superiores a los 40 grados.
Las altas temperaturas y la escasez de precipitaciones afectaron al sistema de lagunas de Doñana, muy deteriorado por la sobreexplotación del acuífero.
La laguna de Santa Olalla, la más grande de Doñana, volvió a secarse por completo a finales de agosto. Desde que se tienen registros, esta laguna nunca antes se había secado dos veranos seguidos, ni siquiera durante los periodos de sequía extrema de los años 90 ni de principios de los 2000.
Históricamente, Santa Olalla era una laguna de carácter permanente, es decir, mantenía agua durante todo el año, y servía de refugio para muchas especies durante las estaciones más cálidas y secas.
Sin embargo, el hecho de que se haya secado por segundo año consecutivo es indicativo de que ya no quedan lagunas permanentes en Doñana.
Por su parte, las otras dos lagunas más grandes de Doñana, la del Sopetón y la Dulce, se secaron a primeros de julio y a primeros de agosto, respectivamente.
AVES ACUÁTICAS
Por otro lado, las aves acuáticas se contabilizan en Doñana mensualmente con censos aéreos y terrestres desde 1973. En enero de 2023, hubo 206.859 individuos censados, la décima peor cifra para estas fechas de toda la serie histórica, que abarca 60 años.
El número de aves censadas supone solo una tercera parte de la invernada en un año bueno. Destaca la situación del ánsar común, especie emblemática en Doñana, que registró en 2023 la cifra más baja de su historia, con 9.588 ejemplares.
En general, la reproducción de aves acuáticas fue mala, ya que la superficie inundada en primavera resultó escasa y se limitó, en su mayoría, a zonas inundadas de forma artificial o con influencia mareal.
El 68% de las especies que crían en Doñana tienen una tendencia poblacional negativa si se toman como referencia las últimas dos décadas. Esta cifra aumenta al 79% si se calcula la tendencia para los últimos diez años.
En el caso de las rapaces, el milano real invernante sigue presentando un declive importante, con un censo de 120 ejemplares. El aguilucho lagunero occidental no llegó a reproducirse y su población invernante fue censada en 213 individuos, el valor más bajo de toda la serie histórica. Y el halcón peregrino siguió también una tendencia negativa.
CONEJOS
Los mamíferos también cuentan con actuaciones de seguimiento específicos. El conejo siguió unas abundancias muy bajas respecto a las registradas en Doñana en otros años. La liebre presentó una leve disminución, mientras que el ciervo registró una tendencia creciente y el jabalí se mantuvo estable.
“2023 ha sido un mal año para todos los carnívoros en Doñana”, según Bustamante. El zorro siguió siendo el carnívoro más abundante, por delante del tejón y el meloncillo. Las abundancias relativas de la gineta y el lince oscilaron, mientras que los gatos monteses y las nutrias fueron las especies menos abundantes.
ANFIBIOS Y PECES
En el caso de los peces, tres especies autóctonas tuvieron una distribución muy restringida en el Espacio Natural de Doñana es muy restringida: la anguila (no apareció en ningún punto muestreado), el salinete (tampoco pudo ser localizado) y la colmilleja (solo apareció en la Laguna de los Mimbrales).
La situación de los anfibios también es preocupante, pues casi todas las poblaciones de especies presentes en Doñana continúan con una tendencia negativa desde 2019, en consonancia con el periodo de sequía.
También 2023 fue un año con uno de los números de mariposas más bajos por censo, debido a las bajas precipitaciones y las elevadas temperaturas.
Por último, en los datos aportados sobre las especies vegetales hubo una tendencia negativa de la especie de flora amenazada ‘Caropsis verticillato-inundata’, asociada a suelos húmedos y lagunas temporales, algo esperable teniendo en cuenta la regresión de este hábitat y la prolongada sequía.
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