Tenemos la idea de que trabajar supone un esfuerzo que, a final de mes, vemos recompensado. Esto es algo que todo el mundo sabe. Ya sean más o menos horas pero ahí está la constancia diaria y nadie pone en duda que, a pesar de que se trate de un empleo mejor o peor, pero a fin de cuentas, es un trabajo.
Pero cuando eso se pierde, viene el momento de comenzar la búsqueda de un puesto nuevo que pueda ser acorde a nuestras expectativas. Iniciaremos esa investigación con muchas ganas e incluso con iniciativa, pero a medida que va pasando el tiempo, pudiera ser que esa constancia quede un poco en el olvido o pueda flaquear por momentos. Y es que muchas personas, consideran que tener la tarea de buscar una ocupación laboral no es como tal un trabajo. No estará retribuido, claro que no, pero esto supondrá muchas jornadas y tiempos que nos robarán el día a día.
El simple hecho de levantarte, encender el ordenador y pasarse horas mandando currículums a diversas empresas, supone un desgaste mental puesto que, después de eso, lo que haremos será también ver el estado de las candidaturas de días anteriores. Estaremos interesados en comprobar la evolución. Si hemos pasado el proceso de selección, si nos han descartado o muchas de las veces, si han leído nuestro CV. Serán muchas las veces que nos sorprenderemos por la facilidad que tienen los reclutadores de eliminar la posibilidad de que nos conozcan en una entrevista. Y más atroz resulta ver el número de candidatos que han apostado por esa oferta de empleo, al igual que uno mismo. En algunos casos, pudiera parecer una lotería el poder encontrar trabajo.
Y es entonces, cuando no tenemos que rendirnos y seguir porque en cualquier momento puede llegar el puesto en el que seremos seleccionados. No se tratará de días o de semanas, sino de meses o incluso años, pero siempre habrá algo para nosotros. Es evidente que la decepción y la frustración estarán presentes a lo largo del tiempo pero hay que tener las habilidades necesarias para gestionar todas esas emociones y sobre todo, para no dejar llevarnos por ellas cuando esas mismas emociones pueden dañarnos.
Resulta imprescindible confiar en uno mismo y no dejarse llevar por esos pensamientos intrusivos que nos pueden desvalorizar ante las diversas negativas que recibiremos en los procesos de selección.
Es en esos momentos, cuando debemos pensar que si algo no sale, otra cosa habrá porque la búsqueda de empleo es una lucha diaria, es un trabajo constante que supone mucho tiempo invertido, el cual después no tiene recompensa hasta que recibamos una llamada que haga que todo cambie. Y es entonces, cuando entendamos que todo mereció la pena, que esa investigación dio sus frutos y entenderemos que buscar un trabajo es un trabajo en sí aunque muchas personas de nuestro alrededor no lo vean así, porque no estuvieron en la piel de un desempleado. Muchas veces las personas presumen de empatía pero lo cierto, es que hasta que uno no vive las mismas situaciones, es difícil que pueda experimentar sensaciones similares y sobre todo, hoy en día, donde vivimos en una sociedad demasiado independiente donde prevalece, en algunos, el egoísmo por encima de todo. Lo cierto, es que las experiencias dramáticas nos hacen ser más humanos y sensibles con el prójimo y por eso aquello de que hasta que no calzas los mismos zapatos, es imposible entender el camino.
Por lo tanto, el estrés, la fatiga o la angustia que uno pueda sentir ante la búsqueda de empleo es igual de intensa, incluso, a veces más, que la que tiene un trabajador en un jornada habitual. Y es por eso, por lo que cuando nos encontremos con un desempleado, no pensemos que la labor que hace en ese tiempo libre que la vida le ha dado por circunstancias ajenas a él, es un pasatiempo porque esta persona tendrá que lidiar con muchos pensamientos contradictorios y tendrá muchas luchas internas para proseguir con la búsqueda no ya de un empleo, sino de cualquier empleo y sólo por eso, merece el respeto de cualquiera de aquellos que le rodean. Porque hasta que encuentre algo retribuido, esa búsqueda será su trabajo.
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