La respuesta de la comunidad internacional es "inadecuada", afirma World Vision, una de las principales organizaciones de ayuda humanitaria activa en Siria desde los primeros días del conflicto, al cumplirse el viernes 15 de marzo 13 años de la creciente crisis humanitaria. En 2023, el Plan de Respuesta Humanitaria para Siria sólo contaba con un tercio de los fondos, lo que reduce drásticamente la ayuda alimentaria y el acceso a la atención sanitaria para millones de personas.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) calcula que más de la mitad de la población, 12,9 millones de sirios, pasarán hambre en 2024, mientras que otros 2,6 millones están al borde de la inseguridad alimentaria.
La necesidad de ayuda humanitaria en Siria ha alcanzado un máximo histórico, ya que se espera que 16,7 millones de personas necesiten ayuda en 2024, la mayor cifra desde que comenzó la crisis en 2011.
El país sigue sufriendo una crisis de protección, con amenazas constantes a niños, niñas y mujeres. Además, Siria acoge al segundo mayor número de personas desplazadas internas del mundo, con un total de 7,2 millones, muchos de los cuales residen en campamentos superpoblados, agotando aún más los ya escasos recursos.
El reciente terremoto, que causó casi 6.000 muertos y más de 12.800 heridos, ha empeorado la grave situación de Siria y muchas familias han perdido su principal fuente de ingresos. Esta catástrofe ha empujado a millones de personas más a la incapacidad de cubrir sus necesidades básicas, lo que pone de relieve la urgente necesidad de financiación para la recuperación a largo plazo y de mejorar la preparación ante emergencias.
El prolongado conflicto, la recesión económica, las emergencias sanitarias como el COVID-19 y el cólera, junto con la reciente catástrofe sísmica, han llevado a familias y niños y niñas sirios al borde del abismo en su lucha por sobrevivir. Con el 90% de la población siria viviendo por debajo del umbral de la pobreza, este año innumerables sirios se enfrentan a su decimotercer invierno en medio del conflicto, y muchos carecen de refugios adecuados, incluida la infancia, que constituye el 44% de los necesitados. Siria es el segundo país del mundo con mayor número de desplazados internos, lo que aumenta la presión sobre unos recursos muy limitados.
El hambre y la desnutrición siguen aumentando. El Mapa del Hambre del PMA sitúa a Siria en la categoría más alta de consumo insuficiente de alimentos: 12,9 millones de personas, más de la mitad de la población siria, lucha contra la insuficiencia de alimentos, mientras que las tasas de desnutrición aguda y crónica infantil se disparan de forma alarmante. Casi 5,9 millones de personas, el 64% de las cuales son niños y niñas, necesitan apoyo nutricional inmediato. La crisis sanitaria en Siria también se ha intensificado, con una presencia limitada de hospitales, centros de salud y personal en funcionamiento para atender las crecientes necesidades. Con la mitad de los centros de atención primaria de salud fuera de servicio y un descenso significativo del personal sanitario, la situación ha provocado un aumento de las tasas de mortalidad infantil.
Las familias y los niños y niñas están cada vez más expuestos a riesgos de protección. Las pérdidas de documentación esencial y las separaciones familiares tras el terremoto han incrementado los hogares encabezados por niños, el trabajo infantil y los matrimonios precoces. El cierre de espacios seguros para mujeres y niñas debido a la escasez de fondos, así como de centros comunitarios debido a las condiciones de seguridad, han aumentado los riesgos. La recesión económica de Siria ha empujado a las familias a una situación desesperada, con niños y niñas que abandonan la escuela para enfrentarse al trabajo o a matrimonios precoces como tácticas de supervivencia. Especialmente en el noroeste de Siria, la escasez de servicios y la violencia exacerban la vulnerabilidad, sobre todo en el caso de las mujeres y niñas expuestas a la explotación.
Los países de acogida, como Jordania y Turquía, se enfrentan a un nivel de necesidades sin precedentes desde el inicio de la crisis, con mayores vulnerabilidades, aumento de la pobreza y desempleo. A pesar de las dificultades económicas y la escasez de recursos, los gobiernos de acogida prestan servicios públicos esenciales como vivienda/refugio, atención sanitaria, sistemas jurídicos, educación, gestión de residuos y agua, saneamiento e higiene. Han estado sometidos a una gran presión, soportando los costes de acoger a millones de desplazados sirios durante años, al tiempo que se enfrentan al impacto de nuevos conflictos y retos económicos en la región.
El llamamiento urgente de World Vision a la acción hace hincapié no sólo en la necesidad de ayuda humanitaria inmediata, sino también de una estrategia a largo plazo que fomente la resiliencia dentro de la comunidad siria. "Los efectos agravados de un conflicto prolongado, los desastres naturales y los recortes de financiación han dejado a la población siria en una situación desesperada", afirma Emmanuel Isch, director de la respuesta de World Vision en Siria. "Como hemos visto, después de 13 años de crisis humanitaria, el tiempo no está curando ninguna herida para los sirios. De hecho, a medida que pasa el tiempo, esas heridas empeoran. El único remedio para las personas cuyas vidas han quedado destrozadas por la crisis actual es la acción. Debemos volver a comprometernos a encontrar una solución a la situación en Siria, instando a los donantes internacionales a financiar plenamente las necesidades humanitarias y a garantizar el acceso humanitario incondicional y sin restricciones al noroeste de Siria".
El año pasado, la respuesta de World Vision en Siria llegó a aproximadamente 2,4 millones de personas, incluidos más de 1,4 millones de niños y niñas, en diversos sectores como salud y nutrición, protección, salud mental y apoyo psicosocial, educación, medios de subsistencia y agua, saneamiento e higiene.
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